Soltaba
el alba su gris melancolía,
y
asomaban tímidos los rayos del sol.
En
la aldea pobre colmada de pinos
senderos
sinuosos bajaban al mar,
y
sus esperanzas de a poco partían,
nunca
más vería a su dulce Damián.
Momentos
vividos quedaron muy dentro,
sensación
de vacío, nuevo despertar,
sus
palabras puras,su amor de chiquillos,
llevaba escondido María al pasar.
Se
veía en ella, rosados cachetes,
una
gran tristeza, voluntad tenaz,
a
pesar del tiempo y la gran congoja
que
en sus oídos podía tronar.
Mi
dulce María, su eterno final
fue
quedarse sola sin su dulce Damián.
A veces la vida te pone a prueba
bien
sabe que puedes
por
bien soportar.
Pero
nunca supo desde aquella noche
por
qué le arrancaron de su corazón
al
ser que ella amaba,a quien más quería,
a
quien por ella toda su vida entregó,
cuando
esa noche, en sus brazos tibios,
sus
ojos cerró para irse con Dios.
©Silvia Vázquez
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