Campanópolis está ubicado en la localidad de González Catán,
Partido de La Matanza, a unos 36 kms de
la Ciudad de Buenos Aires.
Castillo de la cebolla |
La “ciudad medieval” más ecléctica más conocida en Buenos Aires,
fue creada por Antonio Campana, un gran empresario y comerciante quien tenía
fábrica de enlatado de conservas en la provincia de Mendoza y aquí en Buenos
Aires tenía almacenes y supermercados mayoristas. Campana compra las tierras para
tener su casa de fin de semana, quincho piletas y algunos animales. Lamentablemente
al poco tiempo que él las compra en el año 1980 y bajo la dictadura militar, el
Estado se las expropia y va a colocar el CEAMSE, empresa que trata los residuos
que provienen tanto del Capital Federal
como de Gran Buenos Aires.
Torre de Rapunzel |
Desde el año 1980 hasta el año 1985, una gran parte del predio
fue rellenado con basura. En 1985 en democracia y por medios legales Antonio vuelve
a recuperar sus tierras pero las condiciones eran pésimas y se decide hacer el saneamiento,
plantando árboles . Dos años después sucede algo que le da un vuelco a su vida.
Los médicos le diagnostican cáncer y no se no sabía cuánto tiempo podía llegar
a vivir producto de esa enfermedad. Por ello decide construir Campanópolis,
básicamente porque a él le encantaba todo lo relacionado con la temática medieval.
Pasaje del búho |
Viajaba continuamente hacia Europa y trató de volcar toda su
experiencia de viaje construyendo su propia aldea con elementos de remate de
demolición y de reutilización de la Ciudad de Buenos Aires así que estrictamente
hablando, Campanópolis no es una aldea medieval, sino que es una aldea
ecléctica que junta diferentes estilos sin tener ninguno en particular; con un
cierto aire medieval.
Él construía las estructuras de hormigón y luego las iba decorando
con elementos de remate o demoliciones, como puertas, ventanas, ventanales y
vitró y además en este proceso el rompe con la lógica. ¿ Quién colocaría una
teja en el piso, o rejas donde no hacen falta? Ventanas e incluso escaleras que no llevan
hacia ningún lado. Tampoco hay unidades de medida, ni un nivel, una plomada o
una escuadra.
Casa de campo |
Si alguien tiene conocimiento arquitectura o ingeniería, posiblemente
le dé un shock.
Comienza Campana a construir esta aldea en el año 1999. Se
agrava la enfermedad y los médicos le dicen que solamente le quedan dos años
más de vida. Pero vive hasta el año 2001, a los 75 años de edad. Tal vez en el caso de Antonio, estar todos los días trabajando
para cumplir su sueño y hacer lo que le apasionaba, le sirvió como una suerte
de terapia e hizo que su vida se alargara.
Caireles |
Hay obras que no llegó a finalizar y las preserva la familia principalmente por unacuestión afectiva. Este lugar no fue hecho para un fin turístico sino que se utiliza actualmente como parque fotográfico y por medio de estas visitas, se pueden conocer la obra que realizó don Antonio.
En este predio no vivió, no vive, ni vivirá nadie.
La aldea se divide en tres sectores: la ciudadela, la zona de castillos donde están los pasajes, museos y torres que nos pueden trasladar de alguna forma a una aldea con aire medieval, luego el bosque que nos lleva ya alguno de los cuentos clásicos como Caperucita, Hansel y Gretel o Blancanieves y la última que es Villanueva donde muchas veces se han relacionado las construcciones que quedaron sin terminar con las obras del arquitecto catalán Anthony Gaudí en cuanto a patrones y formas. Lo cierto es que esa parte de Villanueva que es la última del recorrido solamente se hace con un guía. Los espacios cerrados se pueden recorrer una vez que termine la visita hasta las 13 hs, donde el parque cierra por completo.
Bosque |
El primer castillo que nos encontramos cuando llegamos a Campanópolis
está completamente vacío por dentro y se llama “La cebolla”, no porque fue
hecho en capas, simplemente porque había una planta de cebolla que se retiró
del lugar y se construyó el castillo.
Hay muchos lugares y objetos que no van a tener una respuesta
objetiva y otros que van a tener respuestas muy simples.
El primero de los cuatro pasajes que forman parte del
pabellón blanco se relaciona con el objeto que lo caracteriza, como el de “La
campanita”. Por un lado tiene camarines usados en las producciones fotográficas
que generalmente se realizan de lunes a viernes de 8 a 17 horas sin embargo,
las visitas guiadas para que puedan conocerlos, se realizan solamente miércoles
viernes sábados por la mañana.
Los únicos domingos en el año que abre son aquellos que
tienen un feriado largo después como el feriado de Carnaval. Ese domingo de
carnaval, estuvo abierto al público.
Vamos a encontrar una forma particular en algunas puertas que
usaron como molde para que quedara así la textura. Las puertas y ventanas no
necesariamente van a estar en las paredes. Muchas veces van a estar en los
techos, van a funcionar como moldes y van a dejar las formas.
Hay que prestarle atención a los pisos, a las paredes y a
los techos porque hay muchos detalles que pueden pasar desapercibidos. Allí
también se encuentra la sala de la moneda, que tiene monedas antiguas en los
marcos de puertas y ventanas , manijas que solían estar en muebles, pero otras
que tienen las caritas de leoncitos, son de color dorado que originalmente se
usaban para levantar los ataúdes. Sin embargo decorando esa pared, este museo
queda completamente diferente.
Antonio va a separar los caireles de las lámparas, no por
defectuosos, sino para darle otra función y los va a colocar en los techos y
también de las paredes.
Las cerámicas del piso fueron colocadas al revés generando
una técnica antideslizante, porque tal vez tenían algún diseño que no gustaban
y trato de reutilizarlo de otra. Las maderas que se encuentran allí dentro eran
del Hipódromo de Palermo de Buenos Aires.
El castillo más grande de Campanópolis, tiene 19 metros de
altura en total y se destaca por torres
con techos de 12- y 4 aguas. Debajo el salón Pacífico, que tiene muchas puertas
y ventanas en ambos pisos. Son salones amplios usados en los importantes
eventos como la fiesta de casamiento del hijo de Ricardo Montaner en el año
2007 o también la presentación de uno de los discos de Maná en el año 2014. El
nombre está dado por las columnas que solían estar en las Galerías Pacífico
antes de convertirse en un shopping en la década de los 90, pleno auge de construcción
de la aldea. A este castillo, Antonio le va a agregar la torre, que recibe el
nombre de una princesa que tiene el pelo muy largo y la torre la pueden ver
hacia la izquierda: Rapunzel.
Al lado de la torre de Rapunzel está el Museo del Hierro,
donde hay diferentes habitaciones divididas en secciones por carteles de
ferrocarril,. Allí hay objetos antiguos de hierros forjado, la sala del Quijote
de la Mancha con un techo de puerta rojas, una sala de elementos mortuarios
como tapas de hornos crematorios y también la sección de inodoros.
Antonio diseñó todo con un papel y un lápiz. No era arquitecto,
no era ingeniero, tenía solamente la escuela primaria. Después de tener toda la
base del edificio empezaba a dibujar.
En el Museo don Antonio hay un cuadro con un boceto de una
ampliación del salón Pacifico Ese dibujo fue suficiente para que se diseñara el
castillo más grande de la aldea.
Los únicos lugares hechos por planos de arquitectos son los
de la casa de campo y la iglesia de Cambados.
La casa de campo no se usó. Antonio no se quedó nunca a
dormir acá tampoco lo hizo su familia. Actualmente está completamente
deshabitada, aunque tiene todos los ambientes que nosotros tenemos en nuestras
casas. Toda la planta baja se convirtió en un depósito para la maquinaria que
se usa de lunes a viernes.
Próximamente van a comenzar las reformas también en la casa
para mejorar el sistema de los baños y habilitar más, para que sea mucho más cómodo para todos.
Hay postes de luz que van a acompañar al el sendero. En la
parte de arriba hay objetos reciclados, que no están cumpliendo la función
original: los portalámparas eran las patas de los antiguos pupitres escolares.
El Museo de la madera, en los laterales tiene una cardadora
de lana con un objeto que se usaba para acondicionar la lana con la que hacían
los colchones (ya casi no se encuentra en ningún lado) con un engranaje traído
de la bodega Trapiche de la provincia de Mendoza. Todo el piso fue hecho con
tejas pizarras, porque no necesariamente debían estar en el techo. Allí tienen
otra función. Las escaleras que se ven adentro no llevan a ningún lado ya que la
única forma que hay para subir al primer piso es por la escalera de afuera.
Los laterales en realidad formaron parte de la red ferroviaria
argentina hasta la década del 90 que gran parte dejó de funcionar en todo el
país, entonces muchos objetos fueron a remate.
Antonio trajo al por mayor señales de diferentes tamaños: barreras,semáforos
de cuatro luces, las piedras que solían estar en las vías de tren también
decorando las paredes o durmientes en el ferrocarril armando estructuras completas.
A lo lejos se ve un vagón, ya que iba a construir las bases de una estación de
tren porque quería hacer un circuito ferroviario, pero lamentablemente no le
dio el tiempo. La idea era acercar el predio al río Matanza,que es el límite de
Campanópolis.
Un par de años después que fallece Antonio, la locomotora sufrió
un acto de vandalismo, que la deja completamente destruida. Hoy en día terminar
con ese proyecto es completamente imposible. Desde el molino holandés se puede ver
lo que quedó del tren y aquella estación inconclusa. Lo cierto es que cuando
Antonio fallece no deja dibujos, ni libros ni diarios; lo que a la familia le imposibilita
poder continuar con la obra.
Los hijos deciden en principio, no seguir porque no sabían qué era lo que él quería hacer en realidad y con el paso del tiempo fueron priorizando otras cosas como el mantenimiento de la aldea y la difusión.
Molino |
Al fondo del predio hay una tosquera que surgió por la
extracción de tierra para construir las pistas del aeropuerto internacional de
Ezeiza y también la autopista Ricchieri. Antonio le agregó un muelle sin fin
con los tablones del antiguo Estadio de Argentinos Juniors y justo en diagonal
a esta tosquera va a construir la casa de barco que es el final del pabellón
blanco.
Las 12 casitas del bosque es un sector completamente
diferente al primero, la zona del castillo. Las construcciones son más bajas y
tienen otros materiales y hay árboles que no corresponden a la provincia de
Buenos Aires, ya que se ven muchas especies de la Patagonia que con el paso del
tiempo fueron creciendo y modificando el paisaje. Hay también columnas que
terminan con ruedas de carretas o patas de máquinas de coser, porque cuando
Antonio empieza a diseñar este sector los árboles no tenían el tamaño que se
pueden ver hoy en día y con el paso del tiempo fueron quedando cada vez más
pequeños.
Algunas construcciones están completamente vacías: la casa
de los adoquines con muchos adoquines traídos de las avenidas importantes de
Capital Federal por ejemplo de la avenida La Plata y la casa frente a esa otra
construcción tiene techos de Adobe a dos a dos aguas y en la p arte de arriba
un mirador, pero ese mirador fue un tanque de agua con cuatro puertas.
Si caminamos por el bosque, tendremos la sensación que algún
momento nos vamos a encontrar con Caperucita Roja o con Hansel y Gretel o
Blancanieves y ¿por qué? Porque Antonio diseñó todo ese barrio pensando en esos
cuentos clásicos.
Yendo hacia Villanueva, hay un camino que llega hasta el
molino holandés. Es una réplica del que está en el parque Pereira Iraola de La
plata.
Desde el año 1843 está la casa vieja o casa del general
Rosas, que es la única vivienda que fue en algún momento habitada, por eso
tiene la planta en forma de L, característica de esa época y unas paredes de un
grosor de 60 centímetros. En el interior hay un sótano que hasta hace muy poco tenía
todavía unos vinos de aquella época, así que fueron retirados y ahora se
encuentran en la Casa de Campo. Esta casa por error, se llamó casa del general
Rosas por la estancia San Martín de Juan Manuel de Rosas. En realidad en
aquella época usaba puesteros alrededor para poder protegerse de los malones, y
por la cercanía llevó a confusión. Una vez investigado este tema, con estudios
de Alfonso Corso y de la Universidad de La Matanza supimos que no era de un
simple vecino de González Catán que luego abandonó la propiedad. Cuando Antonio
compra las tierras le repara el techo, las aberturas y toda la decoración para
que forme parte de Campanópolis, agregando el “aljibe de Blancanieves”.
Algunas construcciones están sin terminar, o derrumbadas, como
un silo que aparece a un costado del bosque. La idea era se convertirlo en bar o restaurant, donde
Antonio quería agregar estantes, una
barra y una mesa. Lo cierto es que con el paso del tiempo se fue torciendo cada
vez más y pasó a llamarse “el silo de Pisa”
Otra estructura que quedó sin terminar es donde hubiera
funcionado un hotel o una escuela de estudios ecológicos, pensada junto con el
Padre Mario, un sacerdote muy conocido de González Catán que era muy amigo de
la familia.
Gracias al Padre Mario, Campanópolis se abrió al público aún cuando Antonio aún estaba con vida, pero fue un breve periodo de tiempo porque lamentablemente quienes ingresaban, no cuidaban el patrimonio, empezaban a desaparecer objetos o se empezaban a romper entonces Antonio decidió cerrarlo al público y son los hijos, quienes finalmente deciden abrirlo al público cinco años después de que él fallece.
Cruzando los árboles del bosque está la iglesia de
Campanópolis: Tiene un estilo neocolonial y es una réplica de la parroquia San
Francisco de Asís que está en la ciudad de Santa Fe Capital. Allí se casó el
hijo de Ricardo Montaner en el año 2007 en el año 2020 lamentablemente sufrió
un acto de vandalismo, que la dejó completamente destruida. Hubo un incendio
que hizo que se perdiera todo lo que tenía en el interior y en el techo
entonces por peligro de derrumbe no hay posibilidades de acercarse.
Villanueva que es donde están las torres famosas de Internet
y del otro lado, hay otras construcciones que forman parte de ese sector.
Campanópolis no recibe ningún tipo de ayuda ni colaboración del gobierno, ni a nivel Municipal, ni provincial, ni nacional. Se mantiene con las producciones fotográficas o con las visitas guiadas. Están trabajando mucho los hijos en recuperar estos espacios que se están perdiendo con el paso del tiempo.
Villanueva |
Escalera al cielo |
Villanueva sólo se puede recorrer en la visita guiada porque
es el sector que quedó sin terminar-Antonio hacía todas las construcciones en
simultáneo, entonces esta última parte queda tal cual él la dejó .Villanueva tiene
senderos y va a estar marcado por todo un
tendido eléctrico, unas columnas que no tienen ningún tipo de electricidad y
todo un tendido que solía estar acompañando las vías de los trenes. Hacia la
derecha las puertas al cielo, porque no nos conducen a ningún lado y de hecho a
medida que avanzamos en todo Villanueva se ven bastantes referencias al cielo: escaleras
al cielo, puertas hacia el cielo o construcciones hacia arriba. Tal vez en
alguna forma quería dejar algún tipo de mensaje, pero no dejarlo escrito, no
puede confirmar. Del otro lado se ve un paso a nivel que le pertenecía a la
línea Belgrano Sur que conectaba ciudad de Buenos Aires con González Catán. Estaba
en el kilómetro 30 de la ruta nacional Nro 3. Lamentablemente cuando cierra
parte de este ramal, Antonio trata de recuperarlo, de darle vida de nuevo y lo
trae aquí a Campanópolis con un recuerdo de esta ruta que nos lleva hasta el
fin del mundo .
Uno de los edificios más altos se destaca por rosetones que
son en realidad círculos formados por piedritas de diseños muy sencillos,
hechas con las tapas de los baldes de pintura para que tenga la forma circular
y luego las piedras se pegaron una por una en forma manual en ambas caras y
ambos pisos del edificio. Un trabajo de hormiga. Se dice que hubiera funcionado
una confitería para acompañar al hotel que estaría enfrente : la Casa de los
Azulejos, hecha con cerámicas que van a decorar tanto las veredas como las
fachadas del mismo estilo . En un entrepiso van a encontrar rejas que decoran
nada más.
La siguiente casa que se puede ver, tiene un estilo
arquitectónico un poco más definido. Se asemeja un estilo de neoclásico de 4
columnas de capital jónico y un frontón triangular que tal vez en otro lugar y en
otra circunstancia, hubiera contado alguna historia, pero acá fue decorado con ménsulas. El interior está
completamente vacío, así que muchas veces lo han relacionado con mausoleos de
cementerios.
Frente a ese edificio, hay escaleras al cielo que no nos
llevan a ningún lado, pero si se les presta atención, pueden ser miradores,
porque apuntan hacia diferentes sectores de Villanueva: hay una que da hacia la
casita de las islas a la cual no se puede acceder porque no se pueden subir
puentes. Esa casita tiene toda la decoración también en las paredes, pero lo
único que se distingue es el techo, con unas bochas que eran de telgopor recubiertas
con cemento para que quedaran bien firmes y unos embudos colocados al revés que
originalmente se ponían en la parte de arriba de los silos para que ingresaran
mejor los granos. Esa casa que no tuvo ningún tipo de denominación por parte de
Antonio recibe siempre diferentes nombres por los visitantes: Casita de las
bailarinas, el segundo, por el horario: Casita de la picada, porque a veces suele
dar hambre a la hora de la visita. Casita de los extraterrestres y Casita
de Los Supersónicos.
Puerta al cielo |
Bocetos de Campana |
En Villanueva hay diferentes construcciones que tienen
techos de tejas, no se puede ingresar a ellas, ya que las únicas torres que
pueden ser visitadas son las multicolores : La primera que tiene círculos
tapados con maderas (eran mesas y las patas de las mesas están en la parte de
arriba de las torres del salón Pacifico).
Las dos torres, las torres mellizas, las Torres Petronas, o
las torres Caleidoscopio por fuera tienen una mezcla de pasto con cemento a
cucharadas en su totalidad para que quede una textura particular y en el
interior la combinación de colores junto con la luz natural que ingresa por las
ventanas y un techo oscuro hace que en las fotos parezca que no tiene techo.
La casa de las chimeneas torcidas en realidad eran partes de
una fábrica que acá y recibe diferentes nombres: de los fuegos artificiales o
de los lápices derretidos y es una postal icónica de Campanópolis porque es una
de las primeras imágenes que aparecen en internet y parece mucho más grande de
lo que es en realidad
El predio tiene 12 hectáreas modificadas por orden de Antonio
Campana y una visita de una hora aproximadamente caminando para conocerla en su plenitud.
Para solicitar visitas; les dejamos la página web: www.campanopolis.com.ar
Gracias a la guía que nos acompañó, Rocío, a Ingrid y Sergio por su disposición y colaboración para el desarrollo de esta nota.
©Silvia Vázquez
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