jueves, 31 de diciembre de 2020

Ana von Rebeur sigue haciendo de las suyas

 La escritora de la legendaria Revista Humor y tantos libros para mujeres, esta vez se dedicó a escribir sobre su madre. Como siempre en un típico tono alegre y distendido, Ana hace de las suyas, cotado las “andanzas” y “ocurrencias” de su mamá, con Alzheimer. Con autorización de la autora, dejo para ustedes un párrafodef esta creación y si quieren seguir riendo, lo pueden pedir al mail que figura abajo, ya que está solamente en PDF:

 

                   





Fragmento  del libro "Mamma Mia", en venta en pdf via anavon@hotmail.com:


                                                    



"Es verano y lo único que quiere que le lleve son cerezas, que se las come de un bocado. Así que paso todos los días con un cuarto kilo de cerezas que le paso por la ventana del geriátrico, que da a la calle.  De  cualquier otra cosa que le lleve, se queja. De las cerezas no. El domingo no tuve  ni un momento para ir . Se vienen las fiestas, y ella todos los días me pregunta a que hora la paso a buscar para pasar Nochebuena en familia . Se le metió  eso en la cabeza porque decoraron el geriátrico de Navidad  con arbolito y guirnaldas, y eso altera a todos los viejitos. Trae recuerdos de  Navidades  infantiles y felices.  En mi familia, hace  quince años éramos  entre  30 y 35 a la mesa  en Nochebuena, y se festejaba siempre en mi casa. Ahora quedamos tres. Entre peleas familiares, tías que se volvieron ancianas , primos que antes eran niños y hoy se casaron y se fueron a vivir lejos , o que festejan en la casa de los suegros…ya no queda nadie para festejar nada en familia. Pero mi mamá  insiste en estar en la cena familiar.  Es gracioso, porque en estas fechas todo el mundo se estresa por la obligación de ser felices. La mitad del planeta se entristece por las navidades tristes que tenían en sus infancias pobres cuando no había plata para regalos ni  comida fastuosa, la otra mitad  se  apena porque ya no hay más Navidades felices con toda la familia comiendo a lo bestia y pudiendo comprar regalos para todos, y el resto se apena por los muertos que ya no están, o los parientes ofendidos entre sí. Todo es una Gran Pena. Pero mi mamá se quedó en el pasado, cuando mi  abuelo cantaba  villancicos  alemanes ante un árbol gigante, hecho con plumas verdes e iluminado con velitas  ( no se incendió nunca de milagro) , el pavo al horno hecho por mi abuela durante horas y el stollen que hacia mi mama, y la campanita de bronce  que anunciaba el momento de apertura de los regalos, la banda de niños fingiendo creer en Papá Noel  , y la visita de todos los vecinos de la cuadra a brindar después de las doce y lanzar cañitas voladoras y encender bengalas y estrellitas.  De todo eso, no quedó nada . Pero mi mamá lo tiene presente. 









Estamos en pandemia, todo  restringido por el Covid 19, y en el geriátrico no se ponen de acuerdo de que medidas tomar y me pasan info cruzada, Finalmente, resuelven permitir visitas de  20 minutos, por turno, solo a un hijo por  anciano.  O llevarse a  tu viejo y devolverlo con el test de  Covid  negativo. Averiguo quien hace teste el dia  25, 26 o  27 y no hay  turnos ni lugares abiertos en esos días . Se trataría de cuidar  yo sola a mi madre en casa no sé cuantos días , para pasarlas solas en casa porque mi hijo  aún no sabe  adonde va a ir  y los otros dos la pasan con el padre .  Una amiga me invita a su casa a una hora de viaje,  ofrece que nos quedemos a dormir en su casa  con mi madre, pero  me aterra que ella al no conocer la casa  se  tropiece y se lastime en la noche del  24. Consulto a todas mis amigas sabías  que ya tiene experiencia en esto. Todas me dicen que  no es bueno sacar a mi mamá de noche , y menos sin poder llevarla  de vuelta  al geriátrico hasta no se sabe cuando consiga  hacerle el hisopado del covid . Averiguo entre mis colegas enfermeras y me dan  un teléfono de una  enfermera que hace el test a domicilio  a  un tercio de precio normal del test. La llamo y me dice que ella tiene  a la familia en el interior, pasa las fiestas con ellos y no sabe cuando vuelve, porque encima  hay paros de trenes y  de ómnibus de larga distancia. Mis amigas me dicen que un test a un tercio de precio normal es una chantada  y el resultado debe ser trucho. Mis amigas me narran historias de viejos sacados del geriátrico para alguna reunión familiar, que tropezaron en la noche al tratar de ir a un baño desconocido (por ya olvidado) , se fracturaron  la cadera , los internaron, se agarraron Covid en el hospital y  murieron.  Que no la saque, que festeje otro día fuera de esta fecha. Que festeje de día, porque a la noche los viejitos se ponen bravos y molestos, que la pongo en mucho riesgo a mi mamá . Que no maneje de noche con ella porque la calle está llena de borrachos. Que para que tanto lio si ella va a olvidar todo de todos modos. Que la vez que una de ellas sacó a su madre del geriátrico para celebrar Navidad con la familia , la madre llegó a la casa y  sin saludar a nadie dijo que estaba  cansada ,  se metió en la cama, y la llamaba cada dos minutos para preguntarle quiénes eran esos que hacían tanto ruido que no la dejaban dormir, y que ella no disfrutó ni un minuto de la fiesta para tener que  ir corriendo a explicarle cien veces  lo mismo a la madre durante toda la noche .  Una amiga me dijo que más allá de la demencia de  mi mamá, ella  debería adaptarse  igual al cambio de los tiempos: hay pandemia y ya no hay familia con quien celebrar nada. Todo cambió . “ Ana ,parece que si entráramos en guerra y nos estuvieran bombardeando , insistieras en que tu mamá no se entere de que estamos en guerra. Dejate de joder. Hay una realidad . Tienen que asumirla vos y ella”. Preparo  el vittel thoné pensando en quién carajo  se lo va a comer . Le pido a mi mamá la receta del stollen. No la recuerda, se la pido a mi  primo alemán . Dice que compre cardamomo , queso quark, rhum , harina de almendras, azúcar avainillada  y  no sé cuantas cosas más que hay en Alemania y acá no hay o son carísimas. Me pongo a  hacer el stollen a la criolla. De última, irá todo al freezer . El domingo a la tarde la llamo a mi madre, para disculparme por no haberle llevado cerezas y comunicarle mi decisión. Escucho música, risas y aplausos  rítmicos 

- Holaaa , ¿ qué tal? ¡Acá estamos de fiesta porque vino un genio a tocar el piano, canciones lindísimas,  y estamos todos cantando y bailando jajaja!…. ¡Esperá que me quieren sacar a bailar, jajaja!… .¡Me piden que corte porque vamos a bailar , así que te dejo! …

- Dale anda a bailar , pero te quería avisar que no te puedo pasar a buscar para Nochebuena porque el gobernador  Kicillof  prohibió las reuniones  de navidad por la pandemia .

- Ah, claro, Kicillof es hijo de rusos y ellos no festejan la Navidad.- me dice-  Creo que los rusos  la festejan el  6 de enero. Me parece fantástico, menos problema para todos . ¡Grande, Kicillof, jaja ! Te dejo porque me voy a bailar , jaaaa. Tralalaláaa….¿conoces esta canción? ¡Es relinda! Chauuu …


                                                       

 Mi madre  la pasa mejor que yo, en todo sentido.

©Ana von Rebeur

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Silvia Vázquez

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1 comentario:

  1. Las admiro. A tu madre porque, enferma y todo, se la banca. Lo sepa o no.
    Y vos TE LA BANCÁS CON HUMOR, con mayúsculas y que suena a AMOR. Me emociona, yo tengo mi mama vieja y sana de la cabeza, gracias a DIOS, y así y todo es duro remarla 'en dulce de leche'. El tuyo más espeso, mucho más espero que el mío...
    Te sigo desde la Humor, bella rubia azafata. Gracias y publica el libro en formato papel, por favor.. Creo que a muchos nos vendría bien👏👏👏🍀💋

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