viernes, 27 de agosto de 2021

Historia: Exodo jujeño

Hace 208 años, manteniendo su cuartel general en Jujuy, el General Manuel Belgrano tras recibir la comunicación que el enemigo español avanzaba con fuerzas superiores en número y armamento, impartía la orden de retirada total. El Triunvirato le ordenaba replegarse hasta Córdoba, previo paso por Tucumán, y el general, pese a no estar de acuerdo totalmente, cumplió la orden y, con una visión integral de las acciones de guerra que se estaban llevando a cabo, decide dejar Jujuy como "tierra arrasada" para debilitar el avance realista.

Foto: UNVIME


Así fue como el pueblo jujeño acató la orden que especificaba su movilización hacia Tucumán y el levantamiento de todo lo que fuera de utilidad de la zona. Abandonando todas sus pertenencias, se quemó todo lo que no era transportable, las casas fueron destruidas, los cultivos cosechados o quemados, se cegaron los pozos de agua, inhabilitando cualquier bien o recurso al enemigo que pudiera serle útil para recuperar el estado de sus hombres y ganado. Este hecho le produjo al enemigo un desgaste logístico que se hizo sentir sobre sus fracciones, y que fue incrementándose a medida que se adentraban en el territorio. Sumado a esto la acción de la retaguardia de combate a cargo del general Eustaquio Diaz Vélez que días después vence a una avanzada realista en el combate de Río de las Piedras el 3 de septiembre.

No sólo se destaca en los sucesos de nuestra historia esta sacrificada hazaña del pueblo jujeño, por abandonar sus casas, quemar sus cosechas y llevarse su ganado acatando una orden de tal índole, si no que también es interesante comprender el carácter y la firmeza que tuvo el general Manuel Belgrano para dar una orden de esas características. Finalmente, veinte días después, el ejército patriota vencería en Tucumán.

Cada año, se homenajea esta fecha en la provincia de Jujuy llevando a cabo una quema simbólica. En este acto se construyen chozas de madera y paja en el lecho del río Xibi Xibi, que luego son quemadas mientras la población se desplaza a pie y en carretas simulando la partida del pueblo que abandonó sus pertenencias y bienes en pos la libertad del pueblo argentino. El invalorable sacrificio de ese pueblo posibilitó el triunfo de las armas de la Patria.

(fuente:www.argentina.gob.ar/noticias/23-de-agosto-exodo-jujeno)

Quien mejor que una jujeña para escribir sobre el tema.

"En un día tan caro al sentimiento jujeño, comparto este romance (una de mis últimas creaciones para esta fecha):


23 DE AGOSTO

Al alba sonó el clarín 

anunciando retirada, 

ya todo estaba dispuesto, 

dispuesta también el alma.

Los ejes de las carretas

crujen de tan pesadas, 

crujen también las cosechas 

por las llamas devoradas. 

El año doce transcurre

llevándose los mañanas, 

los sueños que un pueblo herido 

para el futuro albergara. 

La voz de aquel general 

suena intrépida y con calma, 

exhortando a los jujeños 

a cumplir para la Patria. 

El rojo cielo norteño 

los bendice y acompaña, 

y la luna con recelo

lágrimas también derrama. 

¿Y el futuro? se preguntan; 

¿es que acaso habrá alborada? 

El general los alienta, 

pero el dolor los empaña. 

¿Cómo arrancar su camino 

si un gran dolor despedaza 

las ansias que desde siempre 

los llenara de esperanza? 

¿Cómo decir que se van 

sin un reclamo ni nada, 

dejando atrás una vida 

y con solo una añoranza? 

Pero este pueblo es valiente, 

y tiene fuerzas sobradas, 

y sabe que debe hacer 

lo que la Patria reclama: 

que el enemigo no encuentre 

comida, abrigo ni casa, 

pero que sí halle certeza 

de que es un pueblo con garra. 

Con estas meditaciones 

el pueblo jujeño arranca 

un camino tan incierto 

como incierta es la esperanza 

de regresar algún día 

y recuperar su casa, 

la tierra chica que espera 

en el norte de la patria. 

Un embozo cubre el rostro 

y casi enjuga las lágrimas 

mezcladas con tierra gris 

que el viento norte levanta. 

Cabizbajos, temerosos, 

van arrastrando su carga, 

tratando de no mirar 

lo que atrás se quedara; 

en las manos un rosario 

con sus cuentas se desgrana, 

como queriendo olvidar 

la angustia de tal hazaña. 

Porque Dios se va con ellos, 

y su camino acompaña, 

se hace presente en la luna 

que desde el cielo alumbrara 

el inicio de este andar 

hacia tierras tan lejanas. 

Difícil la travesía 

para unos hombres sin armas,

tan solo aquellos cardones 

vigilan las acechanzas 

de un enemigo infame 

que a la patria amenaza. 

Pero nada es imposible 

si hay valor en el alma, 

y si hay un pueblo guerrero 

que ya no le teme a nada. 

Nélida Miriam Robledo


©Silvia Vázquez

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