viernes, 6 de noviembre de 2020

Las playas en Ostende hace años

 EL PRIMER CHIRINGUITO EN LA PLAYA


La imagen puede contener: cielo, océano, puente, exterior y agua



“Jean-Marie Bourel nació en Renac, la Bretaña francesa, el 16 de junio de 1885. Llegó a Argentina en 1908, en el mismo barco que traía a Augustine Poli y Ferdinand Robette. Aparentemente vino al país designado por las autoridades militares francesas para comprar caballos en una estancia de Navarro, pero enterado del proyecto de los belgas decidió ser parte del asunto y afincarse en Ostende. Según su nieto, Roberto Kusak Bourel, el hecho de no regresar a su país para luchar en el frente europeo lo convirtió en desertor de guerra y, por eso, se quedó de por vida entre los médanos. Allí conoció a Aurora Benítez, con quien se casó en 1913 en Madariaga porque en Ostende todavía no había sacerdotes. Tuvieron nueve hijos, todos nacidos en El Hotelito (que, reformado, es el actual Hotel Savoia). Cuando en 1915 nació el primogénito, Luis, las fiestas se prolongaron una semana: era el primer bebé que llegaba al mundo en estas playas. Dos años después fue el turno de Elena, custodia de la memoria familiar y autoproclamada «la primera mujer nacida en Ostende». En todos los casos, el partero fue «José», como lo empezaron a llamar todos. Junto con las familias Aginoviana y Armentía, los Bourel integraban las únicas tres familias que residían de manera permanente en Ostende, aunque algunos de sus niños lo hacían en una pensión de Madariaga mientras duraba el período de clases.

Jean-Marie se daba maña para la carpintería y era bastante buen techista, con lo que en 1928 levantó una casilla de madera y chapa en la playa, en el mismo acceso del muelle. Se la alquiló a Leonardo Pinto, apodado el «Ronco», quien junto con el «Rubio», otro madariaguense, la transformaron en un improvisado bar: El Viejito del Acordeón. Bebidas frescas y pescado frito se disfrutaban en torno a la casilla sumándose la música marinera que ejecutaba el «Ronco». Una fuerte sudestada destruyó el bar y parte del muelle en 1942. Dicen que Bourel terminó sus días como un ermitaño viviendo en una casilla de la playa a la que debía ingresar por un hueco en la arena. Allí murió cerca de cumplir sus 90 años.”

➽ Fragmento del “Libro de huéspedes. 100 años del VHO”, una investigación de
Eternautas
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➽ Foto: Archivo VHO.(Viejo hotel Ostende)
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