Lugo de una pequeña nana que la tuvo en resposo unos días, ha vuelto al ruedo, como siempre, con estas bellezas escritas. ¡Gracias Leonor!
de su libro: S E N T I R E S
MOMENTOS DEL CORAZÓN
NO HAY OLVIDO
Esta noche la luna ha salido de ronda, el viento refugiado tras los frondosos árboles condena al parque a una quietud y un silencio que lastiman, y que me envuelven sin misericordia. Se secaron las lágrimas en mis ojos, se esfumaron los sueños, perecieron los proyectos. Son tiempos de soledades, de evocación, y revuelvo los rincones del pasado sin hallar la liberación. No hay olvido.
La luz mortecina del viejo farol ilumina apenas el parque solitario. Él y las negras rejas despintadas que fueron testigos mudos de aquellos besos apasionados, de proyectos disipados, de nuestro amor fracasado, hoy hacen rechinar sus goznes en son de queja, amalgama de vida y de dolor
Quisiera quitar de raíz tantos errores cometidos y tanto tormento ya sin razón. Y vuelvo al parque a plena luz del sol, tratando de no exacerbar viejos enconos, a abandonar el tormentoso pasado y para reconciliarme con mi destino dudoso.
El verdor acuarela primaveral apacigua mi desaliento. Las bellas flores del Jacarandá traman una fina mantilla celestial al dejar caer sus flores sobre el césped húmedo del parque. Y camino descalza sobre ellas, impregnándolas con los recuerdos más queridos de un infortunado amor. Siento que la sombra temblorosa del aromo cayendo sobre el suelo, me protege. Las gotas de rocío que olvidó la noche coronan los pétalos perfumados de las rosas amarillas. La fragancia dulzona de las diminutas violetas del cantero que está detrás de la fuente me transporta a una nube de calma, de sosiego, mientras las lágrimas resbalan por mis mejillas, intentando borrar los surcos de amargura que dejó ese amor pérfido. No hay olvido.
Leonor Pires.
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