viernes, 18 de diciembre de 2020

"Exposición Homenaje a Olga Orozco (1920-2020)"

 


A partir del 11 de diciembre 2020 está abierta al público la exposición homenaje a Olga Orozco, en Biblioteca Popular Manuel Posse Rodríguez, de lunes a viernes de 9 a 12 hs. y de 16 a 19 hs. En Anguil. La Pampa

Aquí ilustraciones de las jóvenes Marianela Micoli, Julieta Blanco y Valentina Kalinger

Parte de estas ilustraciones nacen del poema de Olga Orozco "La Cartomancia" publicado en su libro  "Juegos Peligrosos". Este libro fue uno de los favoritos de su autora y ésta no se recataba a la hora de confesarlo a todo el mundo, como para indicar a quien quisiera entenderla, que en él están recogidas todas y cada una de las claves que, a la postre, van a resultar imprescindibles para la comprensión de su universo poético.

                

En la muestra homenaje también  brilla un sector lumínico que expone la Bibliotecaria Cristina Sphan

                           


 


                                 

Relación de Olga Orozco con Anguil

-Su primer marido fue Miguel Gómez, escritor reconocido que vivió en Anguil en su niñez.

-Su tía Zelmira Orozco fue docente en la Escuela Nº 39, desde 1.911 hasta 1913.

-El 18/08/1995 Olga visitó la Biblioteca Popular de Anguil y Casa de la Cultura y dejó un mensaje en el libro de visitas.

 

Su casa en Toay

 

Esperamos que todos puedan disfrutar de esta muestra de una de las escritoras argentinas que se caracteriza por una inteligencia sutil que le permite una capacidad para recurrir a los tropos — el uso frecuente y logrado que hace del oxímoron—; también sabe hacer uso de versículos en los que desarrolla una especial y visionaria imaginación pródiga en expresiones, siendo sus temas frecuentes la evocación de la niñez, que asimila con la época del paraíso perdido, la adolescencia - época de la develación - o, en última instancia, el recurso de la memoria en donde el tiempo parece a resguardo y recuperable ante la muerte.













Galardones

«Primer Premio Municipal de Poesía» (1963)

«Premio de Honor de la Fundación Argentina» (1971)

«Premio Nacional de Teatro a Pieza Inédita» (1972) por Y el humo de tu incendio está subiendo

«Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes» (1980)

«Premio Esteban Echeverría»

«Gran Premio de Honor» de la SADE (1989)

«Premio Nacional de Poesía» (1988)

«Premio Gabriela Mistral» de la OEA (1988)

«Premio Konex de Platino de la Fundación Konex» (1994)

«Láurea de Poesía de la Universidad de Turín»

«Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo» (1998)

«Premio Konex de Honor» (2004).7​










LA CARTOMANCIA

Oye ladrar los perros que indagan el linaje de las sombras,

óyelos desgarrar la tela del presagio.

Escucha. Alguien avanza

y las maderas crujen debajo de tus pies como si huyeras sin cesar

    y sin cesar llegaras.

Tú sellaste las puertas con tu nombre inscripto en las cenizas de

    ayer y de mañana.

Pero alguien ha llegado.

Y otros rostros te soplan el rostro en los espejos

donde ya no eres más que una bujía desgarrada,

una luna invadida debajo de las aguas por triunfos y combates,

por helechos.

 

Aquí está lo que es, lo que fue, lo que vendrá, lo que puede

    venir.

Siete respuestas tienes para siete preguntas.

Lo atestigua tu carta que es el signo del Mundo:

a tu derecha el Ángel,

a tu izquierda el Demonio.

 

¿Quién llama?,

¿pero quién llama desde tu nacimiento hasta tu

    muerte

con una llave rota, con un anillo que hace años fue enterrado?

¿Quiénes planean sobre sus propios pasos como una bandada

    de aves?

Las Estrellas alumbran el cielo del enigma.

Mas lo que quieres ver no puede ser mirado cara a cara

porque su luz es de otro reino.

Y aún no es hora. Y habrá tiempo.

 

Vale más descifrar el nombre de quien entra.

Su carta es la del Loco, con su paciente red de cazar mariposas.

Es el huésped de siempre.

Es el alucinado Emperador del mundo que te habita.

No preguntes quién es. Tú lo conoces

porque tú lo has buscado bajo todas las piedras y en todos los

    abismos

y habéis velado juntos el puro advenimiento del milagro:

un poema en que todo fuera ese todo y tú

—algo más que ese todo—.

Pero nada ha llegado.

Nada que fuera más que estos mismos estériles vocablos.

Y acaso sea tarde.

 

Veamos quién se sienta.

La que está envuelta en lienzos y grazna mientras hila deshilan-

    do tu sábana

tiene por corazón la mariposa negra.

Pero tu vida es larga y su acorde se quebrará muy lejos.

Lo leo en las arenas de la Luna donde está escrito el viaje,

donde está dibujada la casa en que te hundes como una estría

    pálida

en la noche tejida con grandes telarañas por tu Muerte hilandera.

Mas cuídate del agua, del amor y del fuego.

 

Cuídate del amor que es quien se queda.

Para hoy, para mañana, para después de mañana.

Cuídate porque brilla con un brillo de lágrimas y espadas.

Su gloria es la del Sol, tanto como sus furias y su orgullo.

Pero jamás conocerás la paz,

porque tu Fuerza es fuerza de tormentas y la Templanza llora de

    cara contra el muro.

No dormirás del lado de la dicha,

porque en todos tus pasos hay un borde de luto que presagia el

    crimen o el adiós,

y el Ahorcado me anuncia la pavorosa noche que te fue destinada.

 

¿Quieres saber quién te ama?

El que sale a mi encuentro viene desde tu propio corazón.

Brillan sobre su rostro las máscaras de arcilla y corre bajo su piel

    la palidez de todo solitario.

Vino para vivir en una sola vida un cortejo de vidas y de muertes.

Vino para aprender los caballos, los árboles, las piedras,

y se quedó llorando sobre cada vergüenza.

Tú levantaste el muro que lo ampara, pero fue sin querer la

    Torre que lo encierra:

una prisión de seda donde el amor hace sonar sus llaves de inso-

    bornable carcelero.

En tanto el carro aguarda la señal de partir:

la aparición del día vestido de Ermitaño.

Pero no es tiempo aún de convertir la sangre en piedra de me-

    moria.

Aún estáis tendidos en la constelación de los Amantes,

ese río de fuego que pasa devorando la cintura del tiempo que

    os devora,

y me atrevo a decir que ambos pertenecéis a una raza de náufragos

    que se hunden sin salvación y sin consuelo.

 

Cúbrete ahora con la coraza del poder o del perdón, como si

    no temieras,

porque voy a mostrarte quién te odia.

¿No escuchas ya batir su corazón como un ala sombría?

¿No la miras conmigo llegar con un puñal de escarcha a tu

    costado?

Ella, la Emperatriz de tus moradas rotas,

la que funde tu imagen en la cera para los sacrificios,

la que sepulta la torcaza en tinieblas para entenebrecer el aire

    de tu casa,

la que traba tus pasos con ramas de árbol muerto, con uñas en

    menguante, con palabras.

No fue siempre la misma, pero quienquiera que sea es ella misma,

pues su poder no es otro que el ser otra que tú.

Tal es su sortilegio.

Y aunque el Cubiletero haga rodar los dados sobre la mesa del

    destino,

y tu enemiga anude por tres veces tu nombre en el cáñamo

    adverso,

hay por lo menos cinco que sabemos que la partida es vana,

que su triunfo no es triunfo

sino tan sólo un cetro de infortunio que le confiere el Rey desha-

    bitado,

un osario de sueños donde vaga el fantasma del amor que no

    muere.

 

Vas a quedarte a oscuras, vas a quedarte a solas.

Vas a quedarte en la intemperie de tu pecho para que hiera quien

    te mata.

No invoques la Justicia. En su trono desierto se asiló la serpiente.

No trates de encontrar tu talismán de huesos de pescado,

porque es mucha la noche y muchos tus verdugos.

Su púrpura ha enturbiado tus umbrales desde el amanecer

y han marcado en tu puerta los tres signos aciagos

con espadas, con oros y con bastos.

Dentro de un círculo de espadas te encerró la crueldad.

Con dos discos de oro te aniquiló el engaño de párpados de

    escamas.

La violencia trazó con su vara de bastos un relámpago azul en

    tu garganta.

Y entre todos tendieron para ti la estera de las ascuas.

He aquí que los Reyes han llegado.

Vienen para cumplir la profecía.

Vienen para habitar las tres sombras de muerte que escoltarán

    tu muerte

hasta que cese de girar la Rueda del Destino.

 

Agradezco a la bilbliotecaria de Biblioteca Popular Manuel Posse Rodríguez, de Anguil, Cristina Sphan, por el material enviado para esta nota.

©Silvia Vázquez

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