viernes, 4 de junio de 2021

Te vas Alfonsina con tu soledad...

El 29 de mayo de 1892 nacía Alfonsina Storni, fue una poetisa y escritora argentina vinculada con el modernismo. Los padres de Storni eran dueños de una cervecería en la ciudad de San Juan y regresaron a Suiza, su país de origen, en 1891. En 1896, volvieron a Argentina junto con Alfonsina, quien había nacido en aquel país. En San Juan, concurrió al jardín de infantes y desarrolló la primera parte de su niñez.

A principios del siglo xx la familia se mudó a la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe), donde su madre fundó una escuela domiciliaria y su padre instaló un café cerca de la estación de ferrocarril Rosario Central. Alfonsina se desempeñó como camarera en el negocio familiar pero dado que este trabajo no le gustaba, se independizó y consiguió empleo como actriz. Más tarde recorrería varias provincias en una gira teatral. Storni ejerció como maestra en diferentes centros educativos y escribió sus poesías y algunas obras de teatro durante este período. Su prosa es feminista y, según la crítica, posee una originalidad que cambió el sentido de las letras de Latinoamérica. Otros dividen sus obras en dos partes: por un lado, una de corte romántico, que trata el tema desde el punto de vista erótico y sensual y muestra resentimiento hacia la figura del varón. Y por otro, una en la que deja de lado el erotismo y aborda el tema desde un punto de vista más abstracto y reflexivo. La crítica literaria, por su parte, clasifica en tardorrománticos los textos editados entre 1916 y 1925 y a partir de Ocre encuentra rasgos de vanguardismo y recursos como el antisoneto (soneto en verso blanco). Sus composiciones reflejan, además, la enfermedad que padeció durante gran parte de su vida y muestran la espera del punto final de su vida, expresándolo mediante el dolor, el miedo y otros sentimientos desmotivacionales.

Le diagnosticaron cáncer de mama, del cual fue operada. A pedido de un medio periodístico Storni se realizó un estudio de quirología, cuyo diagnóstico no fue acertado. Esto la deprimió aún más y le provocó un cambio radical en su carácter que la llevó a descartar los tratamientos médicos para combatir la enfermedad. Se suicidó en Mar del Plata arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres. Alfonsina consideraba que el suicidio era una elección concedida por el libre albedrío y así lo había expresado en un poema dedicado a su amigo y amante, el también escritor suicida Horacio Quiroga. Hay versiones románticas que dicen que se internó lentamente en el mar. Algunas de esas versiones sirvieron como inspiración para componer la canción «Alfonsina y el mar», la cual relata el suceso y sugiere el motivo. Su cuerpo fue velado inicialmente en Mar del Plata y finalmente en Buenos Aires. Sus restos se encuentran enterrados en el cementerio de la Chacarita.
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Alma desnuda

Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia

Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.

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