El olor al café de la media tarde me saca de los pensamientos perniciosos que me estaban haciendo daño. Me transporté a otra época, y los reemplacé por otros más gratos, como cuando disfrutábamos de las travesías por el Paraná con la familia y amigos en nuestro hermoso barco “Amistad”, de madera barnizada y con ese olor a humedad tan peculiar. Cuando gozábamos de días plenos de sol y de amables tertulias, algunas veces alumbrado sólo por la luz de la luna. Mis niños en verano nadando en el arroyo “Las Animas” custodiados por “Pupy, la perra Cocker” que se regodeaba en el agua negándose a salir, o cuando navegaban el arroyo en el viejo chinchorro y no nos molestaba ni la lluvia ni el sol. Imágenes felices que abrieron camino en mí memoria, en esta tarde gris. Detrás de esa cortina de nostalgia permanecía todo allí, nítido, como si el tiempo no hubiera transcurrido. De pronto, esta bruma que goteaba en mi corazón, pasó a ser un episodio aislado, una anécdota en el tiempo. Después de un día gris, como éste, proclive a la nostalgia, siempre sale el sol. Fue bueno percibir que algunos malos momentos pudieron ser reemplazados por otros felices, y todo se ve mejor a pesar de la tediosa lluvia
.
Leonor Pires.
............................
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario