“Ante las atrocidades, tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo.”
Elie Wiesel. Premio Nobel de la Paz 1987
Sexualidad y poder.
Las relaciones de poder, fundamentalmente dominación y/o violencia, impregnan los lazos sociales. Es importante destacar que tanto la sexualidad como el poder tienen una eficacia multiplicadora pero, hablar de sexualidad y poder, implica ubicarse en zonas de frontera, no como lo marginal sino como las zonas de donde surgen las leyes.
El discurso freudiano llevó a cabo una apertura tan fundamental de la sexualidad que la misma dejó de ser parte de tramas oscuras y degeneraciones congénitas.
Freud le dio la sexualidad la importancia que merecía convirtiéndolo en lo primordial en la teoría psicoanalítica. Sin embargo, en estos desarrollos, que revolucionaron la comprensión de las relaciones humanas, el campo de la femineidad y su relación con las mujeres, queda marcado por múltiples interrogantes y puntos ciegos, que afectan también la comprensión de la masculinidad y la sexualidad masculina.
En 1915, Freud delimitó, en la primera teoría de las pulsiones, el concepto de pulsión de dominio, que secundariamente se une a la sexualidad. Sin embargo, en los finales de su obra, la pulsión de dominio queda incluida en el amplio campo de la pulsión de muerte (1920) y también aquí su ligazón con Eros sería secundaria. El sadismo, como expresión de la pulsión de muerte, entra al servicio de la pulsión sexual.
De todas maneras considero conveniente volver a la gran pregunta que, según sus palabras, no pudo responder después de treinta años de estudio del alma femenina: ¿qué quieren las mujeres?”
Foucault consideró a la sexualidad como un punto de pasaje para las relaciones de poder. En este sentido, la sexualidad sería un elemento instrumental, utilizable para las más variables estrategias de poder concernientes a ambos sexos, a diferentes edades y clases sociales. Señala también que hay una producción multiforme de hechos de dominación.
La sexualidad se constituye en instrumento del poder, pero a la vez, irrumpe siempre como un factor en exceso, que lo desborda, de acuerdo a las características del campo pulsional. Por otra parte, hay un poder silencioso e implícito en los sistemas de pensamiento compartidos, en los saberes acerca de la sexualidad, de los cuerpos. Que el lenguaje no sea neutro, implica tomar en cuenta cuáles son las relaciones entre los discursos sobre la sexualidad y sus efectos en la estructuración psíquica en cada sujeto.
Sabemos, por ejemplo, que el cuerpo es, fundamentalmente, un cuerpo erógeno que se construye sobre un cuerpo anatómico. Pero, los cuerpos en su erogeneidad también son modelados por los deseos, ideales y concepciones parentales, que, a su vez, están atravesados por los sistemas de pensamiento imperantes en los discursos sociales.
Acoso y abuso sexual
Cuando el sábado pasado, vi la espléndida película El Escándalo y escuché: "Si quieres trabajar con los peces gordos tendrás que acostarte con los peces gordos", pensé que era un tema como para no dejar de trabajar, por las consecuencias del acoso, tanto en mujeres como en hombres y por lo referido al movimiento
#MeToo.
El escándalo (Bombshell), es una película estadounidense de 2019 dirigida por Jay Roach, que fuera el responsable de la excelente historia del guionista Trumbo y el acoso sufrido por él por parte del macartismo y la conocida Caza de Brujas estadounidense.
En El Escándalo, muestra la caída del que dirigiera Fox News hasta hace unos años, el depredador sexual Roger Ailes, interpretado estupendamente por el heptagenario John Lithgow.
Estrenada el 13 de diciembre de 2019, la película que recibió 3 nominaciones a los Premios Óscar y ganó en la categoría Mejor Maquillaje y Peluquería, se centra en las historias de algunas mujeres que formaban parte del personal de Fox News y sus alegatos sobre acoso sexual del fundador Roger Ailes.
Pese a que la primera regla de los empresarios es “no demandes a tu jefe”, las valientes mujeres consiguieron sacar a la luz, al machista y repugnante acoso a las periodistas y conductoras de televisión que dependían de él.
"¿Cómo crees que he triunfado? ¿Cómo crees que se consigue un programa de máxima audiencia?" Eran las preguntas habituales, cuando había algún planteo respecto de los requerimientos para trabajar en Fox News. Aunque el tema estaba claro, y a un acosador no se le puede disculpar jamás por su comportamiento, no deja la cinta de mostrar cómo algunas de las víctimas del director de la cadena conservadora de noticias Fox News, aprovecharon la oportunidad que su físico les brindó para subir en sus respectivas carreras.
Theron y Robbie hicieron grandes papeles. La primera, interpretando a la periodista que en el 2015, durante un debate televisivo, se enfrentó a Domald Trump, por sus comentarios machistas. La segunda, en la piel de un personaje ficticio pero de mucha utilidad. Gracias a ellas, el espectador, conoce de primera mano los abusos que las periodistas más veteranas denuncian. Kayla es una joven reportera con las mismas ambiciones que Ailes utilizó en beneficio propio cuando, años atrás, Gretchen Carlson y Megyn Kelly llegaron a la Fox, dispuestas a demostrar su valía.
Al introducir el personaje de Margot Robbie en la trama, el guionista de El escándalo pone sobre la mesa las diferencias y similitudes entre estas periodistas que representan el presente, pasado y futuro del historial de acoso sexual del fundador de la Fox. A través de la voz de la más joven reprocha a sus compañeras su silencio y se replantea la importancia de las prioridades morales frente a los sueños. Theron tiene gran peso tanto en la trama como en el rodaje de la película y plantea otra de las principales cuestiones, el feminismo. A pesar del enfrentamiento entre su personaje y Donald Trump por sus comentarios sexistas, la periodista es firme en declararse no feminista durante este preludio del
#MeToo originado en un entorno conservador, lo que deja el debate abierto: ¿está el feminismo ligado a una única ideología?
Según la comentarista Jazmin Bazán, ninguna las periodistas de Fox News pueda definirse como feminista porque el canal es el exponente del republicanismo más conservador, que defiende los valores de “la familia americana” y los roles de género tradicionales. Por eso, muchos se sorprendieron cuando, en 2016, esta cadena fue el escenario de un reclamo por acoso sexual y abuso de poder en el ámbito laboral, denuncia que antecedió al movimiento
#MeToo.
“La bomba” a la que refiere el filme se desató en julio de 2016, cuando Gretchen Carlson, expresentadora de Fox & Friends -uno de los programas favoritos de Donald Trump-, denunció por “acoso sexual severo y persistente” al presidente y CEO de Fox News, Roger Ailes.
Según Carlson (Nicole Kidman en la película), su jefe la había relegado a tareas marginales y le había rebajado el sueldo por no acceder a sus insinuaciones. “Creo que vos y yo deberíamos haber tenido sexo hace rato, así vos estarías mejor y yo también estaría mejor”, le habría dicho el hombre antes de despedirla, en 2013. Gretchen Carlson fue la primera denunciante. Además del espinoso camino al que Gretchen Carlson se enfrentó cuando acusó a Roger Ailes, “El escándalo” se toma un momento para contar la lucha entre abogados además del daño moral al que se exponen las mujeres que osaron denunciar los abusos. «No denuncias a tu puto jefe», dice la veterana periodista, “porque tal vez eso te marque el resto de tu carrera. Dirán que solo querías dinero, porque nadie te creerá”.
El exnúmero uno de Fox News nunca pisó la cárcel y, luego dejar su cargo, continuó su carrera en la política. Su último trabajo fue como asesor del Presidente Donald Trump, quien suma al menos 17 acusaciones por acoso o abuso.
En mayo de 2017, Ailes se cayó en su casa de Palm Beach y murió tres días después. Más tarde, ese mismo año, las denuncias recayeron sobre otro todopoderoso del mundo del espectáculo: el productor de cine Harvey Weinstein. Esta vez, el escándalo (que sumó más de 80 testimonios) tuvo trascendencia mundial. Fue el inicio del
#MeToo, un hashtag que se convirtió en bandera para millones de mujeres, y que llevó a Weinstein a sentarse por primera vez en el banquillo de los acusados en una corte de Nueva York la semana pasada.
El lunes 24 de febrero de este año, Harvey Weinstein fue declarado culpable de violación y delito sexual. poderoso exproductor de Hollywood.
Este lunes, un tribunal de Nueva York declaró a Harvey Weinstein culpable de dos de los cinco cargos que enfrentaba tras ser acusado por varias mujeres de acoso, abuso sexual y violación.
Aunque las acusaciones mayores podrían haberlo llevado a una sentencia de cadena perpetua, los casos por los que fue encontrado culpable conllevan una pena de entre 5 y 25 años de prisión.
Acoso laboral
Acción que se basa en descalificar, humillar de una manera sostenida en el tiempo, en el trabajo, a cualquier persona, con el fin de desestabilizarla psíquicamente, tiene por objeto el sometimiento de otro a partir de una posición de superioridad.
El acoso es un proceso largo por el cual la persona, sea hombre o mujer y, sin darse cuenta de lo que sucede, va perdiendo su autoestima y la confianza respecto de lo propio.
El acosador, apela a técnicas bastante sutiles como insinuaciones, miradas, mentiras y no cede hasta doblegar al más frágil, incluso dando vuelta la situación desde un lugar en el que priman la fuerza y el poder. Si el humillado, se pone en una posición defensiva, puede provocar más violencia no sólo verbal sino física porque, a pesar de que el agresor no pretende destruir a su víctima de inmediato, su propósito es anular la capacidad de defensa y toda muestra de rebeldía.
En el campo laboral, avasalla a su víctima cuando está sola o la desacredita en presencia de otras personas. Siente el mismo placer como cuando le asigna tareas inalcanzables por los plazos imposibles para concluirlas además de amenazarlo/la con la pérdida del trabajo. Como nadie es imprescindible y muchos, son los afectados por la desocupación, la víctima se somete sin dudar.
El acosador disfruta arrebatándole a su víctima, las tareas de responsabilidad a cambio de tareas rutinarias. También, discriminarlo o ignorarlo, son actos a los que el acosador apela sin ningún prurito. En situaciones extremas, hasta puede retener información y manejarla a su antojo para inducir al error.
Innumerables son los casos en los que las víctimas no pudieron acceder, ni siquiera, a seminarios y cursos de capacitación. Más grave aún, es cuando el acoso laboral llega al extremo de bloquear administrativamente a una persona además de invadir su privacidad, interviniéndole tanto el correo como el teléfono.
Atacar las convicciones personales, la ideología o la religión es el arma privilegiada que muchos, en mi opinión, mediocres, suelen usar.
Acoso sexual
No hay diferencias entre el acoso sexual y el laboral. Ambos se sostienen en la descalificación y humillación del otro.
Si hacemos un recorrido por los programas de televisión, los mismos pueden funcionar como una pantalla propicia para el goce del conductor-acosador, dado que puede maltratar, graciosamente, a algún protagonista independientemente del sexo, aunque, en realidad, la mayoría de las víctimas de la burla, son mujeres. Muchos conductores de programas de radio y, también, de televisión, hacen de la burla su leitmotiv.
Cuando se habla de acoso sexual, se piensa a la mujer como víctima y al hombre como victimario, pero no siempre es así, porque los varones también sufren de acoso propiciado por mujeres, sobre todo en el ámbito laboral. Quiero aclarar que, cuando algunas de las víctimas puede denunciar al hostigador, la misma siempre está relacionada con el exceso de presión, el hostigamiento o, más grave: el chantaje.
En esa cuestión, se apoya película “Atracción Fatal” (1987) dirigida por Adrian Lyne, con los excelentes actores Michael Douglas y Glenn Close. En los EEUU, la película tuvo un gran impacto en la opinión pública por su dramático guión planteando a todo nivel la reflexión sobre la infidelidad conyugal. Sin embrago, a mi parecer, el tema pasaría por el hostigamiento, persecución y maltrato que sufre el personaje masculino. Hasta su vida y la de de su mujer, corren peligro en manos de la amante despechada.
También “Relaciones peligrosas” (1988) dirigida por el inglés Stephen Frears, situada en la decadente Francia dieciochesca prerrevolucionaria, sucede esta historia de intrigas y ambiciones entre la nobleza. La misma da cuenta de la psicopatía del personaje, magistralmente interpretado por John Malcovich, Vizconde de Valmont, quien seduce, hasta enloquecerla, a Madame de Tourvel (Michelle Pfeiffer), una dama casada y conocida por su moral católica.
Respecto del piropo, pese a que sus sinónimos son: galantería, alabanza, cortesía, cumplido, en otras situaciones, suelen ser muy agresivos. En los noviazgos y parejas en general, los piropos, cuando apuntan a la seducción, pueden ser bienvenidos pero no cuando el otro u otra descalifica y humilla al hombre como a la mujer.
En sociedades agresivas como la argentina, el piropo es, muchas veces, el vehículo para violentar a la mujer, sobre todo si ella piensa de una manera diferente de los que ostentan poder.
Quiero concluir con esta frase de Virginia Woolf:
“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”
Y esta reflexión de Nicole Kidman:
“Una de cada tres mujeres puede sufrir de abuso o violencia durante su vida. Esto es una abominable violación a los Derechos Humanos, pero continúa siendo una de las pandemias más invisibles y poco conocidas de nuestros tiempos”
Susana Grimberg. Psicoanalista, escritora y columnista.
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