El despegue se
realiza como en un parapente normal y de él se encarga el piloto, el pasajero
sólo debe seguir unas sencillas instrucciones, dar algunos pasos y dejarse
elevar por el parapente, generalmente con toda suavidad. Una vez en el aire irá
cómodamente sentado en el arnés hasta volver a tocar tierra.
El tiempo de
vuelo de un biplaza estará condicionado por las condiciones meteorológicas
imperantes y lo que el pasajero decida. Asimismo, el lugar para volar dependerá
de las condiciones meteorológicas del día, que deben ser las adecuadas para un
despegue sin sobresaltos.
Los vuelos de
bautismo generalmente duran entre 10 y 40 minutos, según las condiciones
atmosféricas y cómo se sienta el pasajero. Muchas veces, la emoción de elevarse
por primera vez hacia el cielo acompañado por las aves, sumado a las
sensaciones que se experimentan en un parapente, los movimientos del aire,
etc., hacen desaconsejable prolongar el vuelo más allá de media hora. Sin
embargo, tras un primer vuelo muchas personas descubren la magia de volar y
sienten que desean volar en parapente por sí mismos, algo que se logra tras
hacer un curso de parapente en una escuela.
Es importante
realizar este tipo de vuelo con un piloto que tenga titulación y licencia para
volar en biplaza, lo cual nos dará una cierta garantía sobre su criterio para
despegar en las condiciones óptimas de seguridad para el pasajero, y para hacer
de ésta una experiencia emocionante, segura y placentera. En España la
Federación Aeronáutica exige a estos profesionales la licencia de piloto
biplaza para que cuenten con el seguro asociado que cubre a piloto y pasajero
en caso de un mal aterrizaje o un accidente mayor pues, aunque el vuelo en
biplaza es de los más seguros, no está exento de los riesgos de cualquier
actividad aérea.
(fuente: ojovolador.com)
El piloto
entrevistado es Pablo Altea, quien está trabajando en el Mirados de los
cóndores, Merlo, Pcia de San Luis. Vuela alrededor de 20 veces por día,
dependiendo del clima.
Pablo es
jujeño, hizo el curso en su provincia y ahora acompaña a los turistas en esta
aventura de volar.
Estoy en el
Mirador de los Cóndores, El Filo, provincia de San Luis. La calle divide San
Luis de Córdoba. Una confitería con vista panorámica y tirolesa sobre un lago.
Gente observando los vuelos. Algunos esperando para sentirse pájaros por unos
minutos y otros mirando cómo pueden animarse a hacer semejante locura.
Yo fui de las
primeras del día sábado, luego de frustrarme el viernes por falta de viento.
Lo hice, acompañada
de Pablo Altea ( instructor y piloto licencia 294 FAVL) , quien me dio unas breves
indicaciones y constantemente me consultaba si estaba cómoda y bien. Luego de
aterrizar y haber visto Villa de Merlo, Carpintería y lo más alto de las montañas
puntanas, llegando a meternos dentro de una nube a más de 2150 mts de altura,
le hice algunas preguntas para redondear la aventura.
Pablo, ¿Cuánto
hace que volás?
Veinte años.
¿Dónde fue el
primer vuelo?
En Jujuy, soy de San Salvador. Fue el
más lindo como todo primer vuelo y lo más difícil de explicar. Es una mezcla de
“ qué c…hago acá arriba” y “qué bueno estar acá”.
¿Dónde
aprendiste?
Aprendí con un instructor en Jujuy. Hice
el primer curso ahí y después empecé a volar, a ganar horas, rendí exámenes a
hice otros cursos para mejorar el vuelo. Rendí para tener la licencia profesional
para poder competir y poder volar con pasajeros.
En Jujuy hay un lugar muy lindo para
volar, el Cerro Zapla (sureste de Sierra de Zapla al norte de Cerro de Portezuelo
y al sur de Cerro Centinela, de altitud 2151 metros.). Lo que pasa es que queda
como a tres horas y el camino está destruido.
Pablo sigue
inflando su parapente, la gente se acomoda para sacar fotos y ver si se anima a
volar.
Quedan de
compañeros el sol, las nubes y el cielo diáfano que invita a la aventura.
Solo hay que animarse.
elhuevoparapente
hotmail.com
02264 756799
©Silvia Vázquez
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