viernes, 10 de abril de 2020

Invitado: Pedro Vigne: "Cacique ranquel MARIANO ROSAS, EL CAUTIVO"


Se sabe que Mariano Rosas (Panguitruz Guor) quien fuera cacique general de las tribus ranquelinas, estuvo cautivo de Juan Manuel de Rosas, quien lo bautizó y le dio su apellido. Pero ¿Cómo fue el hecho que derivó en su cautiverio y las consecuencias que esto trajo aparejado?.


Cuenta la historia que el cacique Yanquetruz estaba perdidamente enamorado de Millacalquin (águila de oro) hija del cacique Yanguelén, quien la había prometido a un jefe indio de las Salinas Grandes.Para evitar que Yanquetruz la tomara, Yanguelén levantó sus toldos en Leuvucó y se fue a vivir con su gente cerca del Fuerte Federación, en la zona de Junín. Yanquetruz murió, dejando como heredero de la corona a su hijo Pichuín, no sin antes reconocer que el único indio que estaba a la altura en importancia era Painé Guor (zorro celeste), quien finalmente quedó como cacique general, dando lugar a la Dinastía de los Zorros.


En 1838 Painé decidió tomar venganza de Yanguelén. Organizó un malón y sus mujeres e indios jóvenes, quedaron acampados en la Laguna Langheló (hoy partido de Gral.Villegas). Entre ellos estaban su hijo Panguitruz Guor y los hijos de Pichuín.


Lo cierto que las fuerzas nacionales y gente de Yanguelén, enteradas del ataque, dieron un rodeo y sorprendieron a éstos últimos que fueron tomados prisioneros. Panguitruz fue llevado ante el gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas, quien lo hizo bautizar y le dio su apellido. Pasaría a llamarse entonces Mariano Rosas. Fue enviado a la estancia que "El Restaurador" tenía en "El Pino" donde aprendió todas las tareas rurales.


Rosas más de una vez intentó seducir a Painé, prometiéndole regresarle a su hijo a cambio de la entrega del unitario Manuel Baigorria, que estaba refugiado entre los indios, Painé nunca aceptó.
Pero Mariano añoraba su tierra y su familia y una noche escapó junto a otros indios cautivos regresando a su Leuvucó natal. Con el tiempo sería consagrado cacique general.


Cuando el coronel Lucio V. Mansilla hizo su famosa "Excursión a los indios Ranqueles" en 1870, Mariano le mostró una carta de Juan Manuel de Rosas que decía:


"Mi querido ahijado:No crea que estoy enojado por su partida, aunque debió habérmelo prevenido para evitarme el disgusto de no saber que se había hecho. Nada es más natural que usted quisiera ver a sus padres, sin embargo que nunca me lo manifestó. Yo le habría ayudado en el viaje haciéndolo acompañar. Dígale a Painé que tengo mucho cariño por él, que le deseo todo bien, lo mismo que a sus capitanejos e indiadas. Reciba este pequeño obsequio que es cuanto por ahora le puedo mandar. Ocurra a mi siempre que esté pobre. No olvide mis consejos porque son los de un padrino cariñoso y que Dios le de mucha salud y larga vida. Su afectísimo Juan de Rosas. Pos-data: Cuando se desocupe venga a visitarme con algunos amigos."


Mariano agradeció la atención pero por las dudas no aceptó el convite. Tampoco salió más a malón. En esos casos los comandaba su hermano Epugner. No obstante no le guardaba rencor a su padrino, pues reconocía que todo lo que sabía se lo debía a él: Como se compone un caballo parejero, como se cuida el ganado vacuno, yeguarizo y lanar para que se aumente pronto y esté en buenas carnes en toda estación. Le había enseñado a enlazar, a pialar y a bolear a lo gaucho. Que además le debía el ser cristiano, lo que le había valido ser muy afortunado en sus empresas.


Mariano Rosas murió en Leuvucó en 1877 aparentemente de viruela. Su tumba fue profanada durante "La Conquista del Desierto" y con el paso de los años el cráneo terminó en el Museo de La Plata. Actualmente descansa en un mausoleo construido en su Leuvucó natal.


©Pedro Vigne
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