foto: Fund. FILBA |
Franco
Vaccarini (Lincoln, 1963) es un escritor argentino radicado en Buenos Aires desde 1983. Publicó más de ochenta libros para un público
infantil y juvenil, abordando múltiples géneros.
Su obra “Doce pescadores” fue
destacado como uno de los tres libros mejor editados en literatura infantil del
año 2016, distinción otorgada por la Cámara Argentina de Publicaciones.
Ganó el
premio El Barco de Vapor de Ediciones SM con su novela “La noche del meteorito”,
año 2006. Sus obras circulan por países como Chile, Brasil, España, México,
Colombia, Canadá y Estados Unidos.
El último
editado novela que salió en
agosto de 2019, publicada por SM “Qué
asco de vida”, lleva ese título sacado de los diarios de Kafka.
El
protagonista, Andrés, es un jovencito que sí tiene padres, pero que es enviado
por ellos muy lejos, a estudiar idioma francés a la ciudad de París, con la
esperanza de que así se recupere de la depresión en que se halla sumido tras
haber sido dejado por su novia Ariela y salga de ese “asco de vida” del que no
parece poder librarse por sus propias fuerzas. En la gran Ciudad Luz, Andrés,
casi huérfano y por las suyas, comienza su estadía en la residencia de madame
Monique, una casa oscura, vetusta, lúgubre, con un inquilino visible que
mastica con la boca abierta y otro habitante, oculto y siniestro y tal vez
apenas soñado, que ronda las sombras con su “nueva forma de presencia” que es
humana, pero no exactamente, o ya no del todo.
Paralelamente,
Andrés conoce a otra gente, hace nuevos amigos (entre ellos Pauline, una chica
con quien rápidamente pega onda) y descubre una trama oculta que lo conecta,
improbable pero ineludiblemente, con el colapso de la central nuclear de
Chernobyl muchos años atrás (en una gran casualidad, Franco escribió esta
novela corta poco antes de que surgiera la mundialmente exitosa miniserie
televisiva sobre Chernobyl) y que hace que se sienta él también, de una forma
indefinible pero innegable, también transformado, radiactivo, tóxico, también
en la inminencia de un cambio hacia lo monstruoso.
Un gran manejo de los climas y del suspenso,
una escritura fluida y bella, unos personajes entrañables y creíbles y un toque
de terror siniestro hacen de este libro uno de los más originales e
interesantes que leí en los últimos tiempos.
Franco, ¿qué es lo más
importante que debe hacer un escritor antes de sentarse a escribir?
Asegurarse
de que por una hora o dos el mundo no correrá peligro si uno lo abandona un
rato para intentar construir un mundo propio. Es decir: no dejar la pava en la
hornalla encendida, cerrar las ventanas si está por llover, contestar el
whatsapp urgente y silenciar el celular.
Leer
es la actividad más persistente a lo largo de mi vida. Leo por placer novelas y
cuentos; leo libros de historia o divulgación científica, leo para documentarme
para algún proyecto literario. Leo para estar solo conmigo, leo para conectarme
con los demás.
¿Quién es tu autor/autores
preferidos?
Hay
muchos, pero algunos son recurrentes: los Diarios de Kafka, los cuentos de
Borges, las novelas de Amélie Nothomb.
¿Qué libro te remite a tu infancia?
Pinocho,
de Carlo Collodi. Viaje al centro de la
Tierra, de Julio Verne.
¿Estás leyendo algo
actualmente?
El periodista deportivo,
de Richard Ford. Acabo de terminar Canadá,
del mismo autor. Y antes, leí La maestra
rural, de Luciano Lamberti.
¿Qué es lo más complicado para
un escritor, ponerle título a su libro o pensar el final?
Son
dos instancias fundamentales. Y depende de la historia, porque algunas nacen
con título y ya es inamovible; otras nacen con un título de batalla y después
cuesta encontrar el definitivo. También hay historias donde el final está claro
y es como irse de viaje con un destino seguro. Pero en otras ocasiones se nos presentan
opciones, y esa decisión puede iniciar un proceso tortuoso y hasta hacer naufragar
todo el proyecto.
¿Sos ordenado para escribir o
vas dejando ideas en papeles que luego compaginás?
Anoto
ideas en cuadernos, libretas, en el bloc de notas del celular… que nunca
retomo. Normalmente, cuando inicio algo voy a la computadora, me hago una hoja
de ruta o pienso mucho antes de escribir.
¿Sentís que hay mucho ego en la
literatura infantil?
Hay
tantos autores como hay personas; lo demás es prejuicio. La escritura literaria
congrega a gente humilde y talentosa… a veces de una modestia conmovedora. Si
alguien pisa el palito una vez no pasa nada, pero si vive en su egoísmo y se
piensa como el único escritor o escritora del mundo pagará el precio.
¿Considerás que tus libros
pueden ser leídos por público adulto también?
Estoy
convencido que muchos de ellos sí, aunque a la vez me hago la pregunta… ¿quién
puede darse el lujo de elegir a su público? Acepto con alegría a mis lectores,
de cualquier edad. Por otra parte,
publiqué dos novelas para adultos y voy por una tercera.
¿Te ha sucedido de comenzar a
escribir una historia y dejarla para escribir otra?
Me
han quedado algunas historias en el camino, que quizá retome algún día. Dos o
tres novelas.
¿Qué es lo que más te apasiona
de escribir para el público infantil?
La
confianza de que voy a poder comunicarme con ellos a través de ese relato, de
esa maquinaria narrativa que ofrezco para que me conozcan.
Que
le den una oportunidad a los libros, que hay allí mucho más de lo que pueden
imaginarse.
Habrá un libro que te sacudirá y que te llevará a otros y así se
transforma una vida.
Muchas gracias.
Nota ©Silvia Vázquez
............................
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario