viernes, 28 de febrero de 2020

Antoine Saint Exupéry en Argentina




Solo 378 kilómetros separan Ostende  de la capital de Argentina.

                             

En la ciudad de Ostende, hay un pequeño edificio muy antiguo, que albergó a principio de 1900, a varios escritores famosos, que iban a pasar largas temporadas de verano a una cuadra de las extensas dunas .

     


Bioy Casares y su esposa Silvina Ocampo, hermana de la escritora Victoria Ocampo, eran, además de Antoine Saint Exupéry, el famoso autor francés que escribió El Principito, los asiduos concurrentes al Hotel Ostende.

Salón de planta baja
                               

El principito, el libro más vendido y traducido en todo el mundo después la Biblia, sabemos que fue escrito por Exupery, y se supone que el autor se inspiró en esas mismas dunas que están al frente del hotel, hoy con edificios y casas veraniegas de por medio. Justo en la esquina de Cairo y Biarritz.






                   


antigua máquina de escribir

juego de sapo










Antoine-quien nos enseñó entre otras cosas, que lo esencial es invisible a los ojos– viajó por primera vez a Argentina a finales de los años 20 .Fueron más de 15 meses de aventuras y recorridos a lo largo del país. Estuvo parte del tiempo en Buenos Aires donde escribió El Aviador, su primera obra, y donde conoció a su esposa (Consuelo);hizo infinitos viajes por el sur argentino, como correo postal; llegó hasta el Fin del Mundo en la provincia de Tierra de Fuego, quedó maravillado con la Cordillera de los Andes, y unió las localidades de Bahía Blanca, Viedma, Trelew, Puerto San Julián, Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado y Río Gallegos en un viaje lleno de aventuras.También vivió en el último piso de la Galería Güemes, en la calle Florida (motivo de visita para una próxima nota).


                                               


















Se enamoró de Ostende, y decidió descansar durante dos veranos consecutivos en el hotel al que hoy se puede llegar desde Pinamar, por una calle que costea el mar.
Se puede visitar la habitación que él ocupó – la que se conserva con los muebles originales. Las visitas son martes y jueves por la tarde, según orden de llegada, siempre que el día esté lindo y los huéspedes estén en la playa, para evitar ser molestados por los visitantes.



Vista desde la habitación
        



Habitación 51
  




   

La habitación de Saint Exupéry está conservada originalmente. Muebles, vasijas, y cuadros con copias de sus dibujos, están en el número 5 de la planta alta, subiendo por unas escaleras de hierro muy angostas.

Sentir que una está en esa época, sentada en la misma cama que utilizó mi autor favorito, mirando por la ventana que da al jardín, lleno de enredaderas y plantas trepadoras, es una experiencia inolvidable. Austera, sencilla, simple, y todos sus sinónimos, encierra todas las musas que el autor tuvo a su favor para escribir su obra maestra. Paredes blancas, una puerta.

La cama de caño verde y cisnes en el respaldo, una mesa con sus libros, una tinaja de época sobre un mueble con un espejo, que seguramente utilizó para escribir.

Aquella visita de Antoine, fue motivo para que en el año 2000 se declare formalmente a Antoine Saint Exupéry ciudadano ilustre del Municipio de Pinamar (en coincidencia con el centenario de su nacimiento: 29 de junio de 1900). Una placa en la Planta baja lo demuestra, colocada al lado de un vitraux expectacular sumamente cuidado.

                                   


Une experiencia especial personal, y digna de repetir. Todo lo referente a su vida y obra me atrapa, y culminé la visita comprando el libro que quería conseguir hacía rato “Vuelo nocturno”. Ahora, además de leerlo, recordaré cada espacio donde estuvo él, el mismo que me llevara atado a sus pájaros como la última imagen de su libro, que he escrito en un cuento hace tiempo ya.

Todo esto se lo debo a mi profesora de lengua, María de Lourdes,quien allá por 1977 nos pidió leer "El principito" y lo dibujó en el pizarrón. A medida que iba agregando líneas al dibujo, me iba enamorando de lo que vendría después. Libro que conservo en mi biblioteca y que jamás saldrá de ahí en préstamo. ¿Egoísmo? Puede ser, pero no puedo arriesgarme a perderlo, un libro así no se presta jamás.
Podrán regalarme otro, alguna versión infantil, traducida o no, pero ese es "mi libro".

©Silvia Vázquez

fotos de mi autoría
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