Mi cama
Mi cama era un hielo álgido hasta la noche
en que habitaste mi almohada.
Torpes mis dedos, siguieron
tu rastro y llegaron hasta el final
de tu alma atormentada.
Sobre tu pecho mi oído y los latidos de tu corazón.
Sobre mi pecho un cálido beso de amor
y un adiós.
©Silvia Vázquez
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