viernes, 26 de febrero de 2021

La educación, en un mundo globalizado- por Susana Grimberg

“El pan sin estudio ¿qué es? Pero ¿qué es el estudio sin pan?”
Talmud

 

La globalización en tiempos pasados y en la actualidad.

Es llamativo que la gente insista con que la globalización es un hecho nuevo, cuando, en verdad, la interrelación entre los países, existe desde la prehistoria, con los movimientos migratorios.
Tanto el Imperio Romano, como China, supieron poner vastas zonas desconectadas entre sí bajo su dominio, siendo el descubrimiento de América el que inició la apertura e interrelación con un mundo desconocido.

Una ventaja considerable de la globalización, fue la de haber acrecentado, a fines del siglo XIX, las revoluciones tecnológicas, los sistemas de transporte y el avance de las comunicaciones. La era espacial, a su vez, facilitó descubrimientos como el Diagnóstico por imágenes, el Monitoreo cardíaco, el Código de barras, el Termómetro digital sin mercurio, los pañales desechables, el Sistema de ahorro de energía utilizado en refrigeradores, el Laser, utilizado tanto en la Medicina como en la Industria y el Velcro, entre muchos más.
En verdad, a partir de la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, la globalización se aceleró hasta convertirse en el fenómeno económico, social y político dominante de nuestra época.
La globalización no es un hecho aislado, sino el resultado de un largo proceso histórico. Muchas zonas se vieron favorecidas, mientras que otras no lograron salir de la pobreza. En iguales circunstancias, muchos países supieron aprovechar la transferencia de conocimientos, alcanzando en pocos años un desarrollo significativo que, de otra manera, les hubiera llevado décadas.

Indudablemente, la globalización cuenta con muchos puntos a su favor, sobre todo el incremento del conocimiento, impulsado por los adelantos tecnológicos y los descubrimientos científicos que han beneficiado a la humanidad. También, trajo una mejora en la comunicación continental por la que el sector laboral pudo coordinar acciones en defensa de los trabajadores; la ampliación de los espacios de democratización y redistribución del poder, y el surgimiento de redes de comercio que, muchas veces, fueron beneficiosas para los pequeños y medianos productores de cada región.
Sin embargo, si bien, la globalización trajo ventajas para la población en general, introdujo sentimientos de temor, incertidumbre, desconcierto ante lo que es vivido como una amenaza.

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, dijo refiriéndose al hiperconsumismo, que, como efecto de la globalización, hoy el hombre se explota a sí mismo y cree que está realizándose. También dijo que mientras que en la orwelliana 1984 aquella sociedad era consciente de que estaba siendo dominada, hoy no hay conciencia alguna de dominación, los individuos se autoexplotan por decirlo de alguna manera y sienten pavor hacia el otro, hacia el diferente.
Sin embargo, sin la presencia de un otro distinto, la comunicación es sólo un intercambio de información. La comunicación global y los likes solo consienten a los que son más iguales a cada uno y, como dijo Byung-Chul, “lo igual no duele”. Por otra parte, en mi opinión, tampoco hay lugar para la duda que es lo que hace que el sujeto sea un sujeto.

El ser observado, es hoy un aspecto central del ser en el mundo, siendo el narcisismo lo que guía a no ver al otro porque al ser una vuelta sobre sí mismo, el narcisista es ciego a la hora de ver al otro.
Respecto del tiempo, también es un problema porque, la aceleración excluye la posibilidad de decidir no hacer. Si nos preguntamos por el lugar del psicoanálisis en el proceso de globalización actual, encontramos por un lado una fuerte oposición entre la época victoriana de Freud, y por el otro, es decir, la actual, caracterizada por una permisividad extrema, lo que Lacan llamó la "falta de vergüenza".

Se puede definir a la globalización como un proceso de convergencia mundial con diferentes efectos: tecnológicos, económicos, sociales, culturales y políticos, entre otros.
Respecto de las ventajas están la mejor integración de los pueblos entre sí, gracias a la facilidad en las comunicaciones y a la extensión de los derechos humanos, a la irrupción y consolidación de las redes sociales además de la posibilidad de contactar en tiempo real con cualquier parte del planeta, al intercambio cultural pues, tanto en el ámbito de las ideas como en el económico, la multiculturalidad enriquece a todos, a la desaparición de las fronteras económicas dado que los mismos productos con las mismas características, pueden consumirse en diferentes países siendo uno de los símbolos de la globalización comercial además del intercambio lingüístico dado que, por la permeabilidad cultural, las redes sociales son uno de los factores que favorecen el intercambio lingüístico en todo el mundo aunque el inglés se haya convertido en la lengua más utilizada en las últimas décadas, el español también fue ganando terreno y, finalmente, la extensión de los derechos humanos, que se debe a la difusión de los valores y derechos recogidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), firmada en 1948.

Entre los temores que despierta la globalización, están:

El temor a la uniformidad cultural y a la desigualdad económica, la pérdida de la identidad nacional, dado que las sociedades cada vez se parecen más entre sí, con los mismos gustos culturales, modas, etc, hechos que nunca fueron estáticos porque siempre han estado evolucionando, al declive de las lenguas minoritarias y al aumento del desempleo.

La educación presencial y la educación a distancia.

Como vimos hace unos días, ninguna de las dos se privilegia por encima de la otra. Ambas podrían contribuir a una mejor educación, una educación al alcance de todos, por lo que un buen gobierno debería priorizarlas tanto como a la salud y a la economía de un país, de cualquier país.
Las múltiples dimensiones del concepto y la diversidad de efectos asociados a aquello que denominamos "globalización" deberían tener como consecuencia la cautela respecto a las supuestas relaciones causa-efecto de los fenómenos sociales.

Los cambios asociados a procesos de globalización difícilmente permitan identificar relaciones unívocas entre variables. Valgan como ejemplos el hecho de que, en contextos de procesos de "globalización", 1. la tecnología no necesariamente destruye puestos de trabajo aunque sí los crea, 2. el aumento del comercio internacional en general siempre se ha traducido en crecimiento económico, 3. la descentralización de la gestión pública no siempre mejora las condiciones de vida del ciudadano y 4. la mayor circulación de mercancías culturales no se traduce en mejorar el nivel cultural de la población.

Sin embargo, la complejidad no ha sido un obstáculo para la emergencia de principios aparentemente incuestionables acerca de determinadas relaciones causa-efecto. Uno de los aspectos más significativos es la producción de políticas educativas. Si bien, es la globalización la que exige tales reformas, el cambio debe entenderse siempre como beneficioso para todos, especialmente para los grupos sociales más desfavorecidos.

En realidad, cualquiera de las reformas que forman parte de la agenda educativa global, da cuenta de las ventajas directas o indirectas sobre los grupos sociales más excluidos o vulnerables.
De todas maneras, las habilidades que requiere el mercado de trabajo están centradas en la autonomía de los sujetos (programación, inglés, habilidades de comunicación, habilidades matemáticas y resolución de problemas).

A su vez, en una economía mundial globalizada, la competitividad determinada por la calidad de la fuerza de trabajo, refuerza la movilidad de la mano de obra a escala global con una interdependencia laboral que sobrepasa las fronteras.

También, el contexto educativo de cada país depende del grado de acceso a los distintos niveles de enseñanza y, en esto, el libre acceso a Internet, es fundamental.
Quiero concluir con este pensamiento de Eric Frattini, periodista de investigación, ensayista y novelista peruano:

“Si bien es cierto que la globalización ofrece oportunidades para el desarrollo y enriquecimiento, también lo es que puede causar un aumento de la pobreza y el hambre, que, a su vez, pueden desencadenar reacciones en cadena que a menudo conducen a formas muy dispares de violencia y a la corrupción desmedida.”
Y con esta reflexión del General José de San Martin:

“La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos” .

©Susana Grimberg
Psicoanalista, escritora, ensayista y columnista.
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