viernes, 23 de octubre de 2020

Nueva sección: por Gonzalo Navas: Gamers: Reseñas- Project Cars 3: El fin de una era.

Slightly Mad Studios regresa para una tercera vuelta de Project Cars, pero esta vez lo hace de una manera bastante distinta. 

Con tan solo dos entregas, Project Cars se posicionó como uno de los simuladores de conducción por excelencia, con un realismo y dificultades a la altura de las carreras de la vida real. Y fue esto lo que lo hizo destacar por sobre otros juegos de carreras más ligados al género arcade. 

En esta tercera parte, el estudio decidió abandonar todo eso que le dio identidad al juego, y volcarse por una entrega mucho más amigable y accesible para los jugadores casuales y nuevos en el género.

El problema es que parecen haberse olvidado de sus fans y del público que disfrutaba de un simulador realista, completo, y lleno de opciones de carreras adaptadas a cualquier gusto y preferencia del usuario. Lo que parece aún más extraño, es que en esta cuarentena el género de los simuladores explotó, ya que al no haber carreras, los pilotos profesionales se volcaron a experiencias como Project Cars 2, Assetto Corsa o Gran Turismo.

Pero no todo es negativo en esta tercera entrega, ya que más allá de que la IP nos tiene acostumbrados a otra cosa, el juego logra una identidad propia y cumple con varios puntos que pueden dejar contentos a los fanáticos de las carreras que buscan diversión estilo arcade sin tener que preocuparse por características realistas de la conducción.

Por un lado, las ayudas visuales que incluye para saber donde tomar las curvas, frenar, acelerar, son intuitivas y simples, basadas en tan sólo tres íconos. Son muy útiles para aprender los trazados de cada circuito y después desactivarlas, ya que esto nos dará mayor experiencia.

A diferencia de las dos anteriores entregas, en Project Cars 3 no será requisito contar con un volante (nunca lo fue, pero era un standard para poder exprimir el juego al máximo), ahora los mandos están mucho mejor optimizados con diversas configuraciones para tener una experiencia personalizable a la hora de manejar. Aunque siempre podemos optar por desactivar todas las ayudas y sentarnos al volante para disfrutar del realismo al que nos tienen acostumbrados.

Eso sí, adiós a las preocupaciones de cargar el tanque de combustible, a parar en boxes, y al análisis de la temperatura y desgaste de los neumáticos. Así también como el apartado de los daños del vehículo, el cual no tiene ninguna incedencia en el manejo. Le dimos choques por todos lados al auto y no cambió en absoluto la manera en la que se comporta en la carrera, otra demostración de la adecuación hacia el modo arcade. 

Lo que sorprende, es que estas opciones podrían haber venido de esta manera como standard, y configurables de alguna manera para incluir las mecánicas y dificultades de sus predecesores, pero al parecer se eliminaron completamente y sólo nos queda lo nuevo.

A nivel gráfico es un título que se siente bastante distinto a las entregas anteriores. No es que los autos ni los entornos se vean mal, sólo que se ven distintos. Quizá esto es parte también de la mutación de la IP de un simulador realista a algo más arcade. Pero sí resulta extraño que la calidad gráfica haya bajado respecto a su antecesor, el cual era obsesivamente detallista.

En cuanto a rendimiento, una de las aristas mas importantes en esta clase de producto, se mantiene estable a mínimo 60FPS, excepto algún mínimo momento donde haya una gran aglomeración de vehículos.

En cambio, el sonido es otra cosa, con unos efectos muy logrados y de muchísima calidad que consiguen que la experiencia sea enormemente inmersiva. La banda sonora, completamente olvidable y repetitiva. De todos modos, al escuchar los hipnotizantes sonidos de los motores de los 200 vehículos que tenemos para elegir, la música pasa a algo más que un segundo plano.

Los modos de juego son casi calcados de las anteriores entregas, con alguna que otra modificación.

Se aplicó el sistema de experiencia y dinero, muy común en estos días, que nos va a poner un poco los pelos de punta para sacar autos, pistas o mejoras haciendo distintos desafíos o cumpliendo requisitos en carreras, a veces un tanto molestos. En cierto punto dejamos de jugar para divertirnos y empezamos a obedecer las exigencias del juego para poder obtener las recompensas que nos ofrece. 

El modo online tiene un máximo de 20 jugadores en consolas y de 32 en PC.

El sistema de emparejamiento ha mejorado mucho, ya que ahora se basa en el nivel de habilidad de nuestro carnet de piloto, donde se tendrá en cuenta el tipo de jugador que somos para emparejarnos con otros a los que les guste competir de la misma manera.

Pero sin dudas lo mejor que tiene PC3 es el modo Eventos Programados del online. Cada veinte minutos se lleva a cabo un reto diferente, en el cual competimos, ganamos experiencia y dinero y siempre se renueva y refresca, dando esa sensación tan clásica a la que nos tienen acostumbrados los videojuegos de “una mas y a la cama” en loop eterno hasta quién sabe que hora.




Slightly Mad Studios apostó, modificó, arriesgó y publicó. Es extraño el cambio de enfoque y el sabor a poco que deja a los fans legítimos. Pero más allá de eso, y viéndolo como un juego independiente fuera de la franquicia, es un gran simcade, con muy buenos controles y un online muy interesante y entretenidos. Porque sin ir más lejos, jugamos videojuegos para divertirnos, y Project Cars 3 lo logra.

A pesar de las controversias y el notorio cambio, estamos frente a un gran juego de carreras que nos va a garantizar muchísimas horas de diversión. 

Todo lo que contiene está bien hecho, con una calidad incuestionable y sin fallas. Pero tampoco sin detalles y elementos que podrían haberlo hecho un juego de excelencia. 


Fuente: https://www.tiempogamer.com/post/review-project-cars-3-el-fin-de-una-era


©Gonzalo Navas

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