El sábado 13 se presentó en la Biblioteca Ciudad Jardín, la Antología "Memorias a largo plazo, realizada por la revista "Microscopías".
Martín Linares |
Martín Linares, a cargo de la edición, habló sobre la Beca del Fondo de las Artes y la Municipalidad de Tres de Febrero, recibida en el año 2018, con lo que se pudo realizar la edición y mejoras en a publicación de la revista.
Con el artista José L Marconetti |
Ante un numeroso público se entregó a cada participante un ejemplar del libro y luego se realizó un brindis. El intervalo musical estuvo a cargo del Dr. Jorge Laffargue y su hija, Carolina.
Participé con un escrito, relacionado a la escultura realizada en madera por el artista plástico José Luis Marconetti, situada en el bosque de eucaliptus de la estación de Villa Bosch, llamada "Naa chaché".
Agradezco a Martín Linares, Fernanda Macimiani y Sandra Wasilewski por haber llevado adelante la revista Microscopías, aunque ya no pertenezcan al proyecto, y darnos la posibilidad de publicar nuestros trabajos.
Naa Chache- Mujer
pájaro
Esta leyenda fue escrita a la escultura que está
en el bosque de eucaliptus de la estación José M. Bosch, Buenos Aires,autoría
del artista José Luis Marconetti.
La choza estaba preparada para el ritual del Hain,
muy cerca del campamento. La entrada a la choza no permitía a las naa ver el
ritual. Era solo para hombres. Aún así, escondida detrás de un imponente árbol
reseco por el viento, estaba Naa Chaché. Enamorada de Alekatem, el iniciado, no iba a perderse la ceremonia.
Sin notarlo, se apoyó en las ramas del viejo árbol, provocando un ruido que alertó a los ancianos,
ya preparados para enseñarle a Alekatem, los secretos de las tradiciones y
creencias.
Se agruparon, la rodearon, la llevaron hacia una
canoa y la empujaron hacia el agua. Alekatem
se quedó inmóvil, viendo como la canoa desaparecía lentamente.
Flotó varios días, sin siquiera moverse. Dormida,
y con el cuerpo entumecido de frío llegó a una orilla. Recién ahí, abrió sus
alas. Las abrió tanto que llegaron a transformarse en un caoba delicado que danzaba con el sol y la brisa fuerte del
sur.
Naa Chache, voló, tan alto que se perdió en el
continente. Ya cansada, bajó sobre un tronco de eucaliptus y se paró sobre la
imagen de una serpiente que la desafiaba. A pesar del miedo, volvió a abrir sus
alas, que flameaban al compás del canto de los pájaros. Ahí se quedó, esperando
a Alekatem, quien algún día se daría
cuenta de su infinito amor y llegaría a buscarla.
©Silvia Vázquez
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