El Torreón del
Monje, emblemática construcción de principios del siglo XX, es una obra realizada
en honor al fraile Ernesto Tornero
El estanciero y
empresario, Ernesto Tornquist quien había conformado un holding de más de veinte
empresas antes de la celebración del centenario de la Revolución de Mayo, fue
quien la realizó.
La obra
encomendada al arquitecto alemán Carlos Nordmann, que acompañó el castillo con
una enorme torre que domina la estructura se realizó como reconocimiento a ese
fraile español, quien en el siglo XVI dirigió el primer asentamiento religioso
en esas tierras.
Pero hay una
leyenda que cuenta que existía una fortaleza construida por Tornero sobre Punta
Piedras, perteneciente a la Orden de los Calvos. Un cofre encontrado por un
picapedrero italiano entre las rocas cercanas al Torreón devela esa leyenda.
Rocas eternas que escondieron una historia de mar y presencias. Ese asentamiento
estaba a cargo del capitán español Alvar Rodríguez, que se había enamorado
perdidamente de una indígena llamada Mariña. La bella mujer era pretendida por
el cacique de la tribu, llamado Rucamará. De acuerdo al mito más arraigado y
que Tornquist supo hacer correr por la ciudad en aquellos tiempos, en lo alto
de la torre, Rucamará asaltó la fortaleza se atrincheró y tomó de prisionera a
Mariña. Tras varios asaltos fallidos, Alvar Rodríguez recurrió a otra joven
india llamada Nalcú, que había sido desplazada por el Cacique y que estaba
dispuesta a traicionarlo. Nalcú visitó al cacique y con una poción lo
adormeció, a él y a Mariña. Luego, pactó con los españoles para que atacasen la
fortaleza. Frente a esto, Rodríguez ordenó al cacique soltar a la mujer a
cambio de perdonarle la vida. Pero lejos de convencerlo, éste tomó a Mariña y
salió en su corcel. Al verse acorralado saltó a los acantilados.
Debido a esta
situación, el capitán español, deprimido, dejó las armas, se encerró en lo alto
de la torre y se convirtió en monje. De allí derivó el bautismo popular del
lugar: “El Torreón del Monje”, como se lo conoce en la actualidad. Se cuenta que en noches de luna llena se
oye el galopar de un caballo y, en lo alto de la Torre, se ve la figura de una
hermosa mujer morena vestida de blanco.
Está ubicado en Paseo Jesús de Galíndez s/n, B7600 Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires.
En verano, al caer el sol, luego de un día de playa, o en invierno por la tarde, mirando el mar, se pueden degustar exquisiteces variadas.
Vale la pena
conocerlo.
©Silvia Vázquez
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