Estoy grande
Estoy
grande, sí. Tengo los años suficientes como para no poder agacharme sin que me
duela la cintura. Tampoco puedo correr agilmente como cuando era adolescente y
ganaba las carreras de velocidad, ni mirarme al espejo sin ver leves surcos en mi rostro. Pero también estoy
grande para soportar faltas de respeto, injusticias y malos tratos. Estoy
grande. Lo sé, pero llena de brillo, y no el de la ropa, no el del labial, ni
de las sombras para ojos.
Estoy
grande, pero no lo estoy para decidir lo que quiero y a quien quiero en mi vida
y en mi círculo. No lo estoy para seguir amando, para acunar, para abrazar,
para reír y para llorar cuando tengo ganas.
Estoy
grande, porque no tengo la piel suave y sin manchas, pero me siento feliz de
haber vivido lo suficiente para decir que estoy grande. No soy anciana,pero
tampoco una joven. No soy descartable porque puedo hacer muchas cosas que hacía
cuando no era tan grande. De otro modo, con otro apuro, con otra visión. Puedo
escribir vivencias, puedo soñar, planificar y aunque mi ansiedad me acompañe,
seguir haciendo…todo.
Puedo
acompañar en todo sentido a quienes me aman, a quienes estuvieron cuando hizo
falta.
Soy grande,
¿soy mejor que antes? No lo sé, ¿soy
peor? No lo sé. Soy diferente, madura, consciente, alegre, triste, protestona,
cascarrabias, dulce,amable, y aún me
animo a disfrutar y a concretar sueños. Nadie es quien para impedírmelo, sino
yo misma. Vamos, que puedo, vamos que aunque sea grande, la vida es bella, como
dijo aquel poeta y vale la pena ser vivida.
©Silvia Vázquez

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario