jueves, 11 de abril de 2019

Cine: El sonido de los tulipanes


El 18 de abril se estrena El sonido de los tulipanes, un policial protagonizado por Pablo Rago y Calu Rivero, con las actuaciones de Roberto Carnaghi y Gerardo Romano, y un gran elenco integrado por Gustavo Garzón, Atilio Veronelli y Gustavo Pardi, entre otros. Este es el sexto largometraje dirigido por Alberto Masliah, y cuenta con un guión original escrito por Masliah junto a Hernán Alvarenga, con la colaboración de Lucas Santa Ana.

Ambientada en plena crisis de 2001, la historia gira en torno a una muerte en circunstancias extrañas, a los vínculos y silencios que unen a sus personajes, y al papel de cada uno durante los años de la última dictadura militar tanto como sus viejas ideas y prácticas resurgidas en los años neoliberales que antecedieron al estallido social. Si bien se trata de una historia de ficción, tanto la historia como sus personajes bien podrían haber existido en aquella Argentina quebrada, tanto a nivel económico como simbólico. 


                                

La historia se sitúa en Buenos Aires en 2001, en medio de una crisis social muy importante. Marcelo Dimmarco (Pablo Rago), un escritor frustrado por no poder alcanzar nuevamente la calidad literaria de su opera prima, trabaja de periodista de policiales en un popular diario, al que detesta. Hombre de familia derrotado, que pierde el amor que tenía en su matrimonio, y padre ausente, desvinculado de su hijo adolescente, que ya no lo estima, deja pasar su vida vencido.
Hasta que un día su padre, el prestigioso intelectual y ex activista político, Antonio Dimmarco (Roberto Carnaghi), de quien lleva años alejado, es hallado muerto en la bañera de su casa, bajo circunstancias extrañas.
Carolina (Calu Rivero), una joven misteriosa, vinculada a su padre en el último tiempo, le revela a Marcelo sus sospechas sobre un complot para silenciarlo y le sirve de guía para reconstruir sus días finales.
Pero nada es lo que parece: como un juego de opuestos, las vidas de uno y otro se ensamblan. Marcelo la usa como fuente para cumplir con la ambición desmedida de un periodista por publicar algo que salve su nombre, mientras que Carolina lo distrae solo para desviarlo de la verdadera historia, con la intención de ocultar su condición de hija de desaparecidos, y proteger a su apropiador.
Y aunque tratan de engañarse mutuamente, juntos descubren que la clave para resolver el asesinato de Dimmarco se encuentra codificada precisamente en la peculiar novela que llevará al éxito efímero a Marcelo como escritor.
La publicación de El Sonido de los Tulipanes al Doblarse, es la que provoca la ruptura definitiva entre padre e hijo. La historia cuenta la investigación de un periodista sobre una estafa de altos mandos exiliados, entre quienes figuran, además de su propio padre, el “Loco” Bertolini, ex-alto dirigente político de las juventudes revolucionarias, el aclamado pintor, el “Holandés” Van der Veelde, y el “padre” de Carolina.
Enredados en los engaños ambos terminan cediendo bajo sus más profundas necesidades: Marcelo que no sabe quién era verdaderamente su padre y Carolina que no sabe quién es ella misma.
Al regresar en busca del tiempo perdido, Marcelo y Carolina tienen la posibilidad de recuperar las piezas que les permiten reconstruir la verdad, sobre el complejo pasado de sus padres y su entorno. Pero al enfrentarse al complot real detrás de la muerte de su padre, aún sin saberlo, ponen en un gran riesgo la vida de los suyos.

https://www.youtube.com/watch?v=hM1MtSq18zk&feature=youtu.be


El sonido de los tulipanes fue producida por Sombracine, con el apoyo del INCAA. Sombracine SRL, es una productora audiovisual dedicada al desarrollo y producción de contenidos propios y de terceros a nivel nacional, regional e internacional. 

Rago,Romano el director y Rivero

                           

SINOPSIS

En Buenos Aires durante la crisis de 2001, Marcelo (Pablo Rago), un escritor devenido en periodista, debe volver sobre los últimos pasos de Tonio, su padre (Roberto Carnaghi), un consagrado intelectual de quien se encuentra profundamente distanciado cuando muere en condiciones extrañas. De la mano de Carolina (Calu Rivero), la ex secretaria de su padre, Marcelo se sumerge en un mundo oscuro, lleno de violencia y ambiciones de poder, enfrentándose a “El Loco” Bertolini (Gerardo Romano). Pero el peligro no solo lo acechará a él sino también a los suyos. ¿Podrá Marcelo encontrar los verdaderos motivos de la muerte de su padre?

Palabras del director - Motivación personal

Desde hace tiempo, incluso antes del comienzo de mi carrera como director, me encuentro trabajando el tema de la identidad. Primero desde la militancia política en agrupaciones de derechos humanos y luego, entre otras cosas, como docente de la carrera de Imagen y Sonido de la UBA, proponiendo trabajos académicos que incluyeran de una manera u otra el tema.
Hoy, que vuelvo a abordar en este proyecto, mi sexto largometraje, el mismo tema, se ha convertido en la directriz de mi filmografía.
Todos los proyectos que he desarrollado se apoyan sobre esta idea. En Schafhaus, casa de ovejas, mi primer largometraje de ficción, hablé de aquellos que fueron forzados por la dictadura a cortar sus vínculos con la Argentina. El acercamiento al tema de la identidad se dio a nivel personal, en el círculo de lo físico.
En Negro che, los primeros desaparecidos, mi primer largometraje, traté el tema de los afro-argentinos. En aquel documental de 2005 me refería a la identidad desde el ámbito de lo social, tratando de hablar de la argentinidad y su conformación con los aportes que la africanidad hizo a ella.
En mi tercera película, El último quilombo, también documental, reflexiono sobre el mismo hecho pero esta vez, para encontrar huellas profundas en la argentinidad. La película transcurre en San Félix, donde sus habitantes sostienen su identidad afro desde hace más de 100 años sin que esto fuera conocido por el resto de la sociedad.
En El sonido de los tulipanes, la órbita de la identidad ronda lo intrapersonal, lo psicológico, el más interno de los anillos que conforman el individuo. Qué sentimos, qué somos, a quiénes reconocemos como pares y a quienes como origen. La relación perdida de un hijo con su padre, hasta que la muerte de este último, provoca un reencuentro tardío para descubrir quién verdaderamente era.
Como productor además he intervenido en varias producciones que trabajan también sobre el mismo tema, donde la identidad de género, por ejemplo, también es tratada.
Desde lo formal, me entusiasma la idea de realizar una película de acción con elementos del policial y de la novela negra, pero también claramente ubicada dentro de la idiosincrasia y el estilo del policial argentino. Estilo que supo entrecruzar las grandes corrientes del género: el policial de enigma y el policial negro. En este caso particular además se agrega la intriga política.
Desde lo estético, esta película tiene varias vertientes. En principio se trata de una película de “época”, cercana a la actual pero con diferencias reconocibles. La historia está ubicada en 2001, en una ciudad consumida por la crisis social y política que vive el país. En ese punto el tema de la basura es preponderante desde lo narrativo pero también desde lo estético.
La basura se acumula en las calles, literalmente y simbólicamente.
La veremos desde un registro casi documental, como si la memoria de nuestro personaje que va describiendo lo que sucede, imaginara con ese tipo de registro.
Desde lo simbólico, por lo que pasa con la política, la farándula y los medios de comunicación que son parte del entramado narrativo, que como se trasluce en el guión están inspirados en personajes reales.
Para contrastar la basura, algunos “beneficiados” por la crisis viven en la opulencia, donde estéticamente están en las antípodas de lo que sucede a su alrededor. Esta idea está representada simbólicamente en las flores. Particularmente en los tulipanes, que conviven con los personajes que se identifican de alguna forma con la burguesía de los Países Bajos.
Estas dos imágenes entran en contraste creando un primer eje estético que recorre toda la película.
Otra vertiente estética tiene que ver con lo que propone el género policial, que remozado y “argentinizado” sigue siendo un género, con algunas reglas por cumplir, no tanto, pero un poco.
Trataremos de recrear un mundo oscuro, ambiguo, de ambientes húmedos y pegajosos, perversamente apasionado pero improductivo, imágenes arrebatadas de un mundo de contrastes.
En principio nuestros héroes tendrán una visión desencantada del mundo social, del que descreen. Como en el policial negro los personajes no creen en la transparencia de los hechos o en la claridad de lo real, sospechan de todos y descreen que algo pueda arreglarse, y ese es su punto de partida.
Estos son las motivos por los que realicé esta película, que además conforma por tamaño y ambición un claro paso adelante en mi filmografía.

©Silvia Vázquez
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