viernes, 25 de septiembre de 2020

Escritora invitada: Mirta Serrano


            

Mi secreto 

A veces cuando siento que todo se derrumba a mí alrededor busco a Super Nova.

Ella y yo solo sabemos de nuestro secreto.

Me escudo en su amistad sincera. No hablamos. No nos miramos. Sabemos que estamos cerca. Nos presentimos. Saber que ahí afuera si me asomo puedo rozarla me da satisfacción. Si la descubro siguiendo su huella puedo sentir ese aroma sabroso que lleva siempre en su piel.

Super Nova no usa capa. Ni arma defensiva. Ni antifaz.

Sin embargo ella me da fuerza. Me da la sensación serena del refugio.


Me da la voz del triunfo galopando entre las sombras.

La vida me ha demostrado que no todas son rosas.

Que no todas son amables caricias que consuelan mi pena.

Que las lágrimas que huyen buscando la fácil salida de mi rostro hundido en la penumbra me da el consuelo de ese esperar que pase la tormenta.

Sintiéndome abrazada. Protegida. Comprendida.

Sintiendo que aquella ausencia que un día gris me partió el alma para siempre se puede hamacar en el amor.

Cuando conocí a Super Nova fue una noche donde otra vez alguien me había lastimado con ese cuchillo transparente que el otro no nota, pero que a uno la vida le rompe las horas de la belleza sideral de la paz. ¿Al otro que le importa?

No podía creer que otra vez alguien me dañara. Que vieran la fragilidad en mí. No podía dejar que fuera excusa sin sentido que me traspasara el dolor.

No podía gritar. No quería hacerlo. No quería tampoco que nadie se enterara de que iba otra vez con el alma estrujada de la inmunda humanidad que me podía ver rodando en ese agujero negro de cuando se apaga la luz.

Aquella noche recuerdo me di un baño a la luz de la luna que asomaba por la ventana. Los cristales mostraban la luz blanca que llegaba a mí como con un mensaje.  Quizá un hechizo. De repente me sentí sana. Santa. Viva! y me dije –Hasta aquí llegó el desamor.

Salí del agua. Caminé desnuda hacia el cuarto. Me miré en el gran espejo que había allí.

Me descubrí. Sonreí. Me di cuenta que me había convertido en otra.

El paso de los días me demostró que no puedo negarme aceptar que existe el mal o lo inesperado que te defrauda la vida.

Sin embargo ahora estaba acompañada.

Cada instante que presiento que la tormenta está por arribar desdibujada pero firme Super Nova me sonríe y sé que puedo caminar la vida rumbo a las arenas de la armónica paz. La mía.

Mirta Serrano-Villa Ballester-San Martín-Buenos Aires.La escritura es su modo de vida. Siendo pequeña se inició con talleres literarios. Editó 6 libros. Participó en concursos, Juegos Florales y eventos relacionados con la cultura y el arte. mirta.serrano@hotmail.com

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