viernes, 24 de diciembre de 2021

Escritora invitada: Susana Grimberg

 La vida más allá del tiempo

“Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.”
Ingmar Bergman






Luego de leer el artículo publicado en INFOBAE, el miércoles 22 de diciembre de este año, el 2021 que está por partir, referido a la actriz Meg Ryan que cumpliría 60 años, recordada por el orgasmo más famoso, decidí referirme al tema de la edad pese a no interesarme ninguna cronología por pensar que la vida pasa por otro lugar: vivir intensamente más allá del tiempo.
Voy a referirme a Meg Ryan, considerada, en los ochenta, la “Reina de la comedia romántica” al resolver encarar su vida de otra manera, como directora de cine y productora, su decisión no fue tolerada por su público.

Su éxito, que según el periodista Matías Bauso parecía no iba a terminarse nunca, chocó, por sus cambios de pareja, contra la rigidez moral propia de los Estados Unidos. Incluso antes de su explosión en el cine, Meg Ryan que fue literalmente, la Novia de América, le costó conseguir pequeños papeles en diversas películas. En “Cuando Harry Conoció a Sally” de Nora Ephron y Rob Reiner le permitieron dar el salto que duró un tiempo antes de nuestros días. La química con Billy Crystal fue un hecho anhelado por mucha gente mientras que el film marcaba el renacimiento de la comedia romántica.

Nadie puede dudar que el momento más memorable de la comedia es el orgasmo fingido por Meg Ryan en el restaurante rodeada por cientos de personas. Si por alguna escena será recordada, será por esa. Es más, apenas Sally finalizó su prolongado orgasmo fingido, vemos a una señora mayor (la madre de Rob Reiner en la vida real) decirle a un mozo: “Quiero lo mismo que ella”. En el lugar en que se filmó, en el famoso Katz’s Deli del Downtown de Nueva York, hay un cartel colgando del techo que señala la mesa en que Meg Ryan fingió su orgasmo.

Después filmó con Tom Hanks “Tienes un E Mail”, película con Cary Grant y Déborah Kerr, inspirada en el film “Algo para recordar”.

Luego la eficaz “French Kiss”, Meg Ryan volvió a ubicarse en el papel de heroína romántica.
La vejez en los tiempos bíblicos.


“Y Sara. Mujer de Abraham, no dio a luz para él.”

Sara era estéril. Al menos con Abraham. No dio a luz para él. Naturalmente no tenía o no podía tener hijos. Un hijo era algo natural por eso los hijos nacían como las plantas. Es el hombre, el que es puesto a prueba para superar los límites de lo biológico, permite hablar de la dimensión transbiológica de la paternidad.

Para que el hijo sea algo más que un fruto vital, para que sea un hijo deseado y no sólo procreado, es necesaria una decisión y elección y no sólo casualidad de encuentros entre semen y óvulos.
Abraham sonrió de incredulidad cuando Dios le dijo que tendría un hijo de Sara. Él tenía ciento veinte años y Sara noventa. Tanto Sara como Abraham, dudaron y sonrieron.

¿La satisfacción sexual tiene fecha de caducidad?

No. Sólo habría que pensar en Abraham y Sara y en cuando Dios le dijo a Sara que en un año volvería a verla y que, para ese momento, Sara tendría un hijo de Abraham.
Ante semejante ocurrencia, Sara se rió y, quizás, pensó: ‘¿Acaso voy a tener este placer? A lo que Dios respondió: “¿Acaso hay algo imposible para el Señor?

“El año que viene volveré a visitarte en esta fecha”, “Abraham, y para entonces Sara habrá tenido un hijo”. Como ella dudó y se rio, y Abraham también, el nombre Isaac fue el elegido porque quiere decir hijo de la risa.



El amor tanto en la Grecia antigua como en Roma.
Tanto en la Grecia antigua como en Roma, se pueden apreciar los primeros tratados y escritos de carácter filosófico sobre el valor de los mayores. La sociedad griega era contradictoria respecto a la vejez; por un lado, se la ensalza por el valor de la sabiduría, pero otras veces, se la considera como algo negativo.

“De Senectute” (La Senectud) de Cicerón, en Roma, es la primera obra literaria que, ya en la Antigüedad, comienza a ensalzar el valor social de los mayores simplemente porque se incrementan las aptitudes del ser humano.

Las mejoras en higiene, sanidad y alimentación generadas durante la modernidad, hicieron que los mayores comiencen a gozar de más fuerza en la sociedad. Sin embargo, en el Renacimiento (siglos XV y XVI), al ensalzar la belleza por encima de todo, la gente mayor es dejada de lado por no entrar en los cánones de belleza impuestos.

Es recién a partir del siglo XVIII, que se reconoce la importancia de la madurez la cual, aunada a la experiencia, abre las puertas a un mayor reconocimiento de la persona mayor.
Finalizando los años setenta, tuve la oportunidad de empezar a leer al gran comentarista de la Torá y del Talmud, Rabeinu Shlomó Yitzjaki conocido por sus iniciales como Rashi, el reconocido exégeta bíblico. Poco se sabe de su vida, salvo que su ocupación principal fue la de enseñar la Biblia y el Talmud, además ganar su sustento y el de su familia mediante el cultivo de una viña, y la venta de vinos.

Además de su versación enciclopédica en la literatura talmúdica, poseía el maravilloso don de un estilo de redacción claro y conciso.

Quiero subrayar que, en el Génesis, Rashi supo referirse a los tiempos de la creación, subrayando que eran tiempos lógicos y no cronológicos, además de enfatizar que la vida pasa por el deseo de vivir. También corrigió errores de traducción porque el parirás con dolor, dirigido a Eva, era parirás con pena, la pena de la separación.

Las diferentes etapas de la vida.
En su evolución, el ser humano recorre diferentes etapas que van desde la niñez a la adolescencia, le sigue la juventud, luego la adultez y, finalmente, la vejez.

Cada momento es un tiempo en que cada cual lo vive a su manera, sobre todo a partir de la juventud, tiempo de decisiones y de hacerse responsable de las propias elecciones. A eso nos referimos al hablar del libre albedrío. Por otra parte, por lo que dije anteriormente, no me parece apropiado hablar de tercera o cuarta edad. Todos sabemos que hay jóvenes viejos y viejos jóvenes.
En el Talmud, no hay ningún elemento prohibitivo de la sexualidad en la vejez, al contrario, hay aliento, porque se trata de una sexualidad que no se rige ni por la belleza ni por los modelos ideales, simplemente por un deseo básico de vida, un gusto por el encuentro.
Por ese motivo, quiero tomar las palabras de Van Gogh: “Es bueno amar tanto como se pueda, porque ahí radica la verdadera fuerza, y el que mucho ama, realiza grandes cosas y se siente capaz, y lo que se hace por amor está bien hecho”.

El judaísmo no le dio a la vejez autoridad por sí misma como la cultura china, pero supo reconocer que los sabios maduran en la vejez. Partiendo del mandamiento honrarás a tus padres, podemos inferir que todos los mayores deben ser respetados, protegidos, escuchados, rescatar sus enseñanzas y aprender de lo que transmiten.

Quiero concluir con esta reflexión de Charles Chaplin:

“La vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de la vida, antes de que el telón baje y la obra termine sin aplausos”.
Con este pensamiento del escritor y crítico literario francés, Charles Augustine Saint- Beuve (1804-1869):

“Envejecer es todavía el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo”.

Y con esta frase del músico y poeta Leonard Cohen:

“El amor no tiene cura, pero es la única medicina para todos los males”.

Susana Grimberg. Psicoanalista, escritora, ensayista y columnista.
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Colaboraciones:Ezequiel Cámara

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