viernes, 5 de febrero de 2021

Musas viajeras

 

Cuando pase esta pandemia, muchos saldrán de viaje, otros seguirán en sus casas y algunos otros, viajaremos mediante las redes. Este lugar que elegí es muy importante para mí, ya que es el partido donde nació mi madre, intendencia de Brión, Galicia, más especificamente. 

El Pazo do Cotón está en la entrada de Negreira a una hora caminando desde su casa natal en Forxán, 5 minutos de auto, luego de cruzar el río, una construcción del siglo XVIII de estilo barroco en la villa medieval de Negreira, un pequeño pueblo perteneciente a la provincia de La Coruña. Está situado en la carretera de San Mauro, que antiguamente era el Camino Real.

 




A pesar de ser uno de los pazos más espectaculares que podemos encontrar en Galicia y uno de los símbolos por excelencia de la ciudad, es muy complicado conocer los orígenes medievales exactos de este monumento debido a las continuas modificaciones y añadidos que se han producido durante numerosas etapas posteriores a su construcción.

 

El Pazo do Cotón

Esta fortaleza destaca por su impresionante chimenea, su balconada de piedra y el gran escudo que presenta en uno de sus laterales.

 

Además, es también uno de los lugares emblemáticos de la ruta que discurre por sendas del antiguo Camino Real a Fisterre, en un entorno natural de gran belleza, puesto que el pazo está rodeado de hermosos jardines en los que podemos ver especies de alto interés botánico y ornamental, con plantaciones de camelias, bosque y plantación, también, de uva albariña.

 

Si realizas la visita a El Pazo do Cotón durante la Feria de lo Románico, que se realiza en la localidad de forma anual durante varios días de agosto, podrás disfrutar de una visita guiada por el interior del pazo y una exhibición de numerosos escudos de armas de varias de las familias más destacadas de la nobleza medieval gallega. 

En los años 40 estaba el famoso “Feirón” , solo un día ,donde mi abuela vendía en un puestito, el pan,  hecho por el horno de la panadería del pueblo, y lo que se lograba de esa venta, se compraban naranjas, y lo que alcanzaba para la familia (fideos, azúcar, etc).

Sé que las naranjas eran una golosina para mi madre y sus hermanos, ya que una vez pelada, colgaba la cascara en un bolsillo para “hacerse ver”.

Una vez terminado el Feirón, había una orquesta de Negreira y algunas de las damiselas bailaban.

Se puede también disfrutar de una feria ambulante que se sitúa en la misma zona donde se encuentra el pazo. En ella encontrarán una gran cantidad de puestos donde podrás adquirir todo tipo de productos artesanales.

 

Capilla de San Mauro

La gran galería de piedra que podemos apreciar desde la calle principal de la villa, une las dependencias del pazo con la capilla de San Mauro, construida en el siglo XVIII.

 

Esta estructura religiosa fue inaugurada en 1860 y, hoy en día, es el edificio religioso más significativo de Negreira. Presenta una estructura de tres naves y un retablo neogótico realizado en 1940 durante los años de la posguerra civil española.

 

Esta capilla rememora la leyenda de los Santos Amaro y Ero, peregrinos del Camino de Santiago que cuidaban de todos los enfermos que se encontraban a su paso durante esta emblemática ruta. Del primero se presentan dos tallas en el interior de la capilla: una de estilo barroco y otra neoclásica. También podemos observar imágenes de Santa Lucía, San José y San Juan Bautista entre otros.

Ponte Maceira

 


Negreira es una localidad que se encuentra junto al río Tambre, por lo que siempre es una buena idea acercarse a sus orillas y disfrutar del agradable paisaje que este nos ofrece. Además, aquí podemos encontrar Ponte Maceira, un pueblo realmente encantador que limita con este río.

Recibe su nombre del puente que une las dos orillas del río. Según cuentan, se construyó a partir de unas ruinas romanas durante los siglos XIII y XIV. Posteriormente, en el siglo XVIII fue nuevamente reformado quedando, como podemos apreciar actualmente, con cinco arcos de sillería presididos por un arco ojival en el centro sobre los que se encuentran tres metros de ancho de calzada.

Además, como gran parte de los monumentos gallegos relacionados con el Camino de Santiago, no queda exento de leyendas. Entre ellas contamos con la siguiente historia: Varios discípulos del Apóstol Santiago lo cruzaron mientras trataban de huir de los romanos. Cuando sus perseguidores entraron en el puente, este se derrumbó gracias a una intervención divina, por lo que los discípulos lograron escapar mientras los romanos se ahogaban en el río.

En definitiva, Ponte Maceira es un lugar perfecto para pasar una mañana o tarde en familia. Si acudes en verano, podrás disfrutar de un refrescante baño en las aguas del Tambre o de varias actividades acuáticas que se realizan allí como pueden ser el piragüismo o la pesca. En cambio, si prefieres un plan menos relacionado con el agua, también podrás disfrutar de las rutas de senderismo que se realizan por la zona, por lo que este es un lugar perfecto para pasar un día agradable deleitándose con los entornos naturales y rurales tan propios de Galicia.

Negreira

Muchas anécdotas de mi madre fueron situadas en este lugar, como la del día que armaron una “Plaza de toros” y como no podía ir, ya que no tenía dinero suficiente ( costaba  3 pesetas la entrada), fue con una niña vecina al puente del castillo a verlo. De repente  el toro salió de su recinto, con el peligro que eso significaba. La niña perdió un zapato en la corrida, y mi madre asustada, trataba de buscarla. Hubo heridos y mucho desorden ya que las estanterías cayeron sobre la gente. Los toros eran bravos, no los novillos que usualmente se mandaban. Ni los toreros quisieron pelearlos y se fueron del lugar. Años después, cuando pudo volver a España, entró a un negocio cerca del arco y recordó esa anécdota con la dueña del local.

El toro entró a los maizales y la guardia civil entró a matarlo a escopetazos. Pasaron por el medio de la gente con el toro muerto, para demostrar su logro. Desde Argentina, y por radio, mis tíos en Buenos Aires escucharon lo que había sucedido esa tarde en la corrida improvisada.

Forxán

Es la aldea donde vivía mi madre

Y esta es su casa



¡FELICES 88 AÑOS,MAMÁ!

©Silvia Vázquez

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