El jueves 27 de junio se realizó la entrega de los premios
del Concurso de Poesía, cuento y cartas de amor, de la Fundación Cathedra, de
manos de su Directora Cultural, María Teresa Spina.
El lugar de reunión del evento literario fue en el Espacio
Cultural del Sur, en el barrio de Barracas.
El salón colmado recibió a los ganadores del concurso:
1° premio: Betina Waks- TROFEO
2° premio: Maria Elena Camba- PLAQUETA
3° premio: Violeta Klimes y María Noel Mozzarelli – PLAQUETA
Mención de honor: Sivia Vázquez (medalla y diploma)
Literatura infantil y Adolescente
1° premio: Laura Barbalace - TROFEO
2° premio: Maria Teresa Gabrielle - PLAQUETA
3° premio: Santiago Girado y Mirta Ramírez –PLAQUETA
Poesía y Cuento
1° premio: Dietris Aguilar -TROFEO
2° premio: Maria Estela Bernath - PLAQUETA
3° premio: Emilio Tulisi – PLAQUETA
EMILIO TULISI- 3ER PREMIO EN CUENTO
EL ZORZAL
Entreabrió los ojos, intrigado. Le llamó la atención no
escuchar el sonido cantarino del agua con jabón en la pileta ni el balbuceo en
francés de Doña Berta, ni la tibieza amarga del primer mate en la cama.
Al levantarse, halló su ropa colgada en exhibición, como
un museo y la guitarra con el estuche abierto, sin el moño que le colocara
Rosita del Valle.
Tampoco llamó Delfino para contarle de un nuevo contrato,
ni Razzano con quien tenía que terminar un tango.
¿Qué esperará Lepera para traerme la letra de “El día que me
quieras”?
¿Me correrá Legui al lunático en el H Nacional?
La Paramount, ¿tendrá el guión de “Cuesta abajo”?
Se dijo, mejor me empilcho y encaro para el Abasto, no
sea cosa que la barra comience el ensayo sin mí, justo ahora que Cadícamo me
trajo un tanguito al que le tengo mucha efe; se llama “Pompas”.
Notó que el monograma del lengue apenas se distinguía
pero le restó importancia, se calzó el gacho gris y enfilo para la calle Juan
Jaurés.
Su sorpresa fue mayúscula, el tipo de vehículos que
circulaban a velocidad temeraria con que se desplazaban, las pilchas
estrafalarias y sobre todo la carencia de referentes del rrioba.
La herrería de Cosme, con el portón abierto y procediendo a colocar las
herraduras de los caballos de los carros.
Pancho, el carbonero de la esquina que tenía las manos y
la cara negra de hollín, pero con el alma inmaculada ¿Dónde están? ¿Y el
talabartero? ¿Y el repartidor de leche?
Llego a Corrientes ¿Para qué? Las vidrieras del Shopping
Abasto lo enceguecieron: estaba todo limpito, sí, pero extrañó el vocerío del
sube y baja de los bultos y encima desde un bondi, le gritaron, Gardelito ¿El
café marcha? Una cargada, lo que faltaba.
Llego a Chanta Cuatro; en lugar de peones y carreros,
timberos, chorros, jugadores de truco y bochas y minas fieles de gran corazón,
había una tienda de souvenires.
Enfrente, una estatua ¡Su estatua!: Qué carajo… De un
aparato de colección alcanzó a escuchar un tango, antes de caer desplomado; el
sombrero rodó por el falso adoquinado y su cuerpo, ya exánime fue rodeado por
la gente asombrada de su afecto.
No faltó quien dijera que laburaba de estatua viviente.
Ambulancia, autopsia, morgue; no hubo caso, lo enterraron
como NN a no poder identificarlo. Tenía quemadas las huellas de los dedos.
Pasó un bondi; en el espejo, sonriente, la foto de
Gardel.
………..
SILVIA VAZQUEZ. Mención de honor “Carta de amor”-
Ya no están tus labios en los míos,
ya no tengo el sabor de tu sal,
ni me puedo suspender en el aire
cuando ignoras mis ansias de amar.
cuando tiembla mi boca y no doy más,
ya tus besos no tengo, ni tú los ansías:
besos rotos que no puedo reparar.
Fue el destino quien te apartó de mi lado,
fue el quien hizo mis lágrimas brotar,
cuando me dijiste que ya no me amabas
y que en mi vida no estarás más.
Estoy reparando mis besos rotos,
para tenerlos conmigo
y para recordarte aunque estés lejos
y no dormirme en el olvido.
©Silvia Vázquez
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