viernes, 26 de abril de 2019

Una iglesia histórica al norte de La Pampa



 Colonia San José está en el Departamento Quemú Quemú, Provincia de La Pampa.
San José -fundada el 19 de julio de 1910- nació como una colonia poblada en su gran mayoría por los denominados “alemanes del Volga”. 

                               

Provenientes algunos directamente de Europa y otros de asentamientos localizados en Buenos Aires, un núcleo fundador se instaló en la zona conformando una pequeña comunidad que hizo girar su vida en torno a la religión dotando de un particular estilo de vida al lugar.



















La Iglesia es un antiguo edificio construido entre el 31 de octubre de 1926 y el 8 de mayo de 1927 y fue declarada Monumento Histórico Provincial el 12 de agosto de 1983 según el decreto Nº 1192, durante la gestión del gobernador de facto Eduardo Fraire.

                                             

Desde lo arquitectónico, se destaca por su estilo neoclásico alemán, su torre de 23 metros y por la nave central realizada en mármol de Carrara. 




















Por otra parte, su valor patrimonial reside en haber sido el centro de atracción e irradiación cultural más importante del norte pampeano, y por ser la expresión tanto de la fe como de la cultura de una de las colectividades que a principios del siglo XX se instalaron en suelo pampeano.



















En el templo se daban clases especiales de catecismo, doctrina, música y canto. Fue, además centro de enseñanza primaria, aún después de que asumiera ese rol el Estado. Obispos y sacerdotes, incluso procedentes de Europa, visitaron la colonia por su dinamismo cultural y espiritual. 



Actualmente viven allí algo más de cincuenta habitantes. No obstante, conoció su época de mayor actividad entre los años 1936 y 1954, llegando a contar entre sus miembros a más de 500 personas.

                               














La industrialización y atracción de las grandes ciudades durante el primer peronismo, desviaron la atención de este polo de intensa vida social, cultural y religiosa. La cercanía de Colonia Barón a sólo 5 kilómetros más la llegada del tren a dicha localidad, fue minando la actividad comercial y productiva. El centro cultural se trasladó a Colonia Barón y San José quedó en la penumbra.


La historia del templo se remonta hacia 1912 cuando existía en la colonia una capilla de reducido tamaño para la congregación de los fieles que asistían 2 periódicamente a los cultos. A partir de la gestión de los mismos colonos, se obtuvo el permiso del Padre Inspector Valentín Bonetti para la construcción de un nuevo templo de mayores dimensiones. 

En forma conjunta los pobladores comenzaron con las tareas destinadas a la erección de edificio. Los ladrillos fueron elaborados en terrenos de un vecino fundador, el señor Jacobo Kitsner, mientras que otros vecinos como Luis Ropel y Francisco Reinhard recorrían el sur recolectando fondos para completar la obra. 


A su vez, cada familia esperaba su turno para acarrear ladrillos hasta el templo en construcción.

El 31 de octubre de 1926 fue bendecida y colocada la piedra fundamental. En dicha ceremonia estuvieron presentes el entonces gobernador del Territorio Ignacio Laza, además de algunas autoridades eclesiásticas y numerosos fieles. Finalmente, la inauguración del templo se efectuó el 8 de mayo de 1927.



Durante más de 70 años, la atención y cuidado del edificio estuvo a cargo de la familia Metner, una de las pocas que habita la colonia. El transcurso del tiempo y la falta de recursos, entre otros factores, contribuyeron seriamente al deterioro del inmueble. 

No obstante, hacia finales del año 1998 por la misma gestión de los pobladores de la colonia ante el gobierno provincial, se logró el inicio de los trabajos destinados a la restauración del templo. En la actualidad, la iglesia continúa siendo visitada por la comunidad local.





Pájaros, silencio, aire puro, casas de adobe abandonadas yo destruidas por el tiempo, al lado de casas de fin de semana tal vez, de gente que vive en Colonia Barón, apenas a 5 km de distancia, son los detalles más notorios luego de lo imponente e la Iglesia.


Extensas porciones de tierra alrededor, pueblos como quedados en el tiempo y la tranquilidad obvia de esa zona rural, atraen, no solamente por el paisaje sino por la historia y la toponimia de cada rincón.








Vale la pena rodar esos  casi 603 kms. Una pena que ya hayan escrito el frente con aerosol. Si, hasta allá llegó la desagradable "moda" de los grafittis.

©Silvia Vázquez
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2 comentarios:

  1. Patrimonio histórico y turístico en la llanura tranquila de la bonita Pampa.

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  2. Bonita arquitectura, interesante artículo. ¡Gracias Silvia, te abrazo, tocaya!

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