La vida nos sorprende conociendo a gente no solo talentosa
sino sencilla y que hace mucho por los demás. En cultura, no es común que se
compartan éxitos, más bien dentro del ámbito literario, hay bastantes egos.
Cosa que no sucede , al menos eso es lo que me pareció, con los integrantes de
la Asociación uruguaya de escritores (AUDE).
Su Presidente, la Sra Marta Estigarribia, nació el 19 de
setiembre de 1952 en Nuevo Berlín departamento de Río Negro- Uruguay.
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en AUDE |
Es socia fundadora de la filial Uruguay del Ateneo Rioplatense
y miembro de la Asociación Uruguaya de Escritores(A-U-D-E-)-Actualmente ejerce
la Presidencia período 2018-2019
Asiste a escuelas y liceos de Montevideo e interior a
realizar lecturas de cuentos cómo móvil para incentivar la lectura y comprensión
de textos narrativos-
Ha recibido distinciones y premios varios en certámenes
literarios nacionales, entre ellos 1er- Premio en Narrativa en el Concurso de
cuentos de Federación de Clubes de Residentes del Interior en Montevideo, “Con
el alma en el Pago”(2004 y 2011)- Se distingue su Libro de cuentos “Porteras
Adentro” en el Club Río Negro para actividades por el Día del
Patrimonio(2009-Homenaje a las tradiciones)- El cuento “El beso en la pared”
fue premiado en el Concurso Nacional del Ministerio de Ganadería, Agricultura y
Pesca(2014) “Mujer de campo, de río o de mar”- El cuento “Una muñeca para
Luciana’’ fue premiado por el Banco de Previsión Social y Editorial Fin de
Siglo en el concurso nacional “Cuando yo era chico”- La editorial Botella al
Mar realiza Distinción Especial en Literatura Infantil a su novela para niños
“El lazo maestro” en el marco del 14º- Encuentro Internacional Poetas y
Narradores de las Dos Orillas (2015)- El cuento “Un paquebote de proa al mar”
recibe el Primer Premio en Narrativa en el Certamen Literario “La Cumparsita y
el Palacio Salvo” de la Comisión del Palacio Salvo, AGADU y Casa de Escritores-
Se han publicado varios de sus cuentos en semanarios del
interior: Suplemento Literario de Ecos Regionales que se edita en los departamentos
de Flores y Durazno- En el Semanario El Eco de Palmira que se edita en Nueva
Palmira con tiraje además en Carmelo y Colonia Capital-También en el Semanario
El Pregonero de Young-Sus cuentos han sido editados en Revista Literaria
Autores Contemporáneos en Rumania por la Editorial PIM- Editorial Altazor de
Perú ha editado cuentos en una antología de cuentos infantiles autores
latinoamericanos-
Ha publicado: “Porteras Adentro”, cuentos(2007), “Boca de
noche”, cuentos(2009), “El lazo maestro”, novela infantil(2012) ¨El beso en la
pared¨ cuentos(2016) ¨Hay maleza en la pradera¨ cuentos, edición bilingüe
rumano-español(2017) y ¨El conjuro de las palabras¨cuentos,(2019) e integra
múltiples antologías con otros autores, destacando “Letras Americanas” de Editorial
Botella al Mar con autores latinoamericanos(2012 y 2014)- ¨7 Escritores
Literatura Infantil¨Colección narradores del mundo(2017) EDITORIAL Botella al
Mar- Cuentos Infantiles de Editorial Altazor(2017)Perú-
Entre otras actividades integró el Grupo de Teatro del Club
Río Negro desde el año 2004 hasta 2017 dirigido por la Prof- y Dramaturga
Teresa Deubaldo-
Marta enseguida aceptó la propuesta de la presentación de mi
libro y ahí nomás organizó fechas y encuentros, por que estoy sumamente
agradecida.
Marta, ¿cuál es el libro que más recordás de tu infancia?
El libro que más recuerdo de la infancia es Chico Carlo
de Juana de Ibarbourou. La mancha de humedad yo la tenía en el techo de mi cuarto
y la miraba y buscaba las formas más inverosímiles. También recuerdo La Biblia,
porque mi madre la tenía en la mesita de luz
y yo la abría y me gustaba la tersura de sus páginas. Además mi madre-
gran devota, en mi casa funcionaba todos los jueves el costurero Santa María
donde se reunían varias vecinas a acondicionar ropas que luego repartían con el
Párroco en los barrios más pobres- nos leía en voz alta Salmos a mis hermanas y
a mí. A mí me llamaban mucho la atención las revistas que llegaban a mi casa
porque una tía las recibía. Life y unos cuadernillos sobre educación sexual que
seguramente leía a escondidas porque traía fotos en blanco y negro que a mí me
despertaban mucha curiosidad. Se recibía la revista Selecciones y yo tenía mis
columnas preferidas. Mi madre era proclive a leer en voz alta artículos del
diario El País de los Domingos. Estoy en la infancia, recuerdo a Heidi a
Mujercitas y libros de cuentos de Morosoli.
¿Quienes fueron tus referentes en la literatura?
Mis referentes en la Literatura está en los autores
uruguayos, soy cuentista y me inspira Horacio Quiroga, Morosoli, Mario Arregui
y los "raros" Felisberto Hernández y Mario Levrero, porque te abren
la cabeza y dónde te hacen pensar que en materia de literatura nunca está todo dicho. Siempre es posible inventar
más. Con el correr del tiempo me empezó a gustar Juan Carlos Onetti, no es un
autor de fácil lectura, tenés que tomarte tu tiempo y concentrarte. Es muy
vivencial y de corte existencialista. Comulgo mucho ahora con Onetti. Pero es
un autor que fatiga. Tenés que tomarlo y abandonarlo un tiempo, hasta que lo
extrañás y allí te sumergís nuevamente en su mundo.
De los clásicos españoles he aprendido mucho. Me encanta
Unamuno. Ortega y Gasset, García Lorca- Contemporáneos españoles leo a
Ildefonso Falcones, a Pérez Reverte. También leo los americanos como Fuentes,
García Márquez, Vargas Llosa y Jorge Luis Borges es uno mis mentores de cuentos. Y Pablo Neruda
me inunda de emoción. Me gustan las poetas uruguayas Delmira Agustini, Juana de
América y con Ida Vitale tengo una deuda momentánea, la estoy entendiendo. Me
encanta Sandor Marai, Irene Nemirovsky y John O´Henry. A Scott Fitzgerald y
Edgar Allan Poe los tengo de cabecera.
¿Se combinan la literatura y el teatro a la hora de
escribir?
Creo que sin ser algo conciente, mis narraciones son algo
teatralizadas en cuanto a la exageración de la descripcion de los personajes,
en cuanto al clima creado en el transcurso de la narración, planteo un
escenario muy marcado y nunca me olvido de bajar el telón. Le digo
explícitamente all lector "La obra terminó", o con un final dudoso o con
un final muy O¨Henry con una vuelta de tuerca inesperada. Sí, creo firmemente
que el teatro se cuela entre las líneas de mis narraciones.
¿Planificas las historias al detalle antes de escribirlas
o las dejas surgir sobre la marcha?
El numen de la historia que voy a escribir, siempre lo
tengo claro. Yo escribo mis cuentos en mi cabeza primero, los tengo
permanentemente en mi pensamientos. Los traigo, los llevo, los guardo, los
modifico. Pero siempre conviven conmigo un tiempo, hasta me molestan un poco,
porque me invade la historia y me distrae de la cotidianidad. Hasta que llega a
un punto de maduración y lo tengo que sacar de mi cabeza. Es en ese momento que
me pongo a escribir, generalmente de un tirón porque ya lo tengo elaborado
mentalmente. Claro que luego de mi primera inspiración viene la etapa de
corrección que es la que menos me gusta, pero es necesario. En ese punto, el
numen , el cerno del cuento nunca lo corrijo, me limito a recortar y ordenar.
Sobre la marcha y cuando escribo a veces me surgen nuevas ideas o diálogos que
si aportan al cuento los dejo sino los dejo pasar.
¿Cuánto tiempo le dedicas a escribir?
No soy muy metódica, tengo mis momentos. Mi gran momento
es la noche. Muy entrada la noche cuando la casa está en silencio, puedo
ordenar mejor mis ideas y manejo de otra manera mis tiempos. Soy noctámbula.
También uso los papelitos y las libretitas para anotar ideas. Algunas me
asaltan cuando estoy durmiendo. Me despierto, enciendo la luz y anoto. Finales
de cuentos me han abordado durante las horas de descanso. Títulos de los
cuentos o de mis libros me han surgido como por arte de magia. Sin mediar para
ello una actitud volutiva. Escribí una nouvelle a partir de un título que me
vino a la mente mientras estaba en duermevela. Apareció el título y el
subtítulo. A partir de esta sugerencia que vino no sé de donde, escribí una
historia de desamor.
¿Ebook o libro en papel?
No tengo E-Book. No leo ni cuentos ni novelas en
Internet. Tenemos una Biblioteca en mi casa que debe andar por los dos mil
libros. Es nuestro mayor tesoro con mi esposo. El es una gran lector. Y cuando
descubre algún libro que me puede interesar, me lo compra. También es el primer
corrector. Es el que lee el "crudo" y me lo devuelve siempre con
algún aporte o sugerencia. Es una bendición que lo tenga al alcance de la cama,
duerme conmigo.
Los libros son apasionantes. Siempre están allí,
esperando que los abras. Siempre tienen alguna sorpresa para tí.
Ser Presidente de una entidad como AUDE, además de la
responsabilidad que conlleva, tiene mucho trabajo de coordinación y estudio.
¿Cómo se realiza ese trabajo cuando hay que elegir autores para presentar o
charlar para dar dentro del marco de la cultura?
En AUDE, tenemos una grilla con conferencistas o
investigadores de literatura que siempre están dispuestos a dar una charla para
los socios. También aparecen propuestas y escritores o periodistas que estudian
autores y ofrecen charlas a la Institución. Lo que hacemos es ponderar obras y
autores y siempre estamos atentos. Buscamos la oportunidad de homenajear algún
escritor o alguna obra en particular usando de apoyo las efemérides. Los años
redondos marcan hitos en la literatura
tanto de autores nacionales como internacionales. Le damos mucha prioridad a
los autores nacionales.
La Directiva funciona como equipo donde todos aportan
ideas. Tenemos fijada como Institución objetivos claros en materia de Misión y
Visión, como cualquier empresa. Planificamos actividades por semestre y fijamos
responsabilidades claras para cada integrante de la Directiva. La mayoría de
las reuniones son virtuales, chateamos. Nos servimos de la tecnología para
estar conectados y saber de los avances sobre las actividades mensuales. Exige
un trabajo de coordinación importante. Tengo formación para ello. Fui Gerente
de Banco mucho tiempo y la parte ejecutiva no me es ajena.
¿Cómo está ambientado tu lugar de trabajo o donde
generalmente sueles escribir?
Mi lugar de trabajo es un escritorio donde además de
muchos libros, tengo afectos, cuadros, adornos, regalos. Es luminoso da al
patio trasero y estoy en un segundo piso. Tengo una lámpara, la computadora y
mucho desorden en mi escritorio. Suelo escribir con música de fondo, alguna
vela encendida, incienso y tengo una lámpara de sal. Tengo muchos manuscritos
en hojas sueltas y cuadernolas. Tengo retratos de mis padres- fallecidos- y de
mis hijos y nietos- ellos son mis inspiraciones más viscerales. Guardo
programas de Operas de Obras de teatro, mapas de lugares que he recorrido
aunque no sé bien para que los guardo. Me gustan los marcalibros y las
lapiceras. Soy obsesiva con ellos. No colecciono pero amontono. Amo las
libretitas tengo decenas, aún llenas, las guardo muy cerca de mí.
Me gusta
verlas y abrirlas de vez en cuando. tengo todo tipo de anotaciones. Es como abrir
una ventana en el tiempo.
Si tuvieras que elegir un personaje de ficción de algún
libro para sentarte a charlar un rato, ¿a quién elegirías?
Me gustaría hablar con muchos de mis personajes y
preguntarles si los traté bien si se sintieron respetados, si les dí libertad
para expresarse y si me aprecian tanto como yo los aprecio a ellos. Mis
personajes son familia. Vvivieron mucho tiempo dentro de mí. Los expulsé el día
que materialicé la historia. Por lo tanto yo tengo mucho de ellos y ellos mucho
de mí.
Son auténticos. Casi reales. Cada tanto me gusta reencontrarme con ellos
y leo de nuevo el cuento y siento que no los fallutié. De que los pinté en su
esencia lo más cercano a mi corazón. Y entonces una sonrisa de satisfacción se
dibuja en mis labios.
¿Con qué frase que repetís a diario podemos
identificarte?
Una frase que me identifica podría ser referida al trabajo-
Hay que hacer las cosas bien, porque da el mismo trabajo hacerlas mal que bien,
entonces hagámoslas bien!
¿Qué actividades planea Marta para el próximo año fuera
de AUDE?
En cuanto actividades propias para el año próximo, tengo
empezada una nouvelle infantil de la que ya tengo escritos algunos capítulos,
pienso terminarla y presentarla en el 2020- Tengo otra nouvelle para adultos
terminada a la que quiero agregarle un capitulo final que estoy pergeñando, por
ahora lo tengo en mi cabeza, en cuanto sienta que está maduro lo escribo. Me
sucede como si fuera un árbol que da frutos. No lo dejo caer hasta cuando esté
en su punto óptimo de maduración.
¿Una sugerencia para quienes comienzan a escribir:
En cuanto a alguna sugerencia para escritores que se inician
yo les diría que escriban como decía Quiroga con la emoción en la punta del lápiz- Que sean auténticos-
Que lean mucho y buenos autores- De todos aprendemos algo- Y que se entrenen,
como en todo en la vida escribir es entrenamiento, vas agarrando experiencia y
confianza en ti mismo. Para escribir hay que despojarse del ego porque debemos
tomar el lugar del personaje, tenemos que ser generosos y abrir el corazón a lo
que nos sugiere el personaje. Porque los personajes tienen vida propia y la
mayoría de las veces hacen lo que ellos quieren. Para eso no hay que
encerrarlos, hay que darles libertad de expresión. Ellos tienen mucho que
decir. Tenemos que despojarnos de prejuicios y hasta del género del escritor,
el sexo nos condiciona. hay que dejarlo a un lado para ser libres de toda
atadura. No es lo mismo cuando estamos leyendo un libro, y me pongo en el lugar
del lector, mirar el personaje a través del vidrio de una ventana que caminar a
su lado y darle espacio, tiempo y caminar con él. No mirarlo de afuera,
meternos dentro de él, sino nunca vamos a sentir como late su corazón.
Abrazo querida amiga, espero que te haya respondido a tus
inquietudes.
Algunos de sus cuentos:
El pisotón
-¡A mí no! ¡A mí no!
-¡Despierta, Lucero! ¡Estás soñando!
En aquel tiempo todos los niños del barrio jugábamos
en la vereda. Compartíamos juguetes con los vecinos y algunos ancianos sentados
en sillas en las puertas de sus casas, deshilachaban su tiempo compartiendo
juegos con nosotros.
Había un viejo de cara huesuda, de cabellos largos y
enmarañados, que siempre salía a la vereda arrastrando una vieja silla de paja,
a la que le brotaba la fibra rota por todos lados como la barba maltrecha de un
anciano. Se llamaba Cosme, usaba unos pantalones anchos y gastados. Toda su
ropa, de arriba abajo, estaba plagada de pequeños agujeros mordisqueados por
las brasas de sus mal armados cigarros de tabaco.
Practicaba una rara costumbre. Llamaba a todos los
niños que correteábamos en la vereda y arrojaba varias monedas al aire que al
caer, lo hacían junto a sus pies. Los niños nos abalanzábamos unos arriba de
otros a juntarlas, cuando él, con un movimiento rápido, las cubría con un
pisotón, sin moverse de su silla.
En el intento, siempre había alguno que le arrebataba
la moneda con la agilidad de un felino, tirando un zarpazo más rápido que el de
sus pies. Pero había otros, como me ocurrió a mí aquella vez, que no pude zafar
del pisotón y mi pequeña manita quedó atrapada bajo aquel zapato negro, viejo y
acordonado. Pesaba tanto que yo tironeaba y tironeaba y no podía quitar la mano
de allí. Fue cuando Cosme se apiadó de mí y apenas levantó el pie, entonces
salí corriendo tan rápido que parecía volar. Lo miré de lejos. El viejo Cosme
reía, reía y mostraba una dentadura raleada y manchada de nicotina.
-Mañana debes ser más ágil, niñita- me gritó con la
mano en alto, en señal de advertencia.
Cosme repetía su juego todos los días. Mientras al
resto de los niños, les divertía la ocurrencia, a mí me causaba una especie de
terror.
-Volví a soñar con Cosme- le dije a mi marido- Me
había pisado otra vez.
Más allá de que Cosme siempre me resultó un personaje
sarcástico, recién hoy a la distancia, entiendo aquella provocación.
No me caben dudas que él buscaba divertirse, pero en
el fondo existía una clara intención de acuñarnos una enseñanza. Como un viejo
erudito, cada día ponía a prueba nuestra agilidad física y mental. Jugando, nos
estaba entrenando para la vida.
Durante la peregrinación de toda nuestra existencia,
la fortaleza espiritual es insuficiente sino se nutre de reflejos oportunos y
de un ojo visor que nos alerte casi en guardia permanente de donde y cuando
puede venir el próximo pisotón.
¡Cosme, viejo sabio!
La luz que me ilumina
Por suerte cuando lo dijo estaba sana, lúcida y fresca
como una lechuga.
-El día que me muera, me llevan a un crematorio.
Reciban las cenizas aunque sea en una bolsa de nylon y me esparcen al viento
desde el Faro de Punta Carretas.
Mi madre hilvanaba las costuras con tal prolijidad que
daba lástima deshacerlas. Hacía más de 30 años que se dedicaba a realizar
arreglos y reformas de ropa en un barrio común de Montevideo, mucho antes de
que se transformara en una opción habitacional de alto poder adquisitivo, luego
de que la vieja penitenciaría mutara en un distinguido centro de compras. Las
clientas le confiaban sus vestidos con tanta fidelidad que se convirtieron en
amigas.
-¡Cómo les dije! Mirá si me van a elevar en esos
parapetos chillones hasta el último piso de los nichos municipales. ¡Es
patético! Que me tiren a una hoguera como a Juana de Arco. Eso sí, que no falte
nadie a la ceremonia del Faro
Ella estaba totalmente consustanciada con aquella
hidalga figura que se recortaba en el horizonte. Desde la ventana de su
habitación de costuras podía ver la Farola destellar cada diez segundos, con
una luz blanca y otra roja alternadamente. El Faro ubicado en la Punta Brava de
Montevideo, aquella lengua rocosa internada en el mar que había provocado
tantos naufragios, no sólo era un centinela de navegantes, sino que rutilaba
para ella en la alta noche en un arpegio de puntadas, hilos y retazos. El
vigía, con su cadencia refulgente se le presentaba como una criatura viva,
fiel, imperturbable, eterna…
Mi madre enfermó malamente y se murió sin remedio. Los
hechos se precipitaron.
-Señorita, podemos hacer la cremación, pero necesitará
una urna para llevarse las cenizas. Hay de diferentes modelos y precios. La más
económica sale $ 5.000 más los servicios de cremación.
- Lo siento mucho no dispongo de ese dinero. No tengo
recursos.
-Si es así, puede traer cualquier recipiente con tapa
para un traslado seguro.
El día señalado aparecí con un balde de plástico de
ésos de jabón en polvo. “Mi madre era muy limpita”-pensé-“No se va a ofender”.
Ocurrió que yo nunca pensé que el volumen de cenizas sería tan grande. Así que
me retiré del lugar con el balde lleno y un resto en una bolsa de nylon como lo
presagiara mi madre. Sonreí al recordarla.
Llegó el día previsto para la ceremonia en su Faro
amado. Obviamente evité el trámite ante Prefectura pensando que me iba a
encontrar con una negativa. Pero no podía dejar de cumplir la voluntad de mi
madre. Invité a los más allegados, una docena de personas entre familiares y
amigos, que fuimos subiendo los escalones en silencio, hasta alcanzar los casi
veinte metros de altura. A mí me parecieron cien. Sería yo, su única hija, la
encargada de abrir el Tupper, que finalmente compré, último refugio de los
restos de mi progenitora, para esparcir sus cenizas hacia los cuatro puntos
cardinales. Ocurrió que en el preciso momento en que retiro la tapa, apareció
de la nada una bocanada de viento y en el remolino las espolvoreó encima de
todos los presentes.
Algunos atinaron a realizar la señal de la cruz, otros
con unos disimulados golpecitos intentaban retirar el polvillo de sus ropas,
otros tosían y carraspeaban, hubo un tío que estornudó. A mí me despertó
disculpas varias y hasta una risita nerviosa. Era de tardecita. El sol se
estaba ocultando en la lejanía y en ese preciso momento se encendió la
luminaria del Faro, en un destello fulminante, blanco, largo y difuso.
Espléndido. La reacción fue espontánea. Todos aplaudieron aquella explosión de
luz. No había lugar a la vacilación. Mi madre me agradecía con el mejor de los
guiños, el respeto a su decisión de morar a los pies del coloso guardián y amigo
trasnochado.
©Marta Estigarribia
………………
Entrevista ©Silvia Vázquez
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