Ariel Guerra es
barman, y escritor, ex boxeador también. Muchas profesiones en una sola
persona.
Conocí a Ariel
por intermedio de un ex alumno. Charlamos mucho cuando él editó su primer
libro. Y ahora va por el segundo.
Verborrágico,
sonriente, emprendedor, quien se animó nuevamente a apostar a la literatura en
estas épocas complicadas.
Aún así, su
libro salió a la luz. No tiene fecha cierta de presentación, debido a esta
pandemia que nos azota, pero seguramente tendrá el éxito que merece.
Lo he leído
completo ya que tuvo la deferencia de enviármelo. Seguramente compartiré la
presentación pendiente que no creo tarde demasiado.
La lectura es
ágil, sugiero hacerla en orden, pero siempre hay algo por descubrir en cada historia.
Interesantes situaciones. Mientras tanto hablo con él y averiguo algunas cosas:
Ariel ¿Cómo surge el título de tu segunda obra?
El nombre de
la obra surge en el taller literario en el que participo, por sugerencia de la
tallerista Yamila Begne, ya que el cuento central se llama Epitafio de un Cóctel
y a medida que avanzaba la construcción del libro y al hacer una investigación
sobre el significado y aparición de los epitafios más antiguos, fui descartando
el listado de posibles títulos y me quede con este, buscando desprenderme, en
la escritura del personaje del barman, instalado en mi primer libro Cuentos de
la Barra. Ya que un Epitafio es el resumen final de una vida.
¿Quién es Ariel
Guerra? Definite
Ariel Guerra
es un hombre común, que busca evolucionar día a día, aventurero de mil
situaciones con un arraigo muy fuerte por mi familia por mi trabajo y por mi
patria.
Padre de
tres hijos tan bellos como la vida misma.
¿Cómo decidiste
publicar en estas circunstancias tan particulares?
La decisión
de publicar en esta circunstancia se fue dando, había un contrato firmado, y la
editorial siguió con los pasos pautados y pensé que tengo que ser un hombre
agradecido de tener proyectos seguirlos y concretarlos. Sin especular con la
parte económica lo lance y los resultados son fabulosos en todo sentido, ya que
creo que ser leído y criticado es algo maravilloso.
¿Qué mensaje
querés difundir mediante tu libro?
No sé si
quiero dar algún mensaje o mejor dicho no creo que mi libro de un mensaje, lo
que sí creo o deseo es transmitir el sentimiento mío al escribir, y cuando tengo
el privilegio de que eso pase es un algo muy hermoso difícil de describir.
¿Cuál es el
cuento que preferís y por qué?
Esta es la
pregunta más difícil de responder porque realmente prefiero a todos mis cuentos
los que están publicados los que no y los que están en proceso. Pero hablando
de este libro en particular prefiero el primero {Conmigo mismo} Porque es el
encuentro de un tipo que cree que lo sabe todo que es imprescindible, y al
encontrarse con el mismo se da cuenta de la verdad.
¿Qué te aporta
la escritura?
La escritura
me aporta un aprendizaje, constante, tenaz diría yo, porque todo lo que se le
ocurre a uno es producto de la inspiración eso está claro, pero a esa
inspiración hay que alimentarla con investigación y ese aprendizaje es infinito
y queda para siempre.
¿Dónde tenés
pensado hacer la presentación?
La primera
presentación iba a ser este año en la feria del libro de Bs As, y si sigue en
pie la propuesta y si se dan las circunstancias el año que viene será ahí, en
La Feria del Libro de Bs As.
Sé que
comenzaste este año a cursar una carrera universitaria . ¿Tenés en mente
escribir algo relacionado con eso?
Si es verdad
este año comencé la carrera de Filosofía, no sé si ahora en estos inicios
universitarios me atrevo a pensar en escribir algo al respecto, pero si pienso
en transitar la formación académica y con el pasar de los años si surge algo lo
encararé sin miedos.
Preferís el
e-book o el libro en papel?
Y… prefiero
el papel, uno se crio así, el hecho de ir a una librería, una feria barrial o
llegar a la casa de alguien y ver una biblioteca llena de libros, tiene una
mística única, pero también hay que adecuarse a la nueva era donde el E-Book va
dando nuevas y grandes oportunidades. Y más en estos tiempos tan extraños para
los nosotros.
Contame dónde
se puede conseguir el libro
Epitafio de
un Céctel se consigue a través de la página de Autores de Argentina, o más
simple: lo buscas en Google. Escribís Epitafio de un Coctel, te aparecen las
opciones y te lleva a las principales páginas digitales.
AMAZON
APPLE BOOKS
GOOGLE BOOKS
BAJALIBROS
Compartimos con
ustedes el primero de los cuentos:
Conmigo mismo
La luna está cada vez más grande, parece que tiene un
imán que me lleva junto a ella, no dejo de mirarla, su brillo es majestuoso, su
luz penetra en mi pecho dándome energíaspara seguir caminando hacia la cumbre
del cerro.
—¿Cómo no hice esto antes? ¿Por qué esperé tanto? Acá nada
se detiene, nadie corre, nadie me atropella. La naturaleza marca los tiempos. Solo
siento la calma del viento y veo la bruma que trae una brisa tenue y delicada,
nunca pensé sentir de esta manera tan absoluta. Ya no me interesa encontrar
respuestas a mis preguntas. Me doy cuenta de que la calma viene cuando no las
hago.
El sonido de la respiración y mi sombra son mis
compañeros en esta subida. El guía me marcó el camino. ¿Dios me da la
fortaleza? ¿Existirá él? ¿Existirá el verdadero amor?
Pero si yo no pienso así.
Solo siento que el ansia por encontrarme es el motor que empuja
en este día.
Mi amigo Alberto dijo que encontrarse con uno mismo y
saber convivir con ello era como estar en el paraíso, ¿será este el paraíso?
La luna se perdió detrás de la bruma, el horizonte y la pradera
se tiñeron de naranja, hasta que no llegue no regreso a la cabaña. No necesito
nada más que seguir en este majestuoso paisaje, faltan 100 pasos y estoy en la
cumbre, las nubes empezaron a rodearme, mis pies, mis manos, mi cuerpo entero
se pierden en ellas. En la cima todo se ve diferente, me habían dicho.
Y es verdad, me doy cuenta de que soy tan pequeño en este
mundo. El sol empieza a brillar y sus rayos me dan un baño de humildad tan
grande que quiero llorar, ¿por qué me resisto?
Estoy solo, nadie va a ver.Me arrodillo, beso la roca y
mi cara estalla en un llanto profundo emocionado. No tengo a nadie para
abrazar, solo a las nubes que se desvanecen en mí. No puedo parar, ya no me
niego.
Mi amigo Alberto tiene razón, tengo que sacarme todo de
adentro, aunque no sepa qué.
Después de unos largos minutos seco mis lágrimas, respiro
profundo y me quedo sentado sin pensar en nada, mirando el horizonte.
Por un momento creo verlo a él; con sus brazos abiertos y
cara bondadosa Pero mis ojos irritados por el llanto, el viento que venía a mi
cara y el baile de las nubes me hacen dudar, pero no dudo más y entrego mi ser.
Instantáneamente vuelvo a sentir amor y no me duele.
Por un par de horas me quedo ahí, en las rocas, con la sensación
de alivio más hermosa de mi vida. No quiero irme, pero el cambio de viento y
las nubes negras avisan de la tormenta.
Bajo tranquilo a mitad de camino, me cruzo con un baqueano
que dice que en dos horas la tormenta es inminente,que mañana llega la nieve y advierte que esté bien
preparado de provisiones porque por un par de días no iba a poder salir.
Preguntó si necesitaba ayuda, dije que no, le agradecí y nos despedimos.
Entonces mientras seguía bajando repasé lo que había llevado a la cabaña; mecha
y querosene para la lámpara, media tonelada de leña, de provisiones lo
esencial: harina, café, sal, huevos, verduras, quesos, embutidos, carne en
lata, miel, tabaco, dos cuadernos en blanco, lápiz, y un ajedrez para poder
hacerme frente de una vez y encontrarme. A eso había ido y estaba dispuesto a
lograrlo.
A pesar de haber estado casi todo un día subiendo la montaña,
no estaba cansado. La energía que había recibido era tan poderosa que cuando
llegué prendí la chimenea, acomodé los troncos dentro de la cocina de hierro.
Tenía que alimentarme, así que amasé, este primer día en la cabaña se merecía
oler a pan recién horneado untado con miel pura y acompañado de un café bien
caliente. Mientras la masa levaba me duché, puse mi mente en blanco y pensé cuántas
veces estuve solo en mi vida: llegué a la conclusión de que nunca, siempre hay
alguien conmigo Siempre criando. Siempre metiéndome sin que nadie pida ayuda, a
veces sosteniendo hasta lo insostenible.
Será por eso que Alberto me mando acá. «Para aprender a
estar con alguien tenés que aprender a estar con vos mismo», dijo siempre.
Después de hornear el pan y sentir su tibieza en mis
manos y en mi estómago, dormí profundo.
Cuando desperté la nieve se había adueñado del paisaje,
eché leña a la fogata, calenté el café y pensé en mi madre, en papá, mis
hermanas, mis hijos, mis exmujeres y también en ella, a la que conocí en el
viaje. Prendí el cigarrillo, armé el ajedrez: puse las blancas del lado de la
ventana y las negras mirando nevar y aposté conmigo mismo que ganase quien
ganase no iba a renegar más. Solo iba a dejar que las cosas sucedan. El ruido
de las chispas y el humo del tabaco invadieron el ambiente e hice mi primera
jugada; peón cuatro rey.
@Ariel Guerra
................................
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario