viernes, 10 de diciembre de 2021

Invitado (porque dice que no es escritor...) Arsenio López



La que cura con la gaita.

-Si te pierdes en el bosque debes olfatear el aire, escuchar profundo. Cuando lo logres, sentirás el aroma de la tierra mojada; sentirás el agua correr, ve donde te lo indiquen tus sentidos. Al encontrar el agua, sólo baja al lado de ella. No la pierdas de vista, sigue su eterno recorrido. Ella te llevará a una noria, la noria toma su fuerza del agua.

Esta transmite esa fuerza a las piedras del molino. El molino hace lo suyo, muele el trigo.
El molinero, lo zarandea y ya casi tienes harina. Lo amasas y tienes pan. Es casi tan viejo todo esto que te digo, como el musgo en Galicia.

Como el musgo que si sabes mirar, se vuelve arte. Algunos lo han pintado en un lienzo, otros lo hemos gozado.

Si estás disfrutando el pan luego de haberte perdido, no sólo habrás aprendido como salir de un bosque, lo mejor, sabrás como hacer el pan.

Hay una gaitera, su padre le había enseñado. ¿Sabes que hacía? Curaba con la gaita ¿Sabes cómo aprendió a curar con la gaita?

Ella se perdió en el sabor del pan, quiso saber su origen. Quiso encontrar de donde venía ese aroma.

Dejó el pan en la mesa, siguió las huellas de su madre, llegó al molino. Vio las rocas en movimiento haciendo su tarea.

Salió del molino, vio la noria, vio el rió. Siguió su curso monte arriba, vio el arte en el musgo; se maravilló con el aullido del lobo. Se sentó en la roca más alta. Sopló su pulmón animal de gaita original y luego imitó el arte del lobo. Hizo aullidos con la gaita. La manada se reunió a sus pies embelesados.

Todos cantaban, una con su gaita, los otros hacían coros, la luna se dejó escurrir por entre las ramas iluminando la escena.
Seres del bosque milenarios observaban y oían maravillados, claro, vieron a alguien, para ellos, haber curado aquél animal que prestó sus entrañas a la música. La rodearon, se subieron a la roca.
Ella solo tocaba notas nunca escuchadas. Los seres del bosque le prestaron sus dones.
La vida, mientras la quisiera.

Aire fresco y húmedo del bosque para que su gaita siempre tuviese las mejores notas y estuviera humectada. La música no, la música la tenía ella.
Uno de los seres estaba con males de amores, ella, sin saberlo hizo sonar un fado acompañado por un coro de lobos. Él curó su mal, al escuchar la melodía, también se lo regaló. Le regaló el don de curar mal de amores.

Por eso, aquellos que se pierden en los bosques, transidos por la pena de un amor. Buscan sin saberlo, a aquella. Aquella que cura con la gaita.

Arsenio
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