viernes, 27 de marzo de 2020

Escritora invitada: Mirta Serrano

Sueños de gato.


Todas las noches me despierto creyendo que me ves detrás de una mampara de tul.Es de tonos grises ó a veces se mutan en azules.
No entiendo mucho de sueños.

De niña la abuela Mabel me despertaba suavemente diciéndome al oído que ya,que todo pasará.Era tan dulce aquello.Qué a veces deseaba poder soñar seguido así ella me mimaba con su cariño.
A mi madre no la recuerdo.Se fue una mañana a trabajar y dicen que alguien la levantó con el auto.Yo era pequeña para saber y supe muchos años después de que cuando yo llegué a este mundo casi no nazco.Un virus me quiso llevar, arrancándome de ese abrazo amado de mis padres.

Después papá me llevó a vivir con la mamá de mamá justificándose que era por un trabajo en el sur.Qué no me podía cuidar.
Esa noche soñé  con sombras.Y no me equivoqué.Papa´no volvió más a verme y debí crecer con este amor de abuelos.

El colegio y las salidas a la mano de la infancia fueron tan queribles que supe de abrazos y mimos en dos  corazones enormes que me formaron y criaron.
El abuelo murió de muy mayor.Esa noche  soñé con ratones y globos.

A la abu Mabel la pude disfrutar mucho.Aún ella era joven y yo estaba en el secundario cuando me avisaron lo de su internación. Por suerte sólo fue un susto.Había que cuidarla a la abu. Aquella vez soñé con una mano y un serrucho inmenso. 
Yo ya  salía con Julio y por ese motivo nos casamos enseguida.Así cuidaba de mi abu y no la dejábamos sola.

Cuando quedé embaraza de mi primer hijo empecé a soñar con mamá.
Sueños extraños de voces y luces.De recuerdos ajenos y poemas encerrados en algún libro.  No tenía recuerdo de esos versos y de esas mismas evocaciones.
Mi padre apareció un día . Del viejo barrio alguien le avisó nuestra nueva dirección .Se apareció mientras yo recibí al sodero. Yo con mi pelo despeinado.Estaba yo en calzas y a punto de cerrar la puerta cuando alguien me nombró. Un hombre avejentado se me acercaba cariñoso.Y noté eso ,que era un desconocido más que bien podía ser sodero ó cartero.No teníamos nada que decirnos.Era otro tipo de aquel que yo recordaba en mi niñez.

Me presentó a su nueva familia.Una mujer y tres chicos que él pretendió que yo los llamara hermanos.Otra vez volvieron los sueños.Nadie lo sabía .A nadie contaba de esos encuentros  nocturnos en silencio.

El romance duró poco. La esposa de padre pretendió mandarla a la abuela y mi estimada abuela Mabel puso unos puntos certeros en mayúscula.Papá volvió a  desaparecer.
Esa noche soñé con gritos y golpes. y luego caía en otro sueño raro.
Mamá se volvía a aparecer.Risueña ,como la veía en esas fotos que guardaba la abu en el baúl.

Para cuando llegó mi cuarto hijo la abuela ya no estaba.
Pronto del tiempo de duelo abrimos armarios.Y muebles. Ventanales y cajones.
Guardamos y desechamos muchas cosas. Las fotos ,adornos y libros fue lo más bonito que descubrí aquella vez.
Me encontré con un mundo paralelo.El de una señora muy coqueta , que me había criado muy bien y que conservaba un rico pasado.
Los sueños se fueron apagando hasta que un día Julio me trajo un gatito que encontró en la calle.

El gatito y yo no nos llevábamos bien.Mis hijos estaban felices.Si no hubiera sido por su alegría el gato hubiera volado de la casa.

Y otra vez volvieron los sueños.Con vos mamá.

Esta vez no estaba mi abuela para despertarme.Cada abrir de ojos con el maremoto de un sueño en la noche anterior ahí estaba eso que mis hijos denominaron Demóstenes. 
Y soñaba cada vez más seguido y me asustaba.Julio roncaba y jamás se enteró de mis pesadillas.

Un día descubrí a Demóstenes cerca de mi bebé más pequeño.El bebé lloraba.Y cuando aparté al gato de su corralito el muy maldito me tiró un zarpazo.
Nos declaramos la guerra.

Dormía todas las noches tapada mi  cabeza y con temor. Y cuando soñaba efectivamente el gato al despertarme me estaba observando celoso.
Un viernes soñé que mamá se presentaba a la casa...ya no veía esos segundos de colores.
Me desperté sobresaltada.Transpirada me incorporé en la cama. Estaba en un cuarto extraño y sola.Todo herméticamente cerrado y de paredes blancas.
Me levanté.Detrás de una mampara había un médico que me miraba fijo.Grité.Me ignoró.
Una enfermera me abrió la puerta.

_Si usted se porta bien le cambiamos la medicación y puede ser que tenga el alta.

El médico no opinaba.

Quise saber ¿qué hacía allí?

La mujer me miró  curiosa. Me explicó que mi familia me dejó ahí.Mamá Albertina y papá Jacobo.

Esos eran los nombres de mis padres.!

Me miré en un espejo que formé con la bandeja que trajo esta mujer.

Mi rostro era de otra persona.Mucho más joven.  Hasta era rubia.Cuando yo soy de pelo negro.                    
Quise explicar de Julio,De mis hijos.De mi casa en Villa Adelina.
La mujer se miraba con el doctor. quién jamás emitió una palabra.Sólo me miraba distante.¿Desafiante quizá?

Me desperté de nuevo en mi cuarto.Asustada.Demóstenes me miraba con esos ojos profundos verdes.Caí en la cuenta que tenía la misma mirada absurda del médico de la clínica.

¿Era aquello un sueño?Pasó de verdad?

Aquella noche con la excusa de sacar la basura,esperé que pasara el camión de residuos y regalé al gato a los trabajadores.

Mis hijos,a quien me dio un poquito de pena , lo buscaron por cielo y tierra a decir de la frase.

Desde aquella vez nunca más volví a soñar con mi madre.

©Mirta Serrano
Escritora, artesana, guía de turismo y muchas otras cosas más
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