jueves, 2 de enero de 2020

Una casa más angosta que un placard






En la calle San  Lorenzo 380, barrio de San Telmo, Buenos Aires, existe una casa mínima. Un poco más ancha que un placard (apenas mide 2,5 metros) y una profundidad de 13 metros.
Sobre la puerta de madera en la entrada, asoma un balcón con barrotes y entre los dos, un farolito. El revoque descascarado revela en algunos sectores el alma de ladrillos de su construcción original.

…”El 25 de Mayo de 1812, el Triunvirato decretó la prohibición del comercio de esclavos dentro del territorio de las Provincias Unidas. El 31 de enero de 1813 la Asamblea del Año XIII decretó la Ley de Libertad de Vientres. Los esclavos accederían a la libertad cuando contrajeran matrimonio, o a la edad de 20 años los varones ó 16 las mujeres y se les otorgarían instrumentos de trabajo. La abolición de la esclavitud recién se declaró en la Constitución Nacional de 1853, pero en Buenos Aires no fue sino hasta 1861 que se instrumentó, cuando la ciudad suscribió a la reforma de la Constitución promulgada en Santa Fe por la Convención Provincial un año antes.
Todos estos esclavos debieron buscar un lugar donde vivir y era muy frecuente que sus antiguos amos les proporcionaran pequeñas porciones de sus terrenos para que levantaran sus casas. Generalmente, con la muerte del esclavo liberto, estas parcelas volvían a sus anteriores dueños.” (fuente buenosaires.gob.ar).

Posiblemente, un esclavo  liberto de Urquiza, recibió esta casa en 1813. El arquitecto José María Peña, director del Museo de la Ciudad, tiene una versión diferente. Encontró en un catastro de 1860, donde se señalan las dimensiones de los lotes, que el terreno perteneciente a la casa mínima era una propiedad que tenía 16 metros de frente con 17 de fondo. Es por esto que Peña tiende a pensar que en sucesivas divisiones del terreno quedó un lote de menos de 2 metros y medio de ancho, en el que hoy sobrevive la casa mínima.


Vista planta baja desde el interior
                             


Esta revisión del arquitecto Peña destroza la teoría del esclavo liberto. Pero, seguramente, hubo en Buenos Aires muchísimas casas mínimas que fueron desapareciendo a medida que los libertos morían y los propietarios originales recuperaban el dominio de la propiedad.


“La casa más pequeña de Buenos Aires... Yo no voy a decir el número. El que quiera, que la busque”, escribió alguna vez el poeta Baldomero Fernández Moreno sobre este ícono del barrio porteño, al que también describió como “una fisura que llenaron de ladrillo y cal para que no se vea el azul del cielo”.

©Silvia Vázquez

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