Me propusieron escribir sobre esta imagen, y esto es lo que salió...
Al final del camino
Llegué al final del camino
polvoriento
deseosa de agua fresca.
Los árboles me hablaban del amor
que vivía dentro de la casa
blanca y amarillenta.
Surcos tenía la
tierra
clavados como penas…como penas,
las mismas que llevaba yo
a cuestas.
El final del camino polvoriento
me acercó al amor
que esperaba un encuentro.
Allí estabas
deseoso de mí,
como yo del agua fresca.
Ambos, el amor y tú,
el agua y yo
fuimos solo uno
en la tarde aquella.
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