Si uno pasea por la zona interior de la ciudad de Pinamar, se va a encontrar a unas dos cuadras de la playa, (Martín Pescador y
Libertador) una extraña casa. Más bien, parece un castillo, que hasta hace poco
más de dos fue terminado en su totalidad, luego de más de dos décadas.
Sobresale del resto de las enormes casonas del barrio, por
su arquitectura. El llamado Palacio Augusto, en honor al hijo de su dueño, está
dividido en 4 plantas.
Entre los frondosos eucaliptus de la ciudad, Augusto que es
constructor, y su padre que es ingeniero y ex empleado de Vialidad Nacional, diseñaron
este espacio que se convirtió su opera prima.
El propietario dice que le entusiasma ver lo que despierta
en los visitantes, más aún en temporada, cuando los que pasan por su frente son
atraídos por la majestuosa edificación.
El Palacio está dividido en cuatro pisos con una disposición
muy particular por sus múltiples ingresos, desniveles y terrazas. En la
principal, se encuentra un amplio espacio de recepción, living y comedor. En
otro de los niveles -que también funciona como subsuelo, si se toma como
referencia la fachada- hay una bodega y sótano que conecta hacia el jardín con
pérgola y fuente de agua. Más arriba, la pileta con terraza.
En el último
nivel, las fastuosas suites todas ambientadas con antigüedades restauradas por
su dueño.
Desde la calle solo puede verse una puerta enorme de madera
y ventanas con arcos de época,
miradores, los grandes balcones, torres y ornamentos.
Una verdadera expresión
del arte gótico con influencias árabes.
Maluccio dice que el proyecto se financia alquilando a veces
el subsuelo, pero que por ahora no tiene pensado abrirlo al público, que por ahora es de uso exclusivo
privado, tal vez algún día lo usará para eventos.
©Silvia Vázquez
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