Defendieron la Soberanía
Por Elisa Corina Bacigaluppi
Río Paraná, litoraleño, rumoroso y territorial,
testigo tutelar en las albóreas contiendas,
por el ser o el no ser de nuestra incipiente nacionalidad.
Allí fue, en ese recodo, donde ambas márgenes se estrecharon
rubricando un abrazo federal,
enfrentamiento sin deseos de propia agresión, sino agredidos,
fantasmas corporizados con aires de cautivar,
nutrida flota comercial y guerrera,
inquisidora y temida en todos los mares del mundo,
anglofrancesa, invencible armada imperial.
Llegando a la canícula de 1845 se reafirmó la argentinidad,
don Juan Manuel de Rosas, elegido por voluntad popular,
con magnetismo, valor y diplomacia, al enemigo supo disipar.
Fugazmente adiestró a sus valientes,
para dar escarmiento al insolente invasor.
Ruido de metales, relinchos victoriosos,
humildes cadenas, con fortaleza criolla y colosal,
metrallas y cohetes a la Congreve con alas de libertad,
y desde las mutiladas baterías ' Manuelita' y 'Restaurador',
volvían con fiereza sus ojos hacia occidente,
mágicos titanes como Mansilla, Thorne, Crespo y otros más
dejando a la Confederación Argentina en un idilio infernal,
pero seguros de un milagro ejemplar.
Una bandera hecha jirones, pero no rendida.
Una salva de artillería, saludándola.
Arificios protocolares y como epílogo triunfal
firmados con solemne firmeza y dignidad,
Arana - Southern y Arana - Lepredour, sendos tratados de paz.
Custodiados por brillante canciller,
lacres y sellos, en cofre de oro y de marfil están,
blasones de aquella jornada,
donde la piel gaucha se legó a la inmortalidad.
Vuelta de Obligado, enclave defensivo, rincón patrimonial,
tierra bendita, aura soberano y coro secular,
legendario y joven pueblo americano,
que hoy funde en el bronce, enmienda, reconoce y venera,
al supremo Brigadier General.
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😊👍
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