Vigilantes
Había tenido unos días
complicados, pero el fin de semana estuvo soleado y pude descansar, no
solo el cuerpo sino la cabeza. El teletrabajo es agotador y a veces sueño con
estar en una playa desierta al sol y no escuchar un solo llamado telefónico.
Lunes, 7 de la
mañana. Llamada número 3. Principio de semana:
Hola, buenos días, emergencias SUME, mi nombre es Rocío, ¿en
qué puedo ayudarla?
-Buenos días, quería pedir un medico porque no me siento
bien. Me duele mucho el estómago y no pude dormir nada.
-Bien, ¿tiene o tuvo fiebre, dolor de garganta, o algún
síntoma parecido al covid?
-No
-Bien, podría decirme su nombre y documento por favor?
-Elena García
-Su dirección?
Un silencio.
-Señora, su dirección.
-Vos sabés dónde vivo. Me ves por las cámaras que tenés en
mi casa. Yo sé que ustedes nos vigilan…
- Señora, me tiene que decir su dirección, no tengo ninguna
cámara.
-Ellos nos vigilan. (Susurrando) No los ves pero ellos están
esperando. Siempre esperan…
Me dio su dirección finalmente. Me quedé con una sensación
extraña. Encendí el televisor y puse dibujos animados. Por las dudas, salí al
pasillo. Las luces estaban apagadas, no había ninguna cámara, al menos a la
vista.
(cualquier parecido con la realidad es coincidencia)
©Silvia Vázquez
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