Agradezco a los Jurados del Concurso de poesía y narrativa de la Revista Miscelánea, SADE de la Reconquista, Homenaje a Hilda Vale, de Ituzaingó por este premio a mi trabajo "Sonidos"
Sonidos
Esa noche estábamos todos afuera, en el jardín, cenando en
familia.
Los sapos rondaban la mesa, pero sabíamos que eran
inofensivos y hasta terminábamos jugando atrás de ellos, a los saltos,
imitándolos.
Cuando comenzaba a hacer calor, el abuelo quería cenar
afuera, no en un restaurant, sino en nuestro patio, mirando las plantas de
ciruelos y quedándonos hasta más tarde disfrutando de la brisa que apenas movía
las hojas del laurel enorme que asomaba en la medianera de la casa de al lado.
Aquella noche fue especial, festejábamos su jubilación, la
que había estado esperando por tanto tiempo, y que sabíamos fehacientemente que
solo iba a ser algo “pasajero” ya que acostumbrado a trabajar desde chico, no
se iba a quedar quieto.
Terminamos el postre y el abuelo miró al cielo. Se tomó de
la oreja y dijo :”Los
grillos cuchichean en el parque, en esta breve noche de verano.”
¿Por qué breve, abuelo?, le preguntamos.
Porque en verano son largos los días, no las noches, y
especialmente hoy escucho más grillos que de costumbre. No sé por qué, será que
les presto más atención, dijo.
Volvieron otras noches, otros veranos, otras brisas,
laureles nuevos, ciruelas maduras, pero jamás volvió esa noche. Esa misma noche
de grillos.
Dentro de sí, pensaría que a partir de ese día, escucharía
más los sonidos del jardín, tendría más tiempo de arreglarlo, de sembrar nuevas
semillas, de regar nuevas macetas.
No pudo hacerlo. El invierno lo sorprendió. A nosotros nos
sorprendió su partida.
Anoche encontré un grillo en el patio. Algunos dicen que
los picaflores nos traen noticias de nuestros seres amados que ya no están. A
mí, las noticias me las trae un grillo cantor, todos los veranos.
©Silvia Vázquez
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