El trabajo en el aula con adolescentes, puede convertirse
en una sesión con el psicólogo. No significa esto, entrometerme en una
profesión que no me compete, pero siendo docente, los chicos “confían” sus
problemas a quienes los escuchamos de forma “subjetiva” u “objetiva” depende
del caso.
Desde afuera, las
cosas se ven de otra forma y quien acompaña al estudiante, puede dar su opinión
sobre una situación en particular, desde un punto de vista diferente a la que
se obtiene en el seno familiar.
Suele suceder que sale un tema fuera del curriculum
educativo, y se termina hablando sobre eso, dejando un rato de lado la clase
misma.
Los adolescentes muchas veces están reprimidos en sus casas
por diferentes motivos. Algunos padres, obviamente sin darse cuenta, exigen más
de lo que corresponde, sin ver las posibilidades que tienen sus hijos de
comprender y otras veces es al revés, no les exigen y los justifican, poniéndose
en la situación de “cómplices”.
Uno de los riesgos a que están expuestos es no permitirles
justamente, tomar riesgos. Intentan solucionarles todo y lamentablemente cuando
se exponen a situaciones donde deben resolver solos, no son capaces y se
sienten “inútiles”.
Los chicos demuestran sentimientos como los adultos, pero
de otra manera. El stress, tener dudas sobre sí mismo, sentir una presión para
lograr el éxito, miedos que van creciendo, son algunas de las causas para
preocuparse. No en todos los casos esto significa que el adolescente quiera
terminar con su vida, pero sí hay que estar atentos a los cambios que puedan
aparecer.
El abandono de su apariencia personal, actuaciones
violentas, retraimiento de amigos, escaparse de su casa, (evadirse), quejarse
de ser malas personas por no rendir con “diez”, son alertas para que los padres
los lleven a un profesional que los ayude a resolver ese sentimiento de culpa
que puede llevarlos a un final inesperado y doloroso.
Los riesgos existen siempre, lo importante es ver las
causas y hacer lo imposible para solucionar antes que sea tarde. Hablar,
escuchar y sobre todo, actuar en consecuencia.
©Silvia Vázquez
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