*Nos conocimos en Istambul*
Maravillosa, sensible mini-serie de 8 capítulos.
Bellísima fotografía y actuaciones. Una premisa sencilla que decide bucear en los profundo de las emociones humanas. Tiene momentos que son simplemente sublimes; si bien es un tanto lenta y manifiesta una manera peculiar de introducir nuevos personajes que con el tiempo se van concatenando a las historias principales. Yo medio que me perdí y me parece que algunas quedaron en suspensión. Muestra la Turquía de las mujeres con pañuelos en las cabezas (religiosas) y aquellas que rompen con la tradición. Exquisitamente plasmada es la famosa dicotomía de los seres humanos luz-sombra, dioses-humanos, lo de antes y lo de ahora. Uno de los momentos que me quedó grabado en la memoria es cuando un personaje que está medio “enchulado”, como diría un portorriqueño, con la protagonista, que es deliciosa, muestra que en su media tiene una “papa”; y cercano al final, ella abriga un gesto tan dulce y conmovedor para con él. De esas joyitas hay muchas.
Recomendada por @Teresa Ines Retamar. ¡GRACIAS!
https://www.netflix.com/watch/81214834
*Black Beach*
Thriller dramático español que trata sobre la denuncia política de corrupción en un país en África que podría ser Guinea Ecuatorial pues ahí está la prisión “Black Beach”. Comienza muy simplemente con la misión de un empresario que tiene 2 misiones: negociar la liberación de un ingeniero estadounidense y levantar el embargo que la petrolera, para la cual irá a trabajar, inflige en dicho país. En el transcurso muestra descarnadamente las diferencias socioeconómicas de la clase en poder elitista y la realidad del pueblo devastado por la pobreza. El protagonista, Carlos, (Raúl Arévalo) es invitado a una fiesta en la cual en el hall de entrada pulula una jirafa, una pequeñez que demuestra lo “exóticos” que somos. Me hizo acordar al reciente caso del rapero: Lil Uzi Vert que se incrustó en la frente un diamante de 24 millones. ¿Qué lo qué?, me revuelve el estómago.
Está bien lograda, por momentos muy lenta, bien actuada con un buen guion, si bien por momentos es demasiado inverosímil. Además con un final inesperado que sostiene el suspenso.
Creo que el mayor mérito de “Black Beach” es dar a conocer, por medio de la ficción, una realidad que afecta a varios países africanos; donde la corrupción de gobiernos y empresas es el pan de cada día, y contribuye a la desigualdad social y a los conflictos étnicos.
*Desplazados* en inglés Stateless = sin estado Miniserie de 6 capítulos.
Desgarradora historia de inmigrantes en Australia es uno de los Centros de Detención; si bien es cruda, no es tan cruda como Adú, que comenté el fin de semana pasado. Muestra un balde de agua en un océano de situaciones extremas que padecen 70 millones de inmigrantes por año.
¡GENTE = 70 millones = casi 2 veces la población de Argentina! ¡Es un HORROR! Muestra también la brutalidad del sistema completamente despersonalizado, y como los guardias van tomando coraje en las represiones despiadada. NO está permitido sentir empatía, porque si llegases a sentirla, te ahorcarías. Muestra también la bestialidad e inoperancia de los políticos que no tienen ni idea que pasa y, mucho menos, que están haciendo. En estas 6 horas de la serie hubo solo un quiebre demostrando humanidad frente a una situación intensa y ahí estaban los dos: “prisionero” y guardia sentados en el piso llorando desconsoladamente como niños; los dos pares, por esos segundos se los puede ver como humanos sufriendo. ¿Qué nos pasa cuando nos dan poder? ¿Es siempre corrosivo? ¿Es posible tenerlo y no ejercer distinción o diferencia? Y como dije antes, los casos de Australia son un “balde de agua fría” en un océano.
https://www.netflix.com/watch/81243817
©Carlos Avalle
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