¡POBRE
JUANCHO!
En el medio del sembrado estaba el
Juancho meditando...
..."se jueron al cielo mis viejos y
al pueblo mis dos hermanos,
¡qué hago solo en este mundo...necesita
china el rancho...
me voy a la jineteada a ver si encuentro
en la fiesta
a la hermana ´e mi cuñada, que es una moza decente
cariñosa y bien formada..."
Ensilló el caballo blanco y al pueblo se
fue trotando,
en el "Ramos Generales" compró
botas y bombachas,
sombrero negro de ala ancha en su
atuendo no faltaba,
un pañuelo `pa el cuello y lustró la
rastra ` e plata.
La Rosa le dio el sí y él le prometió llevarla
al rancho ms primoroso que se haya visto
en la pampa.
Volvió pa` la casa contento, le contó al
perro sus planes,
pintó con cal las paredes, colgó cortina
en la ventana,
cambió el hule de la mesa y nuevas
sillas de paja,
para el catre más vasto, de vicuña fue la
manta.
Una escoba de seis hilos, un fuentón de
ojalata
y una pavita enlozada
"pa`lucir sobre la hornalla".
Para una china tan dulce: bombilla con
virola`e plata,
el mate no lo cambiaba, recuerdo era de
su "mama"
como el Cristo de madera que estaba
sobre la cama,
en frente de la galería, mirando el sol
de mañana
una Virgen de Luján que bendiciones
derramaba,
para que fecundara la tierra todo lo que
se sembraba.
Para pagar tantos gastos vendió sin pena
la chancha
con toda su lechigada... y para algunos
detalles
que a la Rosa se le antojaran vendió la
ternera negra,
la única que quedaba...
Para arreglar el corral y para la fiesta
de la boda
hubo que esperar que el maizal en el
surco madurara.
Al llegar la primavera nada faltaba en
el rancho.
-¡Vengo a buscar a la Rosa! - le dijo a su
hermano el Juancho.
-¡Para la más linda moza ya está el nido
arreglado!
-Pero hermano más de un año en preparar
demoraste,
ya se fue con otro gaucho porque se hartó
de esperarte!
Leonor Pires
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