Es solo un momento
Juan aquella mañana se levantó y como siempre discutió en el desayuno con su madre. Salió
veloz y viajando parado hasta la estación de Moreno se bajó atropellando a una señora. Ni
siquiera se molestó en ayudarla a levantarse.
Llegó tarde a su trabajo. Malhumorado se topó con infinidad de legajos que ampliar.
De pronto un supuesto cliente entró a la oficina. Su finalidad era asaltar al dueño de la
imprenta. Forcejeó y de pronto entre el caos de gritos y papeles que volaban se oyó clarito la
detonación. Pum.
Juan cayó herido en una pierna. Desvanecido se fue durmiendo.
Cuando despertó en sí se vio acostado en una cama de hospital. Envuelto en cableríos y una
sonda que le dificultaba intentar en vano,sentarse. Vio a su madre ojerosa y más canosa de lo
que la recordaba.
Al verlo despierto su semblante cambió. Apareció un séquito de enfermeras que se miraban
extrañadas. Entre desconfiadas y alegres.
La realidad era que había estado allí como 5 largos meses, debatiéndose entre la vida y la
muerte. Y nadie creía en que se despertaría.
Hicieron que su madre saliera del cuarto y entraron uno médicos.
Juan ignoraba que en los pasillos era todo un tendal y letanía de su recuperación. Los blas blas
crecían .Para todos era el herido y condenado a muerte de la 467.
Su padre llegó junto a sus hermanos apenas supo de su despertar.
Lo de juan se había complicado. De una herida casi pierde su pierna y su vida.
La estadía se hizo un poco más corta. Estudios. Análisis para constatar su estado de salud.
Quince días después Juan volvía a la casa. Se supo que la editorial lo esperaba y al ver a su
familia reunida con cara de cansados se emocionó.
El lunes próximo debía retornar a su vida normal. Así le habían indicado. Solo quedaba de
recuerdo una pequeña renguera que con kinesiología sanaría.
Juan en su cuarto se despertó para ir al comedor a desayunar. Ya no discutió.
Se dio cuenta que algo había cambiado en el. Era en un solo momento la extraña ausencia de
lo que pudo convertirlo en recuerdo. Ya no sería lo mismo.
Abrazó a su madre y salió a la calle. Dejó el colectivo pasar. No corrió miró todo con ternura.
En un solo momento te cambia la vida.
©Mirta Serrano

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