Lupe miró el vestido rosa que estaba sobre la cama.
Su mamá se lo había dejado preparado para que cuando saliera
del baño y después de perfumarse, se lo pusiera.
Era de tul, así como los vestidos de las hadas. Pero ella no
estaba feliz aunque era su cumpleaños.
Lo esperó todo el año, pero no estaba contenta. Algo
faltaba. A lo mejor la madrina le traía
alguien para animar su fiesta pero la verdad, eso de los personajes de moda, no
le gustaba mucho. Ya le había dicho que ella amaba los dragones. Pero los
dragones eran peligrosos, se lo había dicho su mamá y hasta su papá, mientras
leía el diario bajándose los lentes .No importaba, porque ella quería uno,
aunque fuera malvado y peligroso.
Todos intentaban convencerla y no había caso.
Los dragones no eran un juguete para ella. Igual, tenía la
esperanza que el día de su cumpleaños apareciera alguno, quien dice, existían
de verdad y podrían visitarla.
Se puso el vestido de tul rosa, se perfumó y se calzó las
zapatillas de baile que tanto amaba. Parecía una princesa, pero una princesa,
sin dragón. Ufa, ella quería uno.
Faltaba un rato todavía para que llegaran los invitados. Se
sentó en la sillita de madera al lado de la tele y la encendió. Justo estaban
dando la peli de los dragones, esos peligrosos y malvados. Pero ella quería uno
y no lo tenía.
La persiana del dormitorio se golpeó. No había viento, se
cerraba y se abría, una y otra vez.
En el jardín estaba todo quieto, pero la persiana seguía
moviéndose. Se levantó de la sillita y se asomó al balcón. Entre las
enredaderas que su mamá había plantado se asomaba una cabeza enorme, enorme
como una cabeza de…dragón. Ojos muuuy grandes, y blancos, y una alas también
enormes que se abrían y cerraban para no
caerse de las débiles ramas de la enredadera. Tenía un traje verde, de seda y
un moño en el cuello color dorado.
-¿No te asusto? , le preguntó.
- ¿Tendría que asustarme?, le dijo Lupe. No, porque me
gustan mucho los dragones. ¿De dónde saliste? ¡Mirá si te ven! ¡Mirá si se
rompe la planta y te caés! Esperame un poquito que ya vuelvo.
Lupe llevó hacia la ventana una escalerita que usaba para
sacar la ropa de invierno de la parte alta del placard, y lo ayudó a subir.
-
¡Gracias, estoy muy cansado de trepar, menos mal
que me ayudaste sino seguramente me iba al piso!
Algunos dragones tienen el don de la palabra y ella, que
había leído tanto sorbe dragones, lo sabía, por eso ni siquiera se asustó.
-
¡Hola! Me llamo Lupe, y …
El dragón echó fuego por la enorme bocota, y casi quema la
cortina pero, por suerte el aliento la había corrido hacia un costado.
-Me llamo Mael, significa “príncipe”, Hola Lupe!
- Perdón por ser tan bruto- dijo Mael -es que no puedo
contenerme, es un problema para mí, y tal vez puedas ayudarme.
- ¿Cómo podría ayudarte yo? Apenas cumplo 5 años, justito
hoy y la verdad que mucha fuerza no tengo, así que…
- No hace falta fuerza, es que cuando bostezo, porque estoy
cansado, de mi boca sale fuego, y se me paran las espinas de mi espalda, y se
me enfrían los pies, y mis ojos se agrandan, y ufffff, tal vez puedas ayudarme
a hacer magia. ¿Sabés lo que es la magia,no?
- Claro, seguro que sí, pero no soy maga, decime qué hago.
- Simple, cuando veas que empiezo sacar fuego, tápame la boca y decime las
palabras mágicas: “ Boca, bocota, así no juego, si te portás mal, apago el
fuego”
- Dale, va a ser divertido.
Ella lo miró y vio que estaba muuuuy cansado.
- Mael volvió a abrir su boca, pero antes de que el fuego
saliera, Lupe se la había tapado con las dos manos, y aunque apenas le cubría
un par de dientes, dijo las palabras mágicas. ““ Boca, bocota, así no juego, si
te portás mal, apago el fuego”
Se sentaron en la mesa del té, tomaron un poco y se
sirvieron unas galletitas de coco. De pronto, se escuchó la voz de su mamá que
la llamaba porque había llegado su amiga Esmeralda.
Mael, se asustó y ella
escondió en el placard. Apenas entraba, pero cerró la puerta con llave y
bajó las escaleras. Cuando dio la vuelta, se vio el borde del su vestido de tul
rosa, que estaba un poquito quemado.
-
“¿Qué estuviste haciendo Lupe?, preguntó su
mamá. ¡Ya estabas lista y mirá tu
vestido!
-
“Nada ma, solamente me asomé a la ventana. A lo
mejor me acerqué mucho a la estufa…”
@Silvia Vázquez
¡Feliz día del niño!
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