Poema de amor
Cae la tarde. Un cielo
plomizo anuncia la lluvia refrescante del verano.
El jacarandá colmado de
violáceas flores respira calor.
La gente camina cansada en
un viernes lento y esperanzado.
Detrás de la vidriera del
bar una mujer escribe un poema de amor al muchacho del negocio de enfrente.
Ella lo observa, disimula,
lo mira. Él, detrás del mostrador acodado, lee el periódico. Ella levanta la
vista: él la está observando.
Ella se acomoda la cartera, guarda su lapicera y su anotador. Luego de arrancar la hoja que escribió. Paga su café y sale.
Él cierra la puerta del negocio y cruza la calle en dirección al bar. Se encuentran en la misma esquina, en el mismo verano, bajo el cielo plomizo y rodeados de flores de jacarandá.
Se miran, se abrazan y caminan
juntos.
Pasaron diez años ya y aún
recuerdan aquel primer poema de amor que ella escribió y que él recibió de sus
manos.
©Silvia Vázquez
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