viernes, 3 de diciembre de 2021

Almudena Grandes

 Era la más madrileña de las escritoras.




En su primera novela ya hay una frase que es toda una declaración: 'Soy madrileña, me conozco la Castellana de memoria'. La pronuncia uno de sus personajes, en un momento en que no va precisamente mirando el paisaje.
Leerla es recorrer Madrid. Malasaña, el hoy llamado Barrio de Justicia y que más bien es Chueca, la plaza de Barceló y su entorno, el Huertas que ahora llamamos Barrio de las Letras, nos llevó a la cárcel de Ventas, al Hospital de Sangre de la Casa de Campo y al sanatorio del doctor Bethune, nos pasea por el barrio de Salamanca que no recibió la visita de los bombardeos y por la caída de los obuses en la hoy llamada Gran Vía, por el Chamberí y el Argüelles de la posguerra... Nos llevó de los garitos de La Movida a la pobreza tan extrema como digna de quienes tuvieron que sobrevivir en una ciudad sitiada por hambre durante 3 años...
Leerla es recorrer Madrid. El Madrid en Blanco y Negro que aquí amamos.
Y nos deja, también, el Pregón más bonito, más castizo y más auténtico que se ha dado nunca en un inicio de Fiestas. Un pregón con frases como ésta: "Como un hada madrina populachera y generosa, Madrid hace a sus hijos dos regalos en el instante de su nacimiento. Uno es el agua, la incomparable delicia de beber directamente del grifo. El otro es el anonimato. Porque en esta villa plebeya, que se enorgullece de su condición tanto o más que otras de sus viejos y aristocráticos blasones, nadie es más que nadie. A los madrileños nos traen sin cuidado los orígenes, los apellidos y la distinción de nuestros conciudadanos".
Y, sobre todo, esta definición de lo que es esta ciudad:
"Capital del dolor, capital de la gloria, esta es la ciudad que nunca se detiene, una superviviente capaz de renacer una y otra vez de sus propias cenizas".
El Pregón de alguien que conocía y amaba profundamente a esta ciudad, sin paliativos, con sus luces y sus sombras. Que es como hay que amar a la gente y a las cosas.
Era tan madrileña que hasta llevaba el nombre de su Patrona. Y curiosamente a eso dedicó su último artículo, a hablar de esa Virgen de la Almudena que es Patrona casi a escondidas, eclipsada por la verbenera y jaranera Virgen de la Paloma.
Nos dejas muy huérfanos, Almudena.
Nos dejas, parafraseando el título de una de tus más hermosas y madrileñas novelas, con 'El corazón helado'.
Sit tibi terra levis, Almudena Grandes.


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