viernes, 30 de julio de 2021

INFORME:Media hora de…¿ dulce?

                               


Es la golosina más polémica que existe. La inventó un asturiano en Uribelarrea, provincia de Buenos Aires. Amada y odiada, ni sus fabricantes saben el origen real del nombre.

La grieta se da entre el ansioso del masticable y el paciente cultor del caramelo duro. Y entre lo duros, el Media hora es Clint Eastwood. Además, Duro de morder antes de los dos minutos, empezó a fabricarse en 1952.

El responsable: Rufino Meana, un gaucho con base en Uribelarrea, Cañuelas, provincia de Buenos Aires. ¿Cómo definir su gusto? Rufino lo bautizó “anetol”. La fórmula secreta es tan misteriosa como la de la Coca-Cola y sólo fue revelada cuando Meana le vendió la marca a Stani. Meana instaló su fábrica de dulces. Fabricó también el alfajor "Gran casino".

Y mire si le habrá quedado chica,  que a mediados de siglo decidió  comprar una estancia en Uribelarrea, partido de Cañuelas. Allí no solo amplió sus instalaciones sino también el abanico de dulzuras ofrecidas: caramelos de dulce de leche, de tres sabores y –haciendo uso de los tambos que proliferaban en la zona– hasta se atrevió a la leche condensada. Al decir de los vecinos, se estima que don Rufino montó tamaña fragua allá por el año 1952, pero la miel del éxito le duró poco, en tanto falleció para fines de década y sus hijos no recogieron el guante paterno.

El Media Hora (en rigor 1/2 Hora) tiene un reloj dibujado. ¿En qué hora está? ¿Una y media? ¿Ocho? ¿Cambia la hora según el envoltorio? Alejandro Dolina se ocupó del tema: “Tengo la ligera sospecha de que ese reloj anda”

“Ninguna golosina puede tener un sabor tan apocalíptico y contrahecho. El sabor de la vejez, el gusto de un suéter lleno de humedad. Es lo que te convida una abuela que vive rodeada de gatos y lo único que tiene para convidar de un tazón lleno, son Media Hora comprados durante la última Dictadura Militar”.

Cuando comenzaron a fabricarse se le atribuyeron cualidades digestivas. Hay una publicidad de 1982 que lo promociona con niños, lógica aspiracional de cualquier golosina. Fue la última vez que se invirtió tanto para un producto tan poco estratégico. Al cabo de distintos días, este cronista pudo comprobar que el caramelo, como mucho, dura 14 minutos.

“No los como”, se ataja Naná, única crítica de golosinas del país. “Intenté descubrir su magia, entender por qué un dulce color caca tenía tan admirable permanencia, pero no pude ni cinco segundos. Creo que en cierto sector de la sociedad es un caramelo vintage; es decir, un caramelo snob que supone distinción y experiencia. En lo personal, si fuera la única golosina en una isla desierta, preferiría comer arena”

“Desde el punto de vista histórico y nostálgico, los Media Hora son testigos vivos de lo que eran las golosinas de otros tiempos. Para mí pertenecen al patrimonio kiosquero junto a las pastillas DRF y el bocadito Ho."

Con la muerte de Meana comenzó el pasamanos. Stani fue el primer gigante en meter las narices en el asunto, para transferir la firma al grupo de Cadbury y Adams. Luego sería el turno de Kraft Foods y, posteriormente, Mondelé, hoy padrino de clásicos como la Tita y Rodhesia, por lo que los caramelos Media Hora encontraron su buen cobijo. Al menos, el suficiente para marchar como relojito a las carameleras kioscos y golotecas. Todo muy orquestado hasta aquí, sí, pero… ¿qué ha sido del dulce coloso de Uribelarrea? A poco menos de mil metros de la estación ferroviaria, sobre la prolongación de la calle Carlos Vega, el antiguo galpón en el que don Rufino Meana trajinó de lo lindo aún resiste de pie. Lejos de los azúcares, maquinarias y envoltorios, el seno de los Media hora ya nada sabe de operarios. Reconvertido en vivienda personal, del tipo loft, cambió de manos por última vez en 2018, y con idéntica finalidad.

 


Desde luego, a cada visitante de Uribilarrea se le van los ojos hacia los viejos dominios de don Rufino Meana. Pues si el “detrás de escena” o envoltorio de los caramelos Media hora es un tanto desconocido, tras los muros de la antigua fábrica descansa, incluso, un nuevo ingrediente para la ya recurrente polémica mayor. Si su permanencia en la boca no llega a los 30 minutos, ¿a qué se debe su nombre? Dicen que dice, cual religiosa costumbre diaria, las máquinas de la fábrica se limpiaban media hora antes del cierre. Y sí, melazas, glucosas y colorantes remanentes, en grata compañía del anetol, daban vida a los famosos caramelos. ¿Misterios resueltos? Así como la propia permanencia de los Media hora, la historia continúa.

 

(fuentes: InfoGBelgrano Diario Digital, https://pulperiaquilapan.com/, fb www.hoyrojas.com.ar y fb Uribe pueblo natural )

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