viernes, 29 de octubre de 2021

Escritora invitada: Leonor Pires-TERCERA PARTE. GUAUUUU… SOY RITA… ¿SE ACUERDAN DE MI? EL REGRESO


Hay inquietud en la casa, estas personas que nos han brindado tanto cariño, y han sido tan generosos, están tristes. Mis dueños muy ansiosos y yo presiento que habrá cambios, porque ¿saben qué,? me llevaron donde el veterinario y me aplicaron una inyección. Me esmero en prestar atención para saber que está pasando. Se habla de vacunas, de pasaportes, ¿saben que ahora tengo un pasaporte Europeo también? revisan el mío, parece que todo está en orden. Bueno Rita, prepárate para otro viajecito, me digo, preocupada.

Estoy haciendo un repaso de mis vivencias en este país, ¡son espectaculares! cuando la nieve comenzó a derretirse sentí una tremenda emoción, todo parecía mágico, quedaron al desnudo los árboles, comenzaron a florecer algunas plantitas, todo se iba tiñendo de colores y ya no sentíamos tanto frío. Llegó la primavera y cada día aparecían cosas nuevas al rededor. Paseos, mimos, y estuve pendiente del bebé que fue creciendo día a día.

Me fui acostumbrando a otras comidas, muy suculentas y sabrosas. También a mi nueva “cama”, me resulta tan confortable que me levanto después que el resto de la familia. Mi dueña me llama “Lady Rit.”, me desperezo bien y luego me apronto para el desayuno y salgo al jardín, me deleito mirando los paisajes hermosos que circundan el lugar en donde vivimos. Corro todo lo que quiero, y además cuando mi dueño sale a hacer sus caminatas lo acompaño y venimos extenuados, claro, al regreso me comenta: “Rita hoy corrimos 15 kilómetros, o cuatro, u ocho”, qué más da, no sé qué quiere decir eso, luego descanso el tiempo que se me antoja.

El río me encanta, pero obedezco cuando me recuerdan que no tengo que arrimarme, es caudaloso y temo caer en él.

En las alturas de estas montañas hay castillos y extrañas edificaciones que dicen que son ruinas históricas. Nunca olvidaré éstos campos cubiertos de amapolas, de lavanda, de girasoles y de tantas plantas y flores estupendas.

Todo me gusta en este lugar del mundo. Adquirí conocimientos jamás imaginados. Fuimos a una casita que está en lo alto de una montaña, donde las personas pueden llegar sólo a pié. En cuanto arribamos a esa morada me dieron órdenes para mi comportamiento en ese paraje singular. Me asombró ver un gran enrejado que protege a la casa del

bosque. Las rejas están para que los osos, ciervos y jabalís no se acerquen y se coman los frutos de los manzanos, ciruelo y de otros árboles que les apetecen. Allí descubrí olores nuevos, fascinantes, corrí como nunca en ese “paraíso terrenal.”. Por las noches fui a dormir muy cerca de ellos, temía estar en este lugar donde todo era extraño para mí. El abuelo atrapó un erizo y me asusté bastante al verlo, no me animé a acercarme porque temí lastimarme con sus “pinchos”.

                                                        



Me encanta correr a las gallinas, aunque sé que al abuelo no le hace muy feliz que yo me divierta con eso, Una de las gallinas se escapó y se escondió y por diez minutos nadie la encontraba. Me asusté cuando al señor lo noté muy preocupado. Me prometo no molestar a las gallinas. Otro acontecimiento en éste hogar es que han nacido 4 conejitos, son muy pequeñitos pero muy bonitos

Sé que soy popular en el barrio, todos me conocen, soy para ellos la perrita que trajeron de América y ladro a todos los que pasan por la puerta de la casa, tengo que cuidarlos como ellos lo hacen conmigo, “nobleza obliga”.

Tengo un nuevo amigo, eslovaco, Muy lindo, es negro y tiene una mancha blanca en el pecho, cuando nos llevan a la cancha de fútbol corremos y jugamos juntos. No crean que por eso me olvido de mi amiga Flap, la extraño mucho y estoy preocupada porque está enfermita.

Me he convertido en una “perra” algo petulante, al percibir que todos los canes de este lugar se han enamorado de mí, sólo hay dos a quienes no les he caído muy bien, parece que quisieran comerme, son mucho más grandes que yo, pero conviven con un perrito muy pequeño que parece un peluche, como los de Samuel, se llama Sunny y el pequeñín me resulta muy agradable, tal vez los “grandotes” sólo quieren asustarme.

Intento que el bebé juegue conmigo pero tarda mucho en crecer, para mi gusto y deseo. Sus pequeñas manitos aún son torpes y mete sus deditos en mis ojos, me tira de las orejas y eso me molesta. Tendré de armarme de paciencia. Algunas veces vienen sus primitos que son un poquito mayores que él, como Lara… hay!!! Lara y Flap,, que será de ellos? Presto atención cuando mis dueños hacen planes y dicen que nos reuniremos en Panamá, tal vez no falte mucho. Pero les confieso que temo el viaje de regreso… Otra vez en la bodega de los aviones, aguantando ruidos ensordecedores, molestos mareos, y pasar largas horas en soledad.

Hay preparativos para el regreso, hoy ha aparecido mi canil de viaje, A Samuel le encantó mi canil, se mete allí conmigo, muy contento, claro, él no sabe lo que es viajar allí solita y asustada El bebé que acaba de cumplir un año de vida, (hubo rica torta, y manjares, de los

que disfruté también), está creciendo mucho, creo que espera a llegar a Panamá para caminar solito.

Iremos a nuestro hogar y seguramente estaremos felices, es mi país de origen, pero aquí lo he pasado tan bien…! cuantas cosas he aprendido, cuantos paisajes excelentes he recorrido, cuantos mimos he recibido, he visto crecer al niño.. Mis dueños están muy ocupados con los preparativos, no es fácil, muchos trámites, y muchas valijas, el cochecito de paseo de Samuel, mi cucha, la guitarra de mi dueño, uf ¡!! Bueno Rita- me digo- eres una “lady” y tienes que portarte como tal, igual que cuando vinimos, lo has pasado muy, pero muy bien y seguramente lo seguirás pasando mientras esté con esta familia-, mi familia, los amo.

Bueno, llegó el día, hay tristeza y lágrimas inocultables en los ojos de todos, también yo estoy apenada, pero iremos a Panamá a nuestro hogar y a retomar nuestra real vida. Trepamos a la camioneta que nos trasladará a Viena y en pocas horas estaremos allí. El paisaje ha cambiado con respecto a cuando llegamos, era invierno y la nieve no nos permitía ver los campos sembrados, están hermosos. Ya llegamos. Estamos en el Aeropuerto, me marean tantas personas cargando sus maletas, algunos rostros reflejan alegría, quisiera contagiarme, yo sólo tengo temor. Miro a mis dueños todo el tiempo, para no perderlos de vista, son cariñosos conmigo, y me alientan con sus mimos para que yo lo pase lo mejor posible.


                                           


 Recuerdo cuando llegamos a éste aeropuerto tan lindo, pero me duraba aún el susto y el miedo que tuve durante los vuelos y no lo pude disfrutar. Hoy es” el comienzo del regreso”, y me ocurre lo mismo. Iremos a Ámsterdam y luego en otro vuelo a Panamá, ésta vez no los veré hasta llegar a destino. Mi dueño me tranquiliza diciéndome que siempre estaremos juntos, doy vuelta mi cabeza para que no me vean llorar. Me inquieto y mi corazón late desordenadamente, sólo de pensar que no los veré en el trasbordo de avión. ¡Cuántas horas sin verlos! Ya sé que estaremos juntos otra vez, trato de recordar cómo era nuestra vida antes de este maravilloso viaje y repasar en mi memoria todo lo hermoso que viví en Eslovaquia, eso me ayudará a hacer más llevadero el viaje. Ya estoy mareada antes de que me depositen en la bodega del avión. No quiero pensar cuánto falta para el arribo. Pero todo llega Rita- me digo –paciencia.

Ahí están, ¡que felicidad! Me doy cuenta de cuánto los quiero.

Llegamos a nuestro hogar, no hay gallinas, ni abuelos cariñosos, pero estamos juntos los cuatro, eso es lo importante. Aquí llegó Samuel a este mundo y hoy es mi mejor amigo, ya jugamos juntos, me acaricia y yo a él. Trae sus juguetes a mi cucha y yo los cuido. A veces también los lleva al cesto de basura, claro no sabe distinguir aún. Pronto vendrán los abuelos, y veré a la señora que tejió mi pullover verde, tengo que agradecerle por lo útil que me resultó en los días de frío y demostrarle lo agradecida que estoy. Espero que lo

hayan traído a Panamá, aunque sé que aquí no lo usaré, pero… ¿si volvemos alguna vez a Eslovaquia?

Por las mañana y por la tarde nos sacan a dar un paseíto por estas calles calurosas, pero hermosas, y de todos lados vemos el inmenso mar, también hay lindas plantas, y mucho verde en los jardines, la plaza está poblada de niños. Estoy atenta para escuchar cuando volveremos a ver a mis viejos amigos, y así la felicidad será completa.

Bueno, me faltaba otra experiencia que no imaginaba….Mis dueños se tienen que ausentar por poquitos días y a mí me dejarán en un “Hotel para perros”.

Allí me dejaron, estuve verdaderamente triste por no verlos, pero me trataron muy bien, y de despedida me dieron un baño con “espuma y me perfumaron”. Pero ya estamos juntos otra vez.

Hoy hay tristeza en mis dueños, se han enterado que Flap, mi querida Flap ha muerto, y ¡yo que puedo sentir!... Me consuela que Lara volverá también a Panamá y entonces recorreremos juntas los lugares donde jugábamos los tres, y la recordaremos.


                                                  

Sigo atenta a todo lo que ocurre a mí alrededor, ¡nos vamos a una casa con mucho jardín!, allí jugaré con Samuel, con Lara y tal vez con algún perrito que le regalen sus papás, pero Flap estará siempre en nuestros corazones. Soy Rita…guauuu!

©Leonos Pires

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