Víctor Cunha Melo nació en Tacuarembó, un 11 de junio de
1951. Es un poeta, periodista y profesor de literatura uruguayo. Es egresado
del Instituto de Profesores “Artigas” como Profesor de Literatura; tiene un posgrado en Cooperación Cultural
Iberoamericana por la Universidad de Barcelona. Incursionó en el periodismo, la
crónica musical y la crítica literaria en numerosos periódicos y revistas. Su
poesía ha sido interpretada y grabada por diversos músicos uruguayos. También
se ha desempeñado como diseñador gráfico y fotógrafo. Como gestor cultural fue
Encargado de la Oficina de Cultura en el Instituto Nacional de la Juventud y
asesor en la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura. En la
Intendencia de Montevideo dirigió la Sala Zitarrosa, el Museo de las
Migraciones (Bazaar de las Culturas) y el Teatro de Verano “Ramón Collazo”.
Se realizó la exposición “Cristos & Cristales”, primera
muestra individual del fotógrafo, el miércoles 9 de abril en @mapicafe,
Montevideo.
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Con autoridades de la Embajada argentina en Uruguay en la Muestra "Cristos y Cristales" |
A través de una serie de doce fotografías tomadas en el
Cementerio de La Recoleta (Buenos Aires), Cunha propuso un recorrido visual
donde la luz, los vitrales y el paso del tiempo se entrelazan en un juego de
contrastes entre esplendor y abandono.
En esta muestra, la fotografía se convirtió en documento,
poesía y testimonio de belleza persistente.
¿Cómo definiría su estilo en la
fotografía?
No sé si se puede decir así pero soy casi
siempre bastante realista. Y lo que más me interesan son los retratos. Los
rostros dan información mucho más allá de los rasgos identitarios.
¿Qué le inspira a crear sus imágenes?
Tratándose de retratos, voy tras un
conocimiento de la persona, aunque nunca la hayas visto ni las vuelvas a ver.
Los edificios también me interesan, pero desde puntos de vista no comunes.
¿Cómo elige los sujetos y lugares
para sus fotos?
Trato de pensar a las personas o sus
rostros, funcionando en el plano de la hoja. Imaginar lo que se ve por el
ocular o la pantalla pero más grande, hecho foto.
¿Tiene alguna técnica o truco que le
sea útil?
Las naturales de un fotógrafo. Si los ojos
están a foco, el resto viene por añadidura.
¿Qué balance saca de su última
exposición “Cristos y cristales”?
Es una experiencia diferente. Eso pensé
mientras la iba construyendo, pero luego me di cuenta que por más que haya
fotografiado vitrales, lo que estaba haciendo era fotografiar rostros. Así que
me sentí cómodo conmigo. Y los que han visto la muestra creo que quedan
satisfechos. Algunos creo que incluso logran captar el tema patrimonial que
encierra el mostrar esas fotografías de los vitrales de las bóvedas de los
panteones de la Recoleta. Un arte que funciona con la luz, como son los
vitrales y que tenían un destino casi secreto, casi para no ser visto, que es
aproximado a la gente por intermedio de otro arte, que también funciona con la
luz como la fotografía, que los exhibe y los intenta poner en valor. Yo estoy
muy contento de lo que pasó, hubo un proceso interior de darme cuenta de lo que
hice, casi sin darme cuenta, seducido al principio por la belleza de las
imágenes y luego por el granito de arena aportado.
¿Qué fotógrafos o artistas le
influyen?
Es muy difícil hablando de fotografía
encontrar algunos nombres. Con el desarrollo que tiene el género como arte y la
práctica que también tiene como aficción, se cuentan por millones los
practicantes de ella. La mal llamada Escuela de Nueva York es de las que más me
interesan, pero en realidad soy un “mirador” permanente de todo lo que se me
cruza. Creo que es un disciplina artística que incrementa la humildad. Son
tantos los fotógrafos y son tantos los que son excelentes, que la tarea de uno
empieza por reconocerse como un milimétrico punto en el universo.
En cuanto a la escritura, ¿Escribe
todos los días o de manera más ocasional?
Escribo desde adolescente pero nunca he
podido escribir todo el tiempo, ni ponerme horarios de escritura. Viene por
rachas, la imágenes se van juntando y de repente se escribe. A veces corrijo durante meses y a veces está
listo desde el primer momento.
¿Cómo lidia con el bloqueo creativo?
No me preocupa. Tengo los años suficientes
para saber que como viene se va. O por lo menos hasta ahora ha sido así. Este
semana misma, me las he pasado corrigiendo una pequeña serie de poemas de
desamor que me surgieron de pronto.
¿Qué autores o libros le influyen?
He leído suficiente como para saber que hay
que elegir. Que por un lado están los grandes maestros, con los que uno
aprende, como César Vallejo, Ezra Pound, Nicanor Parra, Ernesto Cardenal y la
lista podría ser extensa. Pero por otro lado están los que miro, paso y repaso
a diario, como Miguel Hernández o Federico García Lorca. Según como venga el
día de mi ánimo, me siento maravillado de los que escriben o maldigo por no
tener el nivel con que ellos se expresan.
¿Tienes algún proyecto literario en
mente? ¿Cómo se ve en el futuro como escritor?
Hace un par de años que algunos colegas, me
están pidiendo, sugiriendo, rogando, gritando, etc. que debería hacer una
antología general. Eso ha tenido varios planteos, que van desde unas Obras
Completas a una Obra Escogida. No me queda claro. Seguramente terminará siendo
un volumen grande, pero al que llamaré Poesía poca, como para justificar que
nada de eso no deja de parecerme solamente un ejercicio de vanidad. Los
escritores en general y los poetas en particular, venimos teniendo una
invisibilidad tan abrumadora que a veces pienso que no vale la pena publicar. Y
que si pudiéramos manejar la web con más claridad nos iría mejor…
¿Cuál de sus dos actividades es la
que hace con más gusto?
La literatura (la poesía) y la fotografía,
son cosas que vinieron unidas en mi caso. Aprendí a escribir antes (digo
escribir concretamente poesía) que a fotografiar. Pero sobre fines de la
adolescencia hacía ambas cosas con cierta mínima calidad. Y crecieron juntas. Me
gusta decir que por un lado, hacía fotos y escribía poemas sobre esas fotos, y
que por el otro hacía poemas y muchas veces iba a por las fotos que podrían
ilustrarlos. Lo peculiar es que aún existiendo esa ida y vuelta a nivel de
creación, nunca publiqué juntas ambas cosas. Los poemas no son para ilustrar
fotografías, ni las imágenes son para interpretar poemas. Ambas son cosas muy
serias e independientes, y la referencia cruzada está en otro nivel.
¿Y su participación en lo musical,
como manager o como director de salas?
Ahí terminé haciendo de mi tercera
instancia creativa, un medio de vida. Siempre estuve muy unido a los músicos y
especialmente a los cantores. Para ellos escribí textos de canciones y para
ellos saqué fotos que se necesitaban. Terminé trabajando en ocasiones como
manager para algunos, y un día se dio la posibilidad de que el atendimiento
profesional y de producción que hacía para uno o dos artistas, pudiera hacerlo
para más artistas como asesor en la Direccción de Cultura del Ministerio de
Educación y Cultura y luego como director de la Sala Zitarrosa de la
Intendencia de Montevideo, por ejemplo. Aunque no se crea la carrera de un
músico es por lo general un ámbito de soledad, donde son contados los apoyos
que logran, durante su desarrollo. En mi tarea como asesor en el MEC me tocó
acompañar la implantación del concepto de “gestión cultural” para lo cual tuve
que formarme. La primera vez que participé como alumno en un curso sobre el
tema, dado por gente de la Universidad de Barcelona, iba anotando las cosas que
había hecho bien, la solución a preguntas que me tuvieron desvelado por años, y
pensaba con cierto desasosiego que hubiera sido todo más fácil, si esas clases
hubieran existido cuando empecé a trabajar como productor artístico.
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