Escritora invitada: María Teresa Di Dio

Amanecer de la vida

Edith Rosas Moreno despierta de pronto,hace muy poco que ha amanecido sobre la bahía,y la ciudad permanece envuelta en una niebla que se arrastra formando finas hebras grises.Diluye su tiempo en mirar por la ventana,la casa está en silencio como todos los días,sólo su perro que la mira entre inquieto y confuso demostrando querer salir.Abre la puerta para que Matute salga,mientras las tostadas se queman y el agua de la pava hierve desbocada.

Prepara su desayuno,pensativa mientras raspa lo que puede salvar de sus tostadas,una taza de café la reconforta.

Desde su casa se divisa la playa,el sonido del mar la arrulla provocándole un suspiro.A lo lejos se distingue una gaviota solitaria que seguramente va dejando sus huellas en la arena.

En su rostro se refleja la tristeza,ella guarda cicatrices del ayer,heridas que aún sangran,pero a sus cuarenta años piensa que le gustaría tener hijos y formar una familia.
Por su trabajo de secretaria que le da solvencia económica desahogada vive bien,entra a su perro y le dice mañana es sábado iremos al parque,Matute mueve la cola mientras come.

El día de trabajo transcurre bastante rápido,el cristal de la ventana le devuelve su imagen solitaria y frágil.

Día sábado,le coloca la correa al perro,el parque a esa hora de la mañana está solitario,su amigo corretea entre los arbustos,es media mañana cuando decide regresar,por el rabillo del ojo ve a un lector,o le pareció que la observa por el encima del libro?
Corría el año 2013 mes de julio,pleno invierno,frío e inestable.

Cuando camina de regreso del trabajo,una voz le hace dar un respingo,

_Buenas Noches,es el mismo joven del parque,apura el paso pero él le dice que es su vecino.La tarde había llegado a su fin,y un vuelo de pájaros atrapó su mirada,mientras las lágrimas mojaban sus mejillas.

Cinco meses de amistad y allí estaba Andrés proponiendole matrimonio,los sueños sólo corresponden a un pasaje de ida por la vida.




Mes de febrero 2017,Edith perdía la vista en el horizonte,mientras Matute corría detrás de unas gaviotas,se detenía y esperaba...unos pies pequeños lo seguían dejando sus huellas en la arena,en ese amanecer de la vida.

©María Teresa Di Dio
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