Aniversario de la muerte de Saint Exupery
Desde el 1 de enero de 2015, cuando se cumplieron 70 años de
la muerte de Saint-Exupéry y los derechos de El Principito pasaron a ser de
dominio público, se editaron numerosas versiones. Entre las más de 300 lenguas
y dialectos a las que fue traducido figuran el toba, el hassanya (una variante
del árabe del norte de África) y el kackchikel (que habla un pueblo aborigen de
Guatemala). Hay ediciones en braille y en código morse. También, una adaptación
feminista con lenguaje inclusivo, La Principesa, publicada por la editorial
española Espejos Literarios en 2018. El cuento, que está dedicado a un adulto
"cuando era niño", como aclara el autor, también fue llevado al cine,
el teatro, la televisión, la danza y el animé. La primera traducción al español
fue realizada en la Argentina, en 1951, por Bonifacio del Carril.
"Según los herederos de Saint-Exupéry la Argentina es
uno de los países que más venden ese libro. En todas sus ediciones hasta 2014
se vendían unos ochenta mil ejemplares por año".
Este 29 de junio recordamos el 121 aniversario de su nacimiento. El último vuelo de Exupery fue un 31 de julio de 1944. Pilotaba un Lightning P-38 en una misión de
reconocimiento sobre posiciones alemanas al este de su Lyón natal, en la segunda
guerra mundial, pero nunca regresó.
En la Segunda Guerra Mundial deben haber existido cientos de
casos como estos. Fue un festival macabro de muerte y soldados desconocidos, de
anónimos masacrados. Pero la estela de Saint-Exupéry ameritaba que el misterio
siguiera alimentándose. Y con las especulaciones más diversas.
Algunos sostenían que el piloto se desvaneció al comando del
avión por la falta de oxígeno y que eso produjo el final. De esa teoría se
aferró Hugo Pratt para imaginar los instantes finales de Saint-Exupéry en el
que fue su comic final: Saint-Exupéry, el último vuelo. Pratt hace que en esos
minutos el aviador haga un repaso de su vida y hasta dialogue con El
Principito. Otros han afirmado que averiado por un ataque alemán, el francés realizó
un aterrizaje de emergencia y fue apresado y muerto en tierra por soldados
nazis. La tercera teoría, la que más adeptos tuvo con el correr de los años,
indicaba que, divisado mientras cumplía con sus tareas de inspección, el avión
de Saint-Exupéry fue derribado por un piloto enemigo y se precipitó en el mar.
Hasta hubo quienes dijeron que se había suicidado y que voluntariamente impactó
el Lightning P38 contra el mar.
En 1998 en la red de un pescador francés, entre salmones y
otras especies, se empezó a desentrañar el enigma. Entre los pescados, el
hombre divisó algo que brillaba tenuemente. Al acercarse vio que entre restos
marinos, había una pieza de metal. Se ilusionó. Deseó que fuera oro. Al
limpiarla descubrió que era una pequeña pulsera. Allí estaba inscripto el
nombre de su antiguo dueño: Antoine de Saint-Exupéry. Para que no quedaran
dudas también estaba el nombre de su esposa, la mujer de a que se enamoró en
Argentina mientras instalaba el sistema de Aeropostale en el país, la
salvadoreña Consuelo Suncín. La inscripción se completaba con los datos de su
casa editorial en Nueva York (Reynal and Hitchcock inc. 3864thave. NY City
USA), la que publicó por primera vez El Principito.
(fuente: La nación, Infobae y varios)
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