viernes, 29 de julio de 2022

Escritor invitado: Rubén Amato

 El rescate 

Pertenezco a esa generación que tuvo una infancia donde nada sobraba ... y donde a pesar de eso sentíamos que la felicidad andaba dando vueltas por el barrio... y que entonces tan solo era cosa de ir a su encuentro... atraparla por un ratito mientras andábamos en bicicleta por la plaza a la hora de la siesta antes que los grandes se dieran cuenta.


Desde esa época se me instaló la idea de que si uno festejaba demasiado algo... venía desde la vida misma como respuesta una gran decepción... como castigo de un Dios controlador  y perverso que en lugar de darnos felicidad nos propinara puñetazos en la nariz cada vez que nos entregáramos al disfrute... (a Ud. también  le pasó)


Con los años, con sus experiencias,  casi siempre sucede esto de quedar como dislocado del goce en el mismo momento en que se las vive. O... para que nadie se ofenda por la generalización... a mi me sucedía...(Y me sucede de tanto en tanto). AY  ¡fuimos dichosos!  Créame. Voy a tratar de que viajemos un poco hacia esos momentos en que acariciamos la felicidad y por un cachito de coraje la dejamos ir...

Por ejemplo...


La hora de salida de la escuela primaria donde el finde semana era una eternidad de juegos...de abuelos cariñosos...

El recreo largo de la secundaria donde había un campeonato de "pelota-rodilla" donde se jugaba el sandwich especial de milanesa...

El olor a cuero de las butacas en los cines de barrio... (hoy convertidos en supermercados)

El pasto recién cortado de los canteros del parque mas cercano.

Los besos con chicle Bazooka dados en medio de los picados en que ella te miraba jugar y vos te creías un campeón...

El olor del papel en las góndolas de las librerías de la calle Corrientes...


Un café después de salir de un hotel alojamiento donde las palabras suplantan a las caricias prohibidas de esa pasión prohibida ...

Ese momento maravilloso en que la vida te regaló un abrazo genuino...

Las paradas de micro en cualquiera de las rutas de este país donde todo quedaba registrado en tus ojos, y el tiempo parecía que sobraba...

Cada cuadrito de la tira de Mafalda en donde Quino parecía que había andado por tus veredas :  las fachadas de las casas, el citroen,  la almacén de Manolito (Si. Era La almacén y no El almacén)...

Las lapiceras  Parker ... las libretitas Norte...

Los pantalones Levis...la remeras del cocodrilo...

Cada amigo que te ganaste entre los recovecos de esta vida donde el afecto y la  escucha te ayudo a enfrentar una y otra vez aquellos viejos miedos que en un descuido se re-editan en cada aquí y ahora...

Las risas en familia donde si alguien mira desde lejos se pregunta: y estos de que corno se ríen?... qué se yo ...  miles de cosas mas...

Haceme caso....

No las dejes escapar!


Rubén Amato

psico-escriba

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