viernes, 10 de diciembre de 2021

Un dolor que no se irá jamás

 


Sebastián Barreiros, 5 años. Es la víctima más joven del atentado a la AMIA.  Aquella mañana de julio de 1994, Sebastián iba por la calle Pasteur de la mano de su mamá, Rosa, camino al hospital de Clínicas, jugando al veo veo.

Ayer, en el paseo de las esculturas, inaugurado con el nombre de “Alberto Arregui”, de Villa Bosch, se pudo ver la escultura de la tortuga ninja, dedicada por el artista a este pequeño de Villa Bosch.

Fue terminado el proyecto por el  artista plástico y escultor José Luis Marconetti, a pedido de la hermana de Alberto Arregui, Gladys. La escultura está dentro del bosque de eucaliptus.



Luego de dirigirme al público expresando mi admiración por el Maestro Arregui, hice mención a esta escultura y a los pocos minutos se acercaros dos personas que querían conocerme. Yo estaba con mis libros en un pequeño stand. Eran los papás de Seba. Me sentí sumamente emocionada, ya que no pensé conocerlos ahí. Ellos, agradecieron mis palabras y los tres coincidimos en que seguiríamos en contacto (cosa que espero suceda).´No puedo ni imaginarme estar en el lugar de esa mamá a quien literalmente le arrancaron a su hijo de las manos.

Aquel atentado se llevó la vida de mucha gente inocente, que simplemente pasaba por esa vereda aquella mañana fatídica de julio.

La AMIA es una institución centenaria que tiene como objetivos promover el bienestar y el desarrollo de la comunidad judía argentina para asegurar la continuidad de las tradiciones y valores de su pueblo y afianzar el sentido de comunidad. El edificio ubicado en la calle Pasteur, abrió sus puertas en 1945 y luego del atentado fue reconstruido y reinaugurado en 1999 bajo la consigna: “por la justicia y por la vida”. En la actualidad, se desarrollan actividades comunitarias, asistenciales y culturales.

Obviamente este hecho nos toca de cerca ya que ellos son vecinos. No significa que duele más simplemente lo vemos de otra  manera.

Desde el año 2020, el nombre de Seby que tenía 5 años cuando murió, figura en una placa que el Gobierno colocó en la Casa Rosada, como parte del proyecto "Sueños quebrados", una iniciativa de la AMIA que busca rescatar los anhelos de las 85 víctimas fatales del atentado. Es otra manera de mantener viva la memoria de las personas fallecidas y sostener el reclamo de justicia.


Me atreví a escribir esto para sus padres, Rosita y Julio César:


Veo veo de Seby

 

Caminaba con mamá por una estrecha vereda, cuando de repente, alguien me tomó de 

las manos y  me alzó al cielo.

No sentí dolor, sí, un poco de pena, porque mamá no viajaba conmigo.

Igual, yo le dije que se quedara ahí, para cuidar a los míos, para seguir amándome a 

pesar de la distancia.

Al principio creí que iba a volver pronto, pero se ve que el viaje era muy largo y no 

podía decir que no.

Yo los veo , a todos, a vos, a mis amigos del jardín…¡qué grandes están!

Yo me quedé chiquitito , igual que cuando me crecieron las alas. Porque ya tengo alas,

 re suavecitas como las de los cuentos.

A veces me dejan bajar un ratito, pero  no me ven. Creo que para que no se asusten, no sé, o a lo mejor para que no me pidan que me quede. Me enteré que me hicieron la escultura de  la tortu, qué bueno! Seguro voy a ir algún día a jugar un ratito.

Mucho no pregunto, porque no me dejan preguntar. Solo acepto lo que me dicen, como hacía antes.

Sigo siendo así, igualito a las fotos , la misma sonrisa pícara y los ojos brillantes, muchas ganas de jugar y de reír…

Me siento bien, pero a veces me gustaría tomar el tren el subte y pasear de la mano 

jugando al “veo veo”.

Seguramente ustedes me extrañan, pero quédense tranquilos que en algún momento 

estaremos juntos otra vez.

Seby


¡Gracias Rosita y Julio César!

©Silvia Vázquez

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